La amenaza “Bolivariana”. Una Historia Sin Fin?
Tanto los venezolanos como los colombianos fuimos, somos y seremos amantes de la paz. Por ello, cuando el Jefe de Estado de Venezuela hace un llamado a los militares, a las milicias y al pueblo de Venezuela a prepararse para la Guerra, surge una angustia justificada en ambos lados de la frontera.
Es por ello que el Ex Presidente Carlos Andrés Pérez denunció estos tambores de guerra como un “Crimen de Lesa Patria” y un “Crimen contra los intereses del país”, calificándolos como los más graves delitos que pueda incurrir un Jefe de Estado.
Los mandatarios amigos del régimen como Lula y Zapatero, muestran su preocupación dan sus concursos de mediación y de buenos oficios: el vecino del sur, ofreciendo a Manaus para un encuentro Uribe-Chavez, y el Gobierno de Zapatero su disposición de monitorear la frontera. La negativa de Chávez fue inmediata. Razón tiene el ex Presidente de Colombia Ernesto Samper de calificar esta situación de Pre Guerra.
El Presidente del Senado del Brasil José Sarney resalta que estas amenazas de guerra, dificultarán la votación en plenaria del Senado para el ingreso de Venezuela a MERCOSUR, y Senadores del país vecino postergan la votación de ingreso de Venezuela a MERCOSUR fijada para el 11 de Noviembre, alegando lo inconveniente de las declaraciones de Chavez para el regimen de paz que exige la sub región
Los ataques y amenazas desorbitados en contra del Gobernador del Táchira, acusándolo de ser cómplice de Colombia, lo han llevado a solicitarle a la OEA y a países latinoamericanos que intercedan ante la grave situación fronteriza. El Palacio de Nariño también se ha movilizado para solicitar la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU y el concurso de la OEA para prevenir conflictos. El Presidente del Consejo de Seguridad para Noviembre Thomas May-Hurting (Austria) señaló que se hará conocer a los miembros la preocupación Colombiana. El Secretario General de la OEA Jose Miguel Insulza hizo un llamado para que ls dos países reestablezvcan el dialogo
La respuesta de una Asamblea Nacional sumisa a los designios de Chávez, en vez de actuar de manera constructiva para frenar los afanes de Guerra, le echa más leña al fuego cuando en boca del Presidente Encargado Saul Ortega, solicita que se investigue a los electos mayoritarios y sus desplazamientos a Colombia bajo la ridícula acusación que preparan un magnicidio: Cesar Perez Vivas, Henrique Capriles, Pablo Perez, Leopoldo Lopez, Antonio Ledezma e inclusive a mi me suman a este grupo de destacados venezolanos.
Ésta amenaza no sólo es contra los colombianos, sino contra la mitad de la población venezolana definida por el Presidente como escuálida, “Quinta Columnistas” y apartida, además de los tres millones de venezolano-colombianos que viven en nuestro país.
Al violentar la soberanía Neo Granadina colocando un veto injustificado e intervencionista a los acuerdos Colombo-Norteamericanos tratando de justificar sus amenazas, al denunciar que se trata de bases militares gringas destinadas al magnicidio y a la ocupación de los pozos petroleros venezolanos , radicaliza su odio en contra de Uribe y del “Imperio”, paradójicamente los principales asociados comerciales del país. Llama la atención que los voceros que denuncian estos acuerdos, silencian que el objetivo es la lucha contra las guerrillas y el narcotráfico.
Lo que más preocupa a las autoridades venezolanas, no es la supuesta denuncia-ficción de una invasión estilo Irak o un operativo de secuestro Presidencial tipo Noriega. Eso ya no parece viable en America Latina en el siglo XXI , mucho menos en la administración Obama. Lo que si preocupa a los cómplices de albergar a fuerzas revolucionarias, es que las bases Colombianas, estarán dotadas con una tecnología militar yankee que tendrá un sofisticado equipamiento satelital y aéreo, capaz de identificar los desplazamientos de la guerrilla y del narcotráfico tanto en territorio Colombiano como en países vecinos. Y eso sería positivo si desde el Arauca se cumplieran los dispositivos de combatir los crímenes de lesa humanidad.
Cuán lejos está la época en que Simón Bolívar unido a los Libertadores de nuestra América, soñaba en la consolidación de la Gran Colombia como parte de una unión de nuestros pueblos, en la que todos nosotros pudiéramos avanzar juntos!
Es cierto que después de 1830, las relaciones entre Venezuela y Colombia, han estado enmarcadas -en diferentes épocas- por tensiones. Pero siempre se procuraba solucionar las diferencias a través del dialogo directo, y si no se lograba, se procuraba que terceros países ofrecieran sus buenos oficios para normar los diferendos a través de acuerdos, o laudos arbitrales.
Pero nunca antes habían surgido tantas amenazas, y violaciones a las más elementales normas de cortesía diplomática. En vez de consolidar la confianza y la prevención de conflictos, se ha producido una dialéctica de confrontación permanente que parece querer crear una cortina de humo y de hierro precisamente cuando conmemoramos dos décadas de la caída del Muro de Berlín.
La espiral del odio se da en situaciones como la “congelación” de relaciones; o la abrupta salida de la CAN, que constituye una cachetada a la integración; o la definición de que nuestras fronteras limitan con las FARC: o la exhortación hecha a los diplomáticos acreditados en Caracas de que la comunidad internacional debe definir a los guerrilleros Colombianos como fuerza “beligerante”, o la movilización de diez batallones a la frontera por un conflicto entre Colombia y Ecuador. Todo ello ha ido construyendo un clima hostil que se agrava cada vez más.
La Comunidad Civilizada incorporó en la Carta de las Naciones Unidas por primera vez en la historia, la expresa prohibición tanto del uso de la fuerza, como de la amenaza del uso de la fuerza. De esta manera se dio una respuesta planetaria categórica a que nunca más se pudiera repetir la locura de Hitler y de sus aliados genocidas que llevó a millones de seres humanos al holocausto. Las instituciones internacionales no pueden permanecer indiferentes ante unas amenazas de guerra y confrontación bélica..