La corrupción se internacionaliza
La corrupción casi no es noticia en Venezuela, no porque no se denuncie sino porque ellas caen en el río de detritos de una nación que metaboliza el desastre tratando de negar la evidencia, haciendo chistes sobre el tema o simplemente aceptándolo como algo consustancial a esta sociedad en que nos hemos convertido.
Claro ella explota cuando se trata de acusar a un político, como ha sido el caso de Caldera. Caso que es sintomático de las falencias del sistema político en el que vivimos. En general los políticos, los partidos y las ONG reciben contribuciones para sus actividades. Es natural, alguien tiene que financiarlos. Ser político es la única profesión que no paga por los servicios prestados, no tiene jubilación ni prestaciones sociales o beneficios contractuales. Y sin duda esto lleva a muchos a pensar que pueden meter la mano en el tesoro nacional, cobrar comisiones e intercambiar favores … para compensarse. ¿ Quien financia a un individuo que decide incursionar en la política? ¿quién lo mantiene antes de que alcance un cargo público? No es como un profesional que vende su fuerza de trabajo y vive de ello.
El asunto no es recibir o no donaciones, es ser transparentes en ese proceso. Cuando se recibe un dinero no debe ingresare en el bolsillo y después decidir si paga el colegio de los muchachos o afiches para su campaña. Debe ir a la cuenta de su organización, fundación o partido, para que su origen y destino sea claro.
Este no es el caso de los oficiales señalados por cobrar comisión en el caso de los 8 navíos armados por la empresa española Navantia. No hay razones para que en una negociación entre dos gobiernos, unos funcionarios venezolanos cobren unos €30 millones por “engrasar la maquinaria”. Si aquí hubo corrupción imagínense los millones que se habrán apropiado en el caso Pudreval o los que repartió Makled. Sobre esto y otros cientos de casos conocidos el chavismo a mantenido un silencio cómplice.
La norma fundamental del próximo gobierno debe ser la lucha contra la corrupción. Si se quiere erradicar este flagelo que está corroyendo las bases morales de nuestra sociedad, es necesario hacer que todo uso de los recursos del Estado sea perfectamente transparente, no a unos pocos sino a todos. Para eso la maravilla de Internet. Hay propuestas muy detalladas en ese sentido, como las de Transparencia Venezuela.