Honduras: entre la forma y los principios
El interés sobre los eventos de Honduras no es accidental. América Latina se encuentra hoy dividida, quizás como nunca antes, entre quienes desean vivir en libertad y democracia y quienes pretenden utilizar el poder político y financiero que no les pertenece para satisfacer ambiciones personales e imponer ideologías totalitarias. En Honduras se desarrolla hoy un nuevo capítulo del drama que comenzó hace diez años en Venezuela, con el arribo de Hugo Chávez a la presidencia del país. En Venezuela Chávez ha tenido un éxito relativo en imponer un estilo de mandato alejado de la tradición democrática venezolana de los últimos cincuenta años. Usando el dinero petrolero pudo comprar muchas conciencias para ir estableciendo un estado dictatorial, desde miembros de la Corte Suprema que encontró a su llegada hasta los títeres que hoy les sirven de manera incondicional. Ayudado por gente sin decoro, Chávez logró imponer una Asamblea Constituyente bajo su control y una constitución que se ha encargado de violar y de modificar para lograr sus fines y eliminar las instituciones democráticas existentes en el país: Congreso, Corte Suprema, Consejo Electoral, a fin de convertirlos en la parranda de bandidos que son hoy.
No contento con convertir a Venezuela en un sociedad vergonzosa, donde mueren violentamente más ciudadanos que en los países en guerra como Irak, Chávez se ha dedicado a exportar el mecanismo anti-democrático que le ha funcionado en Venezuela: una Asamblea Constituyente, una nueva constitución y la progresiva modificación de la nueva constitución para asegurarse la re-elección indefinida. Este modelo ha sido ya implantado en Ecuador y Bolivia y se proyecta hacerlo en Nicaragua y Paraguay, No es dificil advertir que la idea de Chávez y su mentor Fidel Castro es convertir el hemisferio en un nuevo imperio pseudo indígena/socialista, en el cuál Chávez pueda reinar como un nuevo Manco Capac o como una versión del Mahdi islámico que le cortó la cabeza al General Gordon en Jartúm, para luego desaparecer para siempre de la historia.
La implantación de este proyecto hegemónico se lubrica con un vulgar subsidio petrolero que ya le cuesta a Venezuela y sus ciudadanos unos 500.000 barriles diarios de un petróleo que jamás volverá, lo cuál significa un subsidio/regalo estimado en unos $15 millones diarios para los países que Chávez desea capturar politicamente. Así han caído en la red del socialismo ignorante Ecuador, Bolivia, Nicaragua y varios países del Caribe, algunos ya convertidos en satélites ideológicos del dictador venezolano.
Esta coreografía diabólica estaba siendo trasplantada a Honduras, con la complicidad del Presidente Manuél Zelaya. Chávez había logrado venderle la idea a Zelaya de convocar una asamblea constituyente y lograr, eventualmente, la re-elección indefinida. En Honduras, sin embargo, Chávez se encontró no solo con un constitución más explícita en contra de la re-elección presidencial sino con unas instituciones más independientes y con ciudadanos más decididos a defender su libertad. Ya la secuencia de los eventos que desembocaron en la salida de Zelaya de la presidencia es bien conocida, así como también son conocidos los artículos de la constitución Hondureña que prohiben terminantemente la re-elección presidencial. De iguál manera se sabe que la logística del referendo que proyectaba Zelaya había sido preparada por Chávez y los materiales requeridos llevados a Honduras en aviones venezolanos, una muestra abierta de la injerencia de Chávez en los asuntos internos de Honduras que la vergonzosa OEA ni siquiera ha mencionado.
La Corte Suprema y el Congreso Nacional de Honduras actuaron vigorosamente para impedir que esta maniobra contra la constitución se llevara a cabo. El ejército actuó obedeciendo órdenes de la Corte Suprema. Sin embargo, puso a Zelaya en un avión y lo envió fuera del país, algo impropio según las reglas del quehacer internacional (A Chávez, en 2002, no se le envió fuera del país pero de todas maneras se habla de uun “golpe” militar en su contra). Esta es la objeción fundamental (y casi única) que se le hace al procedimiento seguido por el nuevo gobierno de Honduras. Tengo la sospecha que el clamor hubiese sido similar si Zelaya hubiese sido puesto bajo arresto en Honduras, por aquello del cuento del burro, el niño y el viejo (espero que ustedes lo conozcan). No importa lo que se hubiese hecho con Zelaya, hubiese sido recibido por el repudio de la OEA a la acción tomada por las instituciones hondureñas para neutralizar a un presidente colocado fuera de la ley.
Algunas mentes Venezolanas claras, incuestionables líderes de opinión democrática, como Consalvi, Petkoff, Quirós Corradi y Naím, han publicado recientes análisis criticando, no solo la hipocresía de quienes defienden a Zelaya sino también la forma en la cuál Zelaya fue sacado del país. Ellos sugieren que esa salida de Zelaya no era necesaria, en lo cuál casi concuerdo con ellos. Pero no concuerdo con ellos y, mucho menos con la pandilla invertebrada de la OEA, en que la forma deba ser más importante que los principios.
Restituir a Zelaya en la presidencia? Chávez y sus satélites lo desean así, a fin de seguir adelante con sus planes de esclavizar ideologicamente al hemisferio. Pero que algunos buenos demócratas le hagan el juego a estos propósitos porque hubo un defecto de forma en el procedimiento, es algo que encuentro dificil de aplaudir, sobretodo dadas las consecuencias catastróficas que tendría una Honduras bajo la órbita chavista. Es fácil, en retrospectiva, exigir que el proceso hubiese sido más apegado a la ortodoxia pero encuentro que lo sucedido en Honduras tiene demasiados componentes positivos como para descalificar la decisión por un defecto de forma. Cuáles son algunos de esos componentes positivos?: los militares no están en el poder en Honduras; el presidente del Congreso es el presidente encargado, de acuerdo a la constitución; la Corte Suprema de Honduras ha promovido los eventos que han ocurrido; el Sr. Zelaya y su familia no han sido torturados o su integridad física puesta en peligro; existen acusaciones serias contra el Sr. Zelaya por la manera como se puso al márgen de la ley y por otros asuntos de iguál importancia; no hay un solo hondureño muerto por causa de estos eventos. Por el contrario, el bando de Zelaya ha actuado de manera reñida con el derecho internacional: Chávez ha pedido invadir a Honduras y derrocar al gobierno provisional; Insulza ha ido a Honduras sin propósito alguno de lograr una solución, solo a dictar un ultimatum arrogante e imperial; Raúl Castro, representante de la peor tiranía del hemisferio, se une al coro plañidero de quienes piden “democracia” para Honduras; un par de presidentes han dicho que irán con Zelaya a Honduras ( o están ya en camino), lo cuál representa una insólita intervención de sus países en Honduras, ya que ellos no son amigotes de Zelaya sino presidentes de países que deben respetar su investidura ( le pedirían permiso sus Congresos para viajar?).
Por supuesto, el tema Hondureño es complejo y va para largo pero tengo la sensación de que algo terrible le ha sucedido al chavismo en ese pequeño y corajudo país. En nombre de quienes ven más allá de la forma para comprender el fondo, en el nombre de los latinoamericanos quienes aman la libertad y la democracia y no están dispuestos a pasar agachados, pido solidaridad con Honduras. Lo que está sucediendo allá es parte de una gran batalla por la libertad en América Latina, una batalla donde Obama y Chávez no deben estar aliados en contra de los principios fundamentales de libertad y democracia, donde la reflexión de los mejores debe estar orientda a los principios y no a la forma, no para defender errores de procedimiento, sino para reforzar el planteamiento esencial de nuestras sociedades: quienes queremos ser : esclavos de dictadores semi-analfabetas o miembros de comunidades libres y civilizadas? Esta es la gran pregunta cuya respuesta guinda hoy en la balanza.