Irán es y seguirá siendo noticia. Los medios de comunicación social han desplegado recursos con el objetivo de informar sobre las supuestas irregularidades ocurridas en el proceso electoral y por las acciones que el gobierno y la oposición están asumiendo ante este conflicto interno. Pero, es de suponer que en el contexto actual de Irán la veracidad y la objetividad informativa son características muy complejas de mantener. Ante esta circunstancia, solamente el acceso a diferentes fuentes informativas nos permitirán tener una visión más plural de los hechos.
Dos perspectivas iniciales. En el ámbito del propio Irán, el Consejo de Guardianes (instancia responsable de valorar el proceso electoral) han identificado irregularidades aunque mantienen que no afectan los resultados finales. Es decir, Mahmud Ahmadineyad, el actual presidente tiene que asumir un gobierno enturbiado por los rumores de fraude ante una oposición abanderada por Mir Hosein Musaví que propone cambios en la vida política de Irán.
Los procesos políticos que han ocurrido en Irán solamente pueden ser analizados en el contexto de su realidad política y social. Es una cultura particular con valores propios. Si se llegara a producir cambios es porque sus ciudadanos están en la búsqueda de nuevas circunstancias que le permitan una sociedad más acorde a sus necesidades. Ahora bien, es una decisión que deben tomar los propios ciudadanos de Irán. Por otra parte, es un país estratégico en el contexto internacional por su ubicación en el Oriente Medio. Pero, también es clave por sus recursos, por las relaciones internacionales que ha establecido con otros países y en especial con América Latina. Aunque, el tema abierto más significativo para Europa y Estados Unidos es el uso de la energía nuclear.
En este contexto, ¿cuáles son los límites para que las opiniones de otros gobiernos sean considerados una intromisión? Apoyar sin restricciones al gobierno actual puede ser reconocer en alguna medida las irregularidades cometidas aunque, en este caso en particular, la estructura política del país establece la legalidad del proceso. Rechazarlo, es ignorar la capacidad de esa estructura política de solucionar sus problemas; y, mantenerse neutral, es ser un simple observador de una violencia política que puede aumentar y en la cuál, en los tiempos que corren, sería difícil ocultar.
Ahora bien, es sensato asumir que la comunidad internacional debe denunciar y protestar por la violencia y la defensa de los derechos humanos porque somos integrantes de una comunidad internacional, que aspira establecer parámetros de convivencia con la intención de promover la igualdad del hombre. En una sociedad globalizada son pocas las expresiones que pueden ser ignoradas a pesar del interés de ciertos sectores de silenciar a los medios de comunicación. En Irán se abre un nueva etapa política de interés internacional y su estabilidad política es esencial para la paz en la región.