Opinión Internacional

La carrera espacial y la Guerra Fría

(%=Image(1272428,»R»)%)Este año se celebra el cuadragésimo aniversario del primer vuelo espacial tripulado de la URSS, y del mundo, con el cosmonauta Yuri Gagarin en la célebre nave Vostok que dió -en apenas 90 minutos- una vuelta completa a la Tierra, inaugurando así la presencia visible del hombre en el espacio exterior. EEUU tendría que esperar otros nueve meses para poner un hombre en órbita, con John Glenn realizando tres revoluciones a la Tierra, superando la hazaña de Gagarin, pero no la de Titov, quien -seis meses antes- ya había pasado un día completo en la ingravidez del espacio. De esta manera, en 1961 se intensificaba la carrera espacial que serviría como arma de la guerra fría, con cada nación tratando de demostrar una superioridad tecnológica que utilizaría para convencer a otros países para que se alinearan en la “órbita ideológica” que propugnaba cada superpotencia.

(%=Image(5677769,»L»)%)La URSS ya había ganado, cuatro años antes, la carrera en poner un satélite artificial en órbita terrestre, el famoso Sputnik, y un mes después pondría otra nave con la perrita Laika a bordo, que infelizmente no resistió los diez días de aislamiento y murió antes del fin de la misión. Así, en 1957, se había inaugurado la era del espacio, con los soviéticos visiblemente a la cabeza, a pesar de que los norteamericanos habían capturado a Von Braun y otros técnicos del programa V-2 alemán. Pero los rusos tenían una ventaja en el campo teórico, pues desde fines del siglo XIX uno de los científicos de la era zarista, Konstantin Tsiolkovsky, ya había propuesto las fórmulas matemáticas que gobiernan el vuelo de un cohete. Incluso, en 1898 había diseñado uno de varias etapas que funcionaría con combustibes líquidos, tecnicas proféticas que marcaron el camino a los dispositivos que utilizaron tanto soviéticos como norteamericanos en su carrera espacial.

Con el fin de impactar a un público ávido de hazañas espaciales, la URSS pronto apuntó a nuestro satélite natural, y en 1959 envió una nave que impactó en la Luna, seguido de otro que impresionó al mundo al poner en órbita un satélite lunar, con una cámara de video que tomó las primeras fotos de la cara oculta de la superficie selenita, que nunca vemos desde la Tierra. Fue un éxito rotundo para los soviéticos, que contribuyó grandemente a su prestigio científico.

Después de enviar a los primeros hombres en órbita terrestre, la URSS logró otro hito al enviar a una mujer, la valerosa Valentina Tereshkova. Luego, en otra primicia espacial, enviaron una nave más grande con dos cosmonautas. Y finalmente los rusos coronaron esa primera hilera de triunfos, haciendo que Leonov fuera el primer hombre que realizara una caminata espacial en 1965. La Nasa pudo hacer lo mismo dos meses después, con White realizando piruetas en plena ingravidez, atado a un cordón umbilical durante 21 minutos fuera de su nave orbital.

(%=Image(9069974,»R»)%)Los rusos, recogiendo el reto de EEUU, ahora tratarían de ser los primeros en conquistar la Luna, y –después de varios intentos- enviaron en 1967 la primera nave que aterrizó suavemente en el suelo selenita, enviando nítidas fotos de la superficie, dentro de un programa que terminaría eventualmente un alunizaje tripulado, Y, no contentos de esos logros con naves no tripuladas, luego enviaron una sonda que descendió en Venus, atravesando su atmósfera corrosiva y enviando las primeras fotos espectaculares de la superficie de otro planeta, antes de quemarse sus cámaras por las altas temperaturas venusianas, a los 94 minutos de tocar su suelo ardiente. Pero un año después la NASA le robó el show a los soviéticos, al hacer orbitar la Luna con una la nave Apolo 8, con tres astronautas a bordo, en el preludio del viaje más célebre de todos los tiempos, sólo comparable en importancia al viaje de Colón al nuevo mundo.

(%=Image(8210019,»L»)%)En efecto, en Julio de 1969, dos astronautas estadounidenses, Armstrong y Aldrin, pisarían el suelo lunar por primera vez, en un histórico viaje que fue transmitido en vivo por televisión a todo el mundo. Con su dominio de los medios, EEUU anunciaba con su habitual estridencia que había ganado la carrera espacial después de una década de estar rezagados, eclipsando así los considerables logros de los soviéticos. En enero de mismo año, éstos apenas pudieron lograr la hazaña de acoplar dos de sus naves Soyuz en órbita y transferir cosmonautas entre ellas. Algo más complejo harían los astronautas del Apolo 11, al despegar los dos pioneros en el módulo lunar y acoplarse con la nave matriz, que los regresaría sanos y salvos a la Tierra. Aquí fueron recibidos en un portaviones por el mismísimo presidente Nixon, quien –irónicamente- cosechó el éxito del programa lunar inaugurado en 1961 por su visionario rival, John F. Kennedy, ya desaparecido.

Los soviéticos, aunque habían enviado nada menos que 24 misiones a la Luna, entre 1959-76, no lograron dominar la tecnología con vuelos tripulados, pero pudieron hacer alunizar suavemente varias naves, con robots que exploraron la superficie y recogieron muestras que regresaron a la Tierra. Sin embargo, los espectaculares alunizajes de la NASA, con 12 estadounidenses que caminaron sobre la Luna, opacaron esos indudables éxitos y, habiendo sido derrotados en esa carrera, los rusos abandonaron su programa lunar. Mientras tanto la URSS se concentró en desarrollar una estación espacial y en 1971 los rusos fueron los primeros en dejar una nave permanente en órbita, hazaña que la NASA tardaría dos años más en igualar con su primer laboratorio Skylab.

(%=Image(5426770,»R»)%)Tratando de recuperar su prestigio, los rusos apuntan ahora a Marte y enviaron en 1971 la primera nave no tripulada que entró en órbita marciana, y luego otra que impactó en su superficie. Pero los norteamericanos tomaron nuevamente la delantera en la exploración espacial con sus naves Viking, que en 1976 envíaron las primeras imágenes en colores de la superficie. Un año después, la NASA apuntó aún más allá y envió las dos naves Voyager que, durante varios años, transmitieron asombrosas fotos de los planetas exteriores. Así, vimos por primera vez, a todo color, un volcán activo en una luna de Júpiter, y los espectaculares anillos de Saturno, Urano y Neptuno, antes de que dichas naves abandonaran el sistema solar y se perdieran entre las estrellas. No hay duda que EEUU logró captar la imaginación de los terrícolas con sus vistosos éxitos expaciales, todo mientras a URSS empezaba a sentir las tensiones en su presupuesto fiscal, con la pesada carga que le imponían tanto su programa espacial como la carrera armamentista.

(%=Image(2693372,»L»)%)Mientras tanto, el programa norteamericano se reactiva con el lanzamiento, en 1981, del primer transbordador espacial, o sea una nave reutilizable que viaja en órbita terrestre y regresa intacta a la base. Esto permite realizar toda una serie de experimentos en la ingravidez del espacio, mientras colocan en órbita centenares de satélites de reconocimiento, meteorológicos y de comunicaciones, así como un fabuloso telescopio espacial, todo lo cual le conceden a EEUU una considerable ventaja tecnológica sobre las demás naciones, las cuales apenas pueden colocar satélites con cohetes de un solo uso. La URSS, mientras tanto, trata de imitar tardíamente el transbordador norteamericano, pero apenas logran fabricar un prototipo muy similar, que nunca voló y que ahora es apenas una curiosidad turística. Sin embargo, logra su último éxito espacial, al construir en órbita una compleja estación, bautizada como MIR, que bate el record de permanencia en el espacio, al quedarse 16 años operando, con diversas tripulaciones (algunas con nacionalidad mixta), a pesar de algunos accidentes durante su prolongada estancia orbital. Por su parte, los chinos, franceses y japoneses, han puesto algunos satélites en órbita, y aparentemente China se apresta a emprender su primer vuelo tripulado.

(%=Image(4731885,»R»)%)El alto costo de estos proyectos hizo que las dos principales naciones espaciales se decidieran a cooperar finalmente en un proyecto multinacional, con la participación de países europeos y el Japón, o sea la Estación Espacial Internacional “Alfa”, cuyos primeros componentes ya se han empezado a ensamblar en el año 2000. Los rusos, ansiosos de figurar en alguna primicia, acaban de tener el dudoso honor de incluir a un turista no astronauta, un magnate de 60 años en la tripulación que abordó esa Estación Espacial, un tal Dennis Tito, cobrándole la suma de $ 20 millones para tener ese privilegio.

(%=Image(8489759,»L»)%)En la actualidad, todo indica que será una misión de la Nasa, liderada por EEUU pero quizás en cooperación con otras naciones, la que enviará, a finales de esta década o mediados de la próxima, los primeros hombres que pisarán el suelo marciano. Aún cuando la guerra fría parece haber terminado y ya no se justifican las “las carreras espaciales”, de todos modos, hay que reconocer que -gracias a esa competencia pacífica- el último medio siglo nos ha hecho presenciar los hitos tecnológicos más complejos que ha emprendido la humanidad en toda su historia, y que han hecho avanzar grandemente el conocimiento en muchas áreas. Ojalá que la rivalidad se mantenga en el plano científico y tecnológico y no se llegue a utilizar el espacio como un terreno para competir en el plano militar, para fines destructivos, como lo han propuesto algunos líderes mundiales con ciertos planes “defensivos”, olvidando que el espacio –como los océanos- nos pertenece a todos… y que quizás hay algunos seres extraterrestres con quienes hay que compartirlo.

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