Opinión Internacional

La CELAC o la Cuba que no quieren ver ni oir

A veces ser latinoamericano da pena y esta vez mucha pena. 33 presidentes de nuestra región santificaron la dictadura de los Castro. Una cumbre en la que ningún demócrata debió sentirse representado. Esa región que se convertiría en el nuevo desiderátum del mundo hoy se inclina genuflexa ante los Castro. La familia de dictadores a los que muchos le rinden pleitesía por aquello de que han defendido la dignidad frente a los EE.UU.

Si Fidel Castro no se ha doblegado frente a los gringos es porque doblegó a su pueblo, lo dominó, lo llenó de miedo y lo diezmó desde el comienzo de su revolución. Lamentablemente los EE.UU. creyeron que con el embargo lo harían renunciar. Así como muchos en Venezuela creyeron que con la huelga petrolera hundirían a Chávez. Pero las lógicas de estos personajes son diferentes. Es la lógica de la mamá mala de la historia del rey Salomón. Cuando dos madres reclamaban un mismo niño y, el rey decidió cortarlo y repartirlo. Entonces la mamá buena dijo: no lo mates, prefiero que viva aunque yo no lo tenga. La mala optó por la muerte. Así son estos personajes, no son Emparan, prefieren la muerte o destrucción de sus pueblos que dejar el poder.

Lo grave es que solo dos de los 33 líderes máximos de nuestra región tuvieron la decencia reunirse con la disidencia de la isla, y van de salida. Una disidencia que fue reprimida por el gobierno antes y durante la reunión como ha sido denunciado por muchos, incluyendo HRW. ¡Que pena tener estos líderes en nuestra región!

Los luchadores por la democracia en el continente no tienen el faro que representó la república civil venezolana, que durante cuarenta años los alumbró en sus luchas democráticas. Un ejemplo el Grupo Contadora para Centroamérica, que terminó siendo tristemente la CELAC. Pareciera que estamos solos. Y los líderes de aquellos países que ahora disfrutan de esa preciada democracia sufren de “Alzheimer político” y se olvidan de lo que hicimos los venezolanos por ellos y sus democracias.

¿Qué le debe cada uno de estos líderes a los Castro? O es simplemente que sus corazoncitos rojos laten cuando se acercan al viejo embaucador de la comarca. Sea lo que sea, lo que hemos visto es algo deplorable, que incluye el entierro de la Clausula Democrática de la OEA al enfatizarse «el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico y social», es decir aceptar las dictaduras comunistas existentes.

Luego de que pase esta marea roja un gobierno serio deberá repensar la doctrina Betancourt que nos distanciaba de los gobiernos dictatoriales. Que el gobierno cubano debe ser parte de una América unida es cierto, pero deben aceptar que su pueblo pueda vivir en democracia y libertad. Es allí, en esos valores, donde podemos unirnos.

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