Guerra Preventiva
Las investigaciones realizadas hasta ahora, señalan que desde 1997 existe el
compendio ideológico de lo que sería, un par de años más tarde, la base
filosófica de la política exterior de EE.UU. Ese compendio o manual de
orientación política de la corriente más derechista de los Republicanos ha
sido denominado “El Proyecto del Nuevo Siglo Americano”, convirtiéndose en
la línea del gobierno para el dominio del espectro mundial. La propuesta de
esta tesis se puede condensar en las frases razonadas, desde aquel entonces,
por el actual Vice-Presidente Richard Cheney: “…la primera misión política y
militar de EE.UU., luego de la Guerra Fría, consiste en asegurar que ningún
poder rival emerja en Europa, Asia y la desintegrada URSS.” Cheney, junto a
Donald Rumsfeld, Jeb Bush, Richard Perle, Paul Wolfwitz, Francis Fukuyama y
Richard Allen, entre otros, son la expresión de la tendencia neoconservadora
quienes además de haber elaborado “El Nuevo Siglo Americano” son gobierno
hoy en día.
Al llegar a la Presidencia de EE.UU., George Bush asume los postulados de
esta tesis, y los lanza al mundo como fundamentos de su estrategia de
Seguridad Nacional, a la que identifica como guerra preventiva. Ésta se
soporta en los siguientes principios que sustentan su concreción: (i)
neutralizar a los gobiernos que se oponen a los intereses norteamericanos;
(ii) preservar el orden internacional que garantice la seguridad,
prosperidad y principios existenciales de los EE.UU; (iii) mantener el
control del mundo; (iv) dictar los conceptos rectores de los valores de la
democracia norteamericana; (v) alcanzar el dominio del espectro global, lo
que demanda: superioridad militar, control económico, político y estratégico
de los continentes, países, mares y espacio sideral. La guerra preventiva es
la prevención de los hechos. Evitar la ocurrencia de acontecimientos
globales que puedan afectar a la superioridad norteamericana sobre el mundo.
La guerra preventiva, exige “…moldear las circunstancias antes de que las
crisis emerjan, y frenar las amenazas antes de que lleguen a ser extremas”.
La guerra preventiva es la expresión clásica de la filosofía imperialista.
Es lo que algunos analistas han denominado “…la vuelta al fascismo en el
puesto de mando del capitalismo mundial”. La propuesta de la guerra
preventiva, hoy en marcha, precisa que el mundo debe ser uno solo y estar
gobernado por los EE.UU. La guerra preventiva exige al gobierno de los
EE.UU., reasumir el liderazgo global indiscutido en el escenario unipolar,
sustentado en su supremacía militar. Su ideología militarista se centra en
el uso de la presión y persuasión basada en la fuerza militar como
instrumento de la diplomacia, descartando que las relaciones internacionales
sean reguladas por el derecho internacional. La misión pacificadora en el
mundo y la carta contentiva de la armonía mundial tiene que ser diseñada e
impuesta por el “…liderazgo estadounidense y no el de la ONU”.
La guerra preventiva ha sido concebida para aniquilar cualquier resistencia
que se interponga al dominio del espectro global. Haciendo uso de las
premisas del “mundo libre, democrático y próspero”, con la guerra preventiva
EE.UU., subyuga al mundo imponiéndole la dictadura de la libertad, que no es
otra cosa que el libre albedrío del inmenso capital concentrado en las más
grandes corporaciones transnacionales.
Hoy en día presenciamos las amenazas que sobre Venezuela se derivan de esta
tesis. A la guerra preventiva hay que oponérsele con la guerra del pueblo.
Por eso, la creciente escalada de acciones contra el gobierno del Presidente
Chávez, nos obliga a fortalecer la conciencia revolucionaria. Entender que
no es la coyuntura (Terrorismo, Afganistán, Irak) lo que determina la acción
guerrerista del Imperio, sino su condición hegemónica de poder unipolar, tal
como lo sostiene la guerra preventiva.
La conciencia revolucionaria es lo más contundente que puede oponérsele a la
guerra preventiva. Es el arma más poderosa del pueblo, para resistir los
efectos destructores de la lógica irracional del dominio imperial. La
conciencia revolucionaria es la base conceptual que induce a los
sentimientos patrióticos y nacionalistas, soberanos y de justicia social. Es
la que eleva el espíritu al combatiente para generar la voluntad
inquebrantable de luchar hasta vencer. Es la sangre de la guerra del pueblo
para batir a la guerra preventiva.