Hacia un mundo no mundial
El final de Sudáfrica 2010, con la victoria dramática de la siempre sufrida selección española, vuelve a poner el tema de los árbitros en primera fila. La falla del gol anulado a Inglaterra con Alemania y el concedido a Argentina contra México en octavos de final, y la permisividad del juez inglés en la disputa por la copa, con 14 tarjetas amarillas en un juego que mas se asemejó a uno de rugby, replantea si se le debe conceder al juez de jueces del futbol, el estatus de infalibilidad e incluso, como planteo el filosofo hispano-venezolano Juan Nuño, de divinidad. Y es que, según Nuño, este deporte es de masas porque es el único con el que quien lo ve, lo padece como reflejo de su propia vida, pues el tiempo es real (no se detiene), y árbitro cuenta con poderes semejantes a los que le atribuimos a Dios.
Este mes de Mundial nos ha vuelto a demostrar, como cada cuatro años, que los Mundiales de Futbol generan un fenómeno similar al de las antiguas Olimpiadas, distrayéndonos de los grandes conflictos del planeta por un tiempo; aunque, paradójicamente, a la la vez, hace aflorar – algunos dirán que canaliza – los profundos instintos del hombre con respecto al nacionalismo; la confrontación, y la idolatría hacia otros mortales.
Este Mundial también nos recordó que los humanos no podemos aspirar al mito de los dioses (caso Maradona); que los arrogantes y poderosos, en algún momento muestran sus flaquezas y caen de sus pedestales (caso Maradona, Cristiano Ronaldo, etc.); que no todas las potencias pueden serlo siempre ni para siempre (caso Francia, Italia, Brasil, Argentina), y que varias casillas y villas (y capdevillas) pueden convertirse en fortalezas, gracias a las cuales, no nos trabamos en los árboles del Bosque, y así, con sincronismo, perseverancia y táctica, imponerse a los que están acostumbrados a mandar.
Ya el mundo no seguirá girando a ritmo del futbol, por lo cual, ya no podremos abusar de metáforas y asociaciones, de la cuales por un mes, personalmente, abusé. Quedé offside y vuelta al análisis sin balón.