Opinión Internacional

Importancia de las relaciones internacionales

Así como la comunicación y  el entendimiento  entre individuos diferentes son vitales para la Familìa y la Sociedad, asì mismo lo son cuando la escala aumenta y nos referimos a las relaciones entre las naciones, cuya importancia se ha traducido en saber académico mediante las carreras de Relaciones Internacionales y Diplomacia.

     ¿Cuál es la importancia  del desarrollo de las Relaciones Internacionales y el papel que juega en la vida del ser humano en los comienzos del siglo XXI? ¿Qué papel está llamado a desempeñar  en el porvenir de la Humanidad a corto, mediano y largo plazo? ¿Garantizan los mecanismos disponibles, la minimización de los conflictos y el bienestar de los ciudadanos? ¿Cuáles son los retos a ser abordados y cuáles conocimientos  a ser difundidos? ¿Que tipo de modelo de relaciones internacionales deberíamos abordar?

      La respuesta a esta clase de preguntas ha venido cambiando con el tiempo, asì como la cultura del hombre, la capacidad de transformar su espacio y su realidad. En la medida en que las comunicaciones sobre lo que ocurre en todo el mundo ha ido acercando a todos los pueblos de la Tierra, una serie de intercambios comerciales, espirituales, intelectuales y culturales en general han venido sucediéndose en una escala impensable para el mas aventurado de los ideólogos del siglo XX , del siglo XIX o anteriores. Por eso, en alguna medida, repensar el papel que ha de jugar un nuevo tipo de diplomacia ante los colosales retos de la actualidad y del futuro próximo, es tarea insoslayable tanto para los hombres de Estado como para el ciudadano común, que observa cada día como sucesos acontecidos y decisiones adoptadas en geografías foráneas a su cotidiana vivencia, pudieran afectar muy rápidamente su bienestar y modo de vida.

      Si bien es cierto que las Relaciones Internacionales y su estudio adquirieron personalidad propia en medio del mundo colonial, hoy en dia es el paradigma de la interdependencia el que prevalece  notablemente en la determinación de sus derroteros. Ya no se trata de quien tenga más volumen o población, sino de quien sea más eficiente y competitivo en el desarrollo de sus haberes y talentos, en medio del escenario de compleja complementariedad en la cual se encuentra el mundo en que vivimos.

     En una línea optimista de percibir el futuro, observamos  a las naciones más y mejor educadas  resolver la mayoría de sus problemas al poder fijar objetivos y metas comunes a su población a corto plazo, en la medida en que su acción conjunta conduzca a la puesta en práctica de un desarrollo sostenible de sus recursos y posibilidades. Y sin duda dependerá de la Educación  y sus virtudes en cuanto a transferencia de conocimientos prácticos y útiles a la Sociedad, la posibilidad de crear escenarios de prosperidad donde se venza el flagelo de la pobreza y de la discriminación.

    No hay duda, asimismo, que la prosperidad de las naciones y su seguridad económica y social, depende mucho  del “estado” de vida de las poblaciones vecinas. El espíritu de convivencia es sumamente necesario y se requiere de una nueva forma de pensar y de actuar que logre integrar armónicamente las diferencias para transferir generosamente y sin  egoísmos el conocimiento y la cultura de la prosperidad, que deben ser patrimonio de toda la Humanidad para construir su bienestar.

      El tiempo en el cual, en el plano internacional, una nación podía resolver por si  misma un problema fronterizo con una nación vecina quedó definitivamente  en el pasado, sin posibilidad de retorno. Hoy en dia, se requiere de la cooperación y buena voluntad de los paises en conflicto para  resolver una controversia común.

       Si esta realidad se hace evidente en naciones con idiomas diferentes, como ocurre en Europa, su visualización se hace más evidente en naciones con un idioma común, como es el caso de América Latina. En este sentido cabe señalar la singularidad que siendo naciones que hablan la misma lengua materna, no se encuentren perfectamente integradas, lo que constituye un caso sin paralelo en el resto del mundo.

      Al contrario, una revisión de la historia  de nuestros hermanos continentales, los verá disputándose los palmos territoriales fronterizos en guerras fraticidas, como lo fueron la Guerra de la Triple Alianza (Coalición de Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay), la Guerra del Pacífico (Chile contra Perú y Bolivia) y la Guerra del Chaco (entre Paraguay y Bolivia), entre otras.

      Estos combates dejaron un inútil derramamiento de sangre latinoamericana, que ha podido dedicarse al desarrollo de nuestros paises. Naciones prósperas, como el Paraguay, fueron conducidas en forma absurda a la ocupación de territorios bajo la soberanía de paises vecinos, en lugar de salvar sus diferencias a través de la diplomacia. El no hacerlo, originó una atroz guerra de exterminio que igualmente queda humanitariamente descalificada, cuando se atacaron y destruyeron sin piedad la vida de niños, niñas, ancianos, enfermos en un episodio absolutamente irracional que expone flagrantemente la barbarie humana.

     Solamente sobrevivió a la hecatombe paraguaya un sexto de su población. La guerra no tuvo vencedores efectivos, porque igualmente las carencias y privaciones llenaron de miseria y atraso a los victoriosos. La única que ganó terreno fue la pobreza, como ocurre inevitablemente del resultado de cualquier guerra

    De allí que en la América Latina sea necesario entender que solo el lenguaje de la concordia es admisible. Que tenemos enormes problemas por abordar y ninguno de ellos tiene nada que ver con enfrentamientos bélicos. Tenemos en el continente carencias económicas, problemas de salud y desnutrición severos, retos por asumir en la escolaridad y la productividad de nuestra población, su bienestar, calidad de vida. Retos por afrontar como la carencia universal del vital recurso del agua dulce, que progresivamente se está agotando, y ante el cual no estamos tomando las previsiones estratégicas debidas. Retos como la reforestación de nuestras áreas verdes, vital para garantizar la seguridad ambiental de nuestros valiosos e incomparables paraísos terrenales plenos de biodiversidad.

     Las relaciones internacionales hoy en dia representan una gran oportunidad para establecer acuerdos entre naciones hermanas, que comparten un genoma humano y cultural invalorable, y donde lo realmente inteligente y provechoso es que podamos convivir sin conflictos, ni intervenciones que nos hagan reproducir los errores del pasado.

     La vida y prosperidad de nuestros pueblos valen infinitamente mucho más que la ambición histórica de algunos que quieran erigir nuevos proceratos levantados sobre los cadáveres de hermanos latinoamericanos con nuestros mismos rostros y necesidades.

    La diplomacia es el camino del ganar ganar, donde es posible el reconocimiento de la interdependencia entre los estados soberanos, desarrollando como lo apunta Nicolson, el

sentido común y la  comprensión aplicados a las relaciones internacionales. La aplicación de la inteligencia y el tacto a la dirección de las relaciones oficiales entre gobiernos de estados independientes.

      De esa manera se pueden observar por todos, el conjunto de reglas y métodos que permiten a un Estado instrumentar sus relaciones con otros sujetos del derecho internacional, con el doble objeto de promover la paz y cultivar una mentalidad universal fomentando la cooperación con dichos sujetos en los más diversos campos. De allí la importancia de mantener activas unas relaciones internacionales constructivas, garantes de la dignidad humana.

 

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