Opinión Internacional

La derrota estratégica de Uribe, Bush e Israel en la frontera del Ecuador

1. La pax americana para destruir a las FARC y, después, a Chávez

Cuando Perú y Ecuador se enfrentaron en la Guerra del Alto Cenepa (1995) por un trozo de tierra amazónica con potencial petrolero, Washington impuso los términos de una paz que muchos de los oficiales que combatieron en la selva, sintieron como una traición a los éxitos bélicos de las Fuerzas Armadas del Ecuador (FFAA), en el campo de batalla.

Pronto entenderían el por qué de la pax americana. Washington había decidido cambiar el centro de gravitación de las FFAA hacía la frontera con Colombia. Allá debían ser el yunque contra el cual el martillo de las Fuerzas Armadas colombianas-estadounidenses-israelíes iba a hacer volar en pedazos a las FARC y al ELN. Destruidas las guerrillas colombianas, llegaría la hora de Hugo Chávez, en una repetición de la destrucción económica-militar de la Revolución Sandinista por el criminal de guerra, Ronald Reagan.

2. Avance de la agresión colombo-estadounidense-israelí y comienzo de su derrota estratégica

El plan elaborado por el Comando Sur que considera a Ecuador un país «pequeño, pero estratégico», tuvo considerables avances. La ilegal entrega de la base de Manta a Washington por los presidentes vendepatrias Jamil Mahuad y Gustavo Noboa, y su principal operador, el cipayo Heinz Moeller, en 1999; la instalación del Presidente Coronel Lucio Gutiérrez quien -aunque negociara por persona interposada (persona interpuesta) con las FARC en una empresa en Quito- cumplió con la misión de la reestructuración de las FFAA, que implicaba la liquidación política de su núcleo nacionalista y la destrucción del movimiento indígena mediante la corrupción y el clientelismo; el secuestro de los guerrilleros y negociadores de intercambios humanitarios Simón Trinidad en Quito, en enero de 2004, y del «canciller» de las FARC, Rodrigo Granda, en Caracas, el 13 de diciembre de 2004, con el contubernio de servicios de inteligencia de Ecuador y Venezuela, y sin ninguna protesta real de los gobiernos de entonces; todavía eran los momentos de oro de la CIA, del Mossad y de los servicios españoles que cazaban a miembros de «ETA» y de las FARC en Venezuela y Ecuador, sin que el Palacio de Carondelet o de Miraflores tomaran medidas, para imponer la soberanía nacional.

Fueron esos éxitos que le hicieron pensar a la Triple Alianza del Terrorismo de Estado que podían matar impunemente al enlace diplomático de Francia, Venezuela y Ecuador, Raúl Reyes. En su soberbia no observaban las señales de un creciente contrapoder al terrorismo estatal tripartito que pronto convertiría su bombardeo aéreo en el inicio de una derrota estratégica.

3. Tres advertencias de la futura derrota

En reciente diálogo con el Almirante Jorge Gross, Jefe de la Casa Militar de la Presidencia de Ecuador, este militar patriota y nacionalista recuerda que estuvo «algo nervioso», cuando siendo Capitán de Navío se enfrentó al Secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, en la VI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, en noviembre del 2004, en Quito. Washington, Colombia, Canadá y algunos gobiernos de Centroamérica, apoyados por Lucio Gutiérrez, querían convertir la Junta Interamericana de Defensa (JID) en el centro de la política de seguridad hemisférica, configurar una lista de «grupos terroristas» y fundar «una fuerza multinacional compuesta por militares de varios países», para intervenir en Colombia.

La propuesta fue rechazada por los gobiernos y militares sudamericanos y el atrevido vanguardista Capitán Gross fue «congelado». Después de un interrogatorio al día siguiente, fue informado por el gobierno de Gutiérrez que su carrera militar «había terminado». Hoy, con Rafael Correa de Presidente, este Oficial ha sido justamente reivindicado.

El segundo clavo en el ataúd del proyecto terrorista de Washington, Bogotá y Tel Aviv, fue el levantamiento de los «forajidos», que en abril del 2005 pusieron fin al gobierno del Coronel pro gringo Lucio Gutiérrez. Al entonces vicepresidente Alfredo Palacio hay que reconocerle el merito histórico de haber socavado con fino trabajo de filigrana el poder del Coronel, desde 2003 hasta su caída.

El tercer clavo, que será el decisivo para la Santa Alianza terrorista, es la aparición de un extraordinario talento político en la escena latinoamericana: el Presidente Rafael Correa, quien tomó posesión en enero del 2007. En marzo del 2008 lo sorprende el ataque militar al campamento del negociador de la liberación de los rehenes de la FARC, Raúl Reyes. Al exigir las justas explicaciones del caso, descubre la naturaleza mentirosa de Uribe, vocero de la Triple Alianza Terrorista, y se convierte en el León de la dignidad latinoamericana, acompañado por los Presidentes Hugo Chávez, Daniel Ortega y en menor grado, aunque cerca, por Evo, Cristina Fernández de Kirchner, Lula y Bachelet.

Razones de diplomacia superior de Brasil, secundadas por Venezuela y Cuba, aconsejan evitar la polarización y ruptura con Bogotá-Washington en la OEA y el Grupo de Río. Sin embargo, el proyecto terrorista-monroeista y el bolivariano son antagónicos; y al darse cuenta la Triple Alianza Terrorista, de que Rafael Correa es un político de principios firmes, de sólida preparación científica y de brillantes capacidades de comunicador, entienden que cometieron un error, al darle una plataforma mundial de proyección. Por eso han decidido destruirlo. Este es el error que sellará su derrota estratégica en la frontera sur.

4. Rafael Correa destruye la Quinta Columna de Washington-Bogotá-Tel Aviv

Paralelamente a descubrir la naturaleza terrorista y mentirosa de Uribe-Santos, el Presidente Correa denuncia que no es dueño de la seguridad de su propia casa. «Los sistemas de inteligencia ecuatoriana están totalmente infiltrados y sometidos a la CIA», revela el Presidente. Ayuda a entender y defender su denuncia, una entrevista televisiva que el periodista Carlos Vera de Ecuavisa le hace el día 9 de abril a Alexis Ponce, donde éste documenta las «relaciones peligrosas» establecidas desde hace años atrás entre la Comunidad de Inteligencia ecuatoriana con la de EEUU; particularmente del «nuevo Montesinos ecuatoriano», el oficial Mario Pazmiño (formado en EEUU, Israel y Colombia) y su desarrollo de Operaciones Encubiertas, una de ellas lanzada contra el propio Rafael Correa a poco de dejar el cargo de ministro de Economía; operaciones todas que fueran monitoreadas por Alexis Ponce desde el 2001, así como las de los ex-oficiales de inteligencia policíaca, Edgar Vaca y Paco Urrutia, muy ligados a la inteligencia de EEUU.

Alexis Ponce, uno de los pocos ecuatorianos que conoce el tema y ha investigado por años las operaciones encubiertas de los aparatos de inteligencia de su país, de Israel, EEUU, Francia y Colombia en el Ecuador, actual asesor del asambleísta por los trabajadores Eduardo Alcívar en la Constituyente, dirigente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) y coordinador de la sección ecuatoriana del Bloque Regional de Poder Popular (BRPP), expuso también las falencias y falacias del viceministro de defensa, Milton Carvajal, sobre la supuesta «mano de las FARC» en el paro de la población amazónica de Dayuma, tesis elaborada por la propia Inteligencia de Pazmiño, que hicieran suya el ministro saliente de la defensa, Wellington Sandoval, y el citado viceministro.

5. La derrota estructural del Plan Colombia

La derrota estructural del Plan Colombia se manifiesta en los siguientes elementos:

1. La neutralización de la quinta columna de la Triple Alianza Terrorista en Ecuador, a través de los cambios decididos por Rafael Correa, de las cúpulas de las Fuerzas Armadas, de la inteligencia militar y policíaca, del Ministro de Defensa y del Comandante de la Policía, Bolívar Cisneros.

2. La derrota del TLC Washington-Bogotá en el Congreso estadounidense. No solo el TLC «está muerto», como dice el jefe de la Casa Blanca, sino el mismo Bush.

3. La inevitable conversión del Grupo de Río en una Organización de Estados de América Latina (OEAL), tal como pide Rafael Correa.

4. La constitución del Consejo de Defensa de América del Sur, en octubre de este año, propuesta original de Hugo Chávez, que el gobierno de Lula entregará al Presidente Correa en pocas semanas más.

5. La conversión de Brasil en una potencia petrolera mundial, a través de las recientes exploraciones en Santos, requiere un Bloque Regional de Poder Latinoamericano (BRLP), para defenderse de la Doctrina Monroe. Esta defensa no es posible sin la ruptura de la doctrina terrorista de Bush y sus cómplices europeos.

6. Uribe y Santos están histéricos y debilitados por el enorme error que cometieron con el asesinato masivo en Ecuador. Por eso su torpe y continua agresión propagandística contra Rafael Correa. Su debilidad como la de sus padrinos, es la gran oportunidad para las organizaciones populares de Colombia de reinsertarse en la dinámica latinoamericana actual.

7. Para lograr esa reinserción y consumar la destrucción de la Doctrina Monroe y su versión terrorista, las FARC deberían negociar con los gobiernos latinoamericanos la liberación unilateral de todos los rehenes civiles -cuya perpetua detención viola el derecho internacional- y los gobiernos latinoamericanos debieran reconocer en bloque a las FARC y al ELN como «fuerzas beligerantes», cuando se de esa liberación.

8. El modelo histórico de las guerrillas colombianas, al igual que el de la Revolución cubana antes del gobierno de Raúl, está estructuralmente agotado. La preservación de la esencia de la gran obra de Fidel y de la resistencia popular colombiana solo es posible con la evolución cualitativa de esos modelos. Esa evolución solo puede ser parte de la gran dinámica bolivariana que, además de dicha tarea, tiene que lograr la defensa exitosa de Ecuador y Venezuela, evitar el casi consumado colapso del gobierno de Evo Morales e imposibilitar el fraude electoral contra Fernando Lugo en Paraguay y Mauricio Funes en El Salvador.

9. Contemplando la infranqueable Cordillera desde el campamento del Plumerillo, en 1817, un soldado comentó al General San Martín que parecía imposible cruzar los Andes. El Libertador le contestó: «¡La montaña se va a abrir!»

10. Este es el momento actual de la Patria Grande.

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