Juegos de guerra
El drama que se está viviendo en Bolivia y las sindicaciones que aportan supuestas pruebas de terrorismo se hacen gas de la noche a la mañana y convierten en un abrir y cerrar de ojos a los supuestos terroristas en jugadores de deportes inofensivos practicados por ciudadanos que disfrutan de volver a practicar las tácticas de guerra que recrean hasta el cansancio juegos de infancia. Las acusaciones del gobierno van de tropiezo en tropiezo, de pruebas que se esfuman de un momento a otro o que se convierten en polvo ni bien los supuestos investigadores penetran los sarcófagos.
El martes en la noche el Ministro de Gobierno Alfredo Rada, presentó una foto en la que supuestamente posaban con armas algunos de los terroristas que habrían sido entrenados por el grupo de Rozsa, haciendo énfasis en la persona de Mauricio Iturri, a quien decía haber identificado como uno de los integrantes del grupo. Ayer la fotografía encontró otro destino y otra identificación, pues resultó que los supuestos implicados en el entrenamiento terrorista aparecieron descalificando la prueba que había aportado Rada y mostrando contundente datos de que son un grupo de amigos que practica airsoft, que es una derivación del paint ball que se realiza con replicas de armas de juguete que lanzan pinturas. Por supuesto que Mauricio Iturri no era parte del equipo sino un señor de nombre Pedro Alvares que no tiene nada que ver con la política al igual que el resto del grupo de amigos deportistas.
Pese a que las evidencias de que los hombres de la foto eran amigos que realizaban un juego, Rada que quedó con el ojo en tinta, hizo una apresurada y prepotente declaración en la que planteó que se vería la posibilidad de interrogar sin descartar enjuiciar a estos deportistas por usar uniforme camuflado.
Esto además de sonar ridículo, nos muestra que los ministros no son nada serios cuando se trata de aportar pruebas y salen con la primera foto que encuentran a mano haciendo acusaciones graves y supuestamente terroríficas, pero cuando se trata de usos de uniformes se muestran absolutamente inclementes y dispuestos a construir leyes o a buscar sanciones por jugar con uniformes camuflados. Sabemos que cada deporte tiene su uniforme y si el deporte en cuestión es un juego de tácticas de guerra precisa echar mano de un uniforme camuflado, sin que esto sea precisamente un intento de terrorismo. También le aclaramos que hace un tiempo atrás el vicepresidente García no sólo se vistió de uniforme camuflado sino que se tomó fotos dentro de un tanque de guerra, e incluso asistió a una reunión en palacio llevando puesto el uniforme camuflado.
Por otro lado, en lo que respecta a Irlanda, pese a las amenazas que le lanzó la noche del lunes el presidente Morales negándole la posibilidad de investigar la muerte de uno de sus súbditos en un dudoso asalto realizado por policías del grupo Delta bajo las ordenes del Gobierno, ha respondido a esta negativa que su gobierno insiste que Bolivia debe explicar la matanza de los tres europeos. El ministro irlandés de Asuntos Exteriores Michael Martin expresó al respecto que el gobierno de Bolivia se equivoca al impedir a otros gobiernos averiguar por qué sus ciudadanos fueron abatidos a tiros y mucho peor tildarlos de mercenarios que estaban empeñados en asesinar a líderes bolivianos.
De tal manera que el famoso intento de Magnicidio hasta ahora va quedando reducido a muchos gafes, en historias que dan vueltas en círculo hasta que los ministros denunciantes y los investigadores se encuentran a sí mismos mordiéndose la cola.