Injerencia extranjera para apuntalar a Gustavo Petro
En efecto, Carlos Ariel Sánchez reveló que una cantidad no determinada de “observadores internacionales” de dos organismos como son la llamada Unasur (Unión de Naciones del Sur), y la Uniore (aparato aún menos conocido que pretende ser la Unión Interamericana de Organismos Electorales), se preparan para aterrizar en Bogotá dentro de unos días para inmiscuirse en el referendo de revocatoria del mandato del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, convocado para el domingo 2 de marzo de 2014.
Tal operación sería completamente ilegal, pero el gobierno de Juan Manuel Santos, poco alerta cuando se trata de proteger al país de abusos contra su soberanía, no ha vetado tal propuesta. Por el contrario, parece dispuesto a pasar agachado también en esto y hacerle tragar esa nueva culebra a los bogotanos.
Al menos, el Registrador Nacional del Estado Civil, Carlos Ariel Sánchez, hizo saber a la prensa que la presencia de “observadores internacionales”, en una votación de revocatoria que sólo compete a los bogotanos, sería algo “excepcional”, pues esas injerencias son toleradas por Colombia “en elecciones parlamentarias o presidenciales pero no en las de revocatoria”.
Sánchez reveló además que esa intrusión en los asuntos internos de Bogotá, que él llama diplomáticamente “acompañamiento”, había sido solicitada no por particulares ni por grupos de Bogotá, y ni siquiera por personas o grupos colombianos, sino por “organismos de países hermanos que integran Unasur”. Es decir, por organismos de gobiernos extranjeros que no ocultan su hostilidad contra el sistema de economía liberal en Colombia y en el continente americano.
El registrador Sánchez señaló que la incursión de Unasur y Uniore en Bogotá sería imposible si Gustavo Petro deja de ser alcalde, “como sería si queda en firme la destitución de la Procuraduría General de la Nación”, lo que haría innecesaria la realización del referendo de revocatoria. “No tendría objeto hacer una revocatoria de alguien que ya no es mandatario”, reiteró Sánchez. “Nosotros –insistió –vamos a frenar el proceso que se adelanta en este caso si tenemos la certeza acerca de que el fallo de la Procuraduría ha quedado en firme, que se notificó y no se presentaron los recursos de ley.”
Es la primera vez que Unasur, organismo de legitimidad bien relativa pues fue creado en 2007 por Hugo Chávez para substituir la OEA por un aparato bajo influencia castrista y del cual están excluidos Estados Unidos y Canadá, trata de incursionar tan descaradamente en los asuntos internos de la capital de Colombia.
¿A cuento de qué debemos aceptar el “acompañamiento” de un organismo que le ha demostrado a Colombia tantas veces su enemistad? Unasur apoya las reivindicaciones de Nicaragua contra Colombia en el diferendo sobre las aguas del archipiélago de San Andrés y Providencia. ¿Quién olvida que Unasur le negó el apoyo a Colombia cuando ésta se apartó del fallo de La Haya? ¿Quién olvida que Daniel Ortega, uno de los pilares de Unasur, pidió la cooperación militar de Rusia para intimidar a Colombia tras el fallo de la CIJ? Nadie ignora que otro jefazo de Unasur, el presidente de Bolivia, Evo Morales, quiere la desaparición de la Alianza del Pacífico, formada por Colombia, Chile, Perú y México. Todos recordamos cómo Gabriel Silva Luján, ministro de Defensa, declaró en septiembre de 2006, que Colombia no descartaba la posibilidad de retirarse de Unasur “si continúa la falta de atención de ese organismo ante la carrera armamentista [de Venezuela], la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y el tráfico de armas”. Unasur prácticamente le prohibió a Colombia todo intento de relación diplomática y militar con la OTAN. Unasur apoyó la elección fraudulenta de Nicolas Maduro y rechazó todas las denuncias de irregularidades en las elecciones de Venezuela.