Israel, un país con precedentes
La historia demuestra que cada concesión territorial hecha por un Primer Ministro israelí termina, más tarde que temprano, siendo el precedente para otra próxima. En este sentido la retirada de Gaza es, un pequeño paso, pero a la vez, un gran salto para la solución del conflicto palestino-israelí, parafraseando con exageración a Neil Armstrong al pisar el suelo lunar.
En 1947 el líder sionista David Ben Gurion convenció a la mayoría de los judíos de la Palestina Británica a aceptar con pragmatismo y dolor el Plan de Partición de la ONU que proponía el establecimiento de un Estado Judío y uno Árabe, sacrificando lugares de importancia religiosa e histórica para el pueblo judío, como Jerusalén y Hebrón , entre otros. El primer jefe de Estado israelí comprendió que era mejor establecer un país, luego de 20 siglos de exilio, en parte del territorio anhelado que no hacerlo por empecinarse a pedir todo. Fue la intransigencia de los países árabes la que desató la guerra de 1948, por la oposición de sus dirigentes a la existencia de un Estado Judío en ningún centímetro cuadrado de la región.
Sin el precedente de la Israel que existió sin Cisjordania y Gaza desde 1948 hasta 1967 cuando en la Guerra de los Seis Días, conquistó esos territorios de manos de Jordania y Egipto, respectivamente, no se plantearía, siquiera, el consenso de la mayoría de los israelíes de aceptar un futuro Estado Palestino más o menos en las fronteras previas a esa conflagración.
Si Menahem Begin, fundador del Partido Nacionalista Likud, el de Ariel Sharon, no hubiese aceptado entregar el 100% del desierto del Sinai y debatir la creación de una autonomía palestina en Gaza, a cambio de la paz con Egipto en los acuerdos de Camp David de 1978, Isaac Rabin no hubiese podido romper el tabú de negociar con Arafat para la creación de la Autoridad Palestina en Gaza y en las zonas más pobladas de Cisjordania. Los Acuerdos de Oslo de 1993 y 1995 generaron una realidad que forzó a Sharon a culminar la retirada de Gaza, con 1,5 millones de palestinos, desalojando los asentamientos que él mismo, como ministro de gobiernos anteriores, estimuló a construir.
Sin el precedente del más halcón de los líderes israelíes, Benjamín Netaniahu, aceptando de mala gana la retirada israelí de Hebrón en 1997 y luego en 1998, de un 13% de zonas poco pobladas de Cisjordania en los acuerdos de Wye Plantation, Sharon no hubiese tenido apoyo en el ala más moderada del Likud para la evacuación de Gaza.
Sin el precedente del ex Primer Ministro Barak retirando unilateralmente a Israel del Líbano en 2000, luego de 18 años de presencia militar en el sur de ese país, hubiese sido más difícil para Sharon gestar la idea de una retirada unilateral de Gaza.
Sin el precedente que creará el desmantelamiento de los asentamientos en Gaza por parte de Sharon, no se vislumbraría en el futuro a ningún Primer Ministro israelí que se atreva a evacuar a la mayoría de los 300 mil colonos que viven en Cisjordania. ¿Cuándo y cómo ocurrirá esto? Nadie sabe, pero quien lo haga, se invocará a Sharon, como él lo hace hoy con Netaniahu y Barak, y estos lo hicieron con Rabin y todos ellos con Begin y a Ben Gurion. Por esta razón, la retirada de Gaza es histórica, más allá de los reclamos de quienes la minimizan por la costumbre de vivificar a Sharon o en su nombre, a todos los israelíes.
Israel, desde el punto de vista histórico, pero también, de su futuro, es definitivamente un país pleno en precedentes.