Opinión Internacional

Geopolítica mundial y Venezuela

Las caricaturas de Mahoma fueron publicadas, por primera vez, en un diario danés en septiembre pasado, los videos y las fotos sobre los abusos de las tropas británicas en Basora y de soldados norteamericanos en la prisión de Abu Graib fueron hechos hace dos años. Las protestas en los países islámicos ya han provocado decenas de muertos y la destrucción o cierre de sedes diplomáticas de países occidentales como Dinamarca, Noruega, Chile, Francia, Italia y Suecia. Un sacerdote católico italiano fue asesinado en Turquía en nombre de Allah, imanes pakistaníes han puesto recompensas millonarias por las cabezas de los periodistas nórdicos que publicaron las caricaturas. Los sectores islamistas radicales se han movilizado en todo el mundo musulmán para la defensa del Islam frente a la “agresión” de Occidente. “Curiosamente” todo esto se da después de que la Agencia Internacional para la Energía Atómica (IAEA) decide reportar al Consejo de Seguridad de la ONU el caso de las violaciones de Irán al tratado de No Proliferación Nuclear, con los votos a favor de todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad y la solitaria oposición de Siria, Cuba y Venezuela. Las noticias sobre las protestas sacan de las primeras páginas de los periódicos no sólo el tema nuclear iraní, sino también las increíbles declaraciones del Presidente Ahmadinejad sobre el Holocausto y la necesidad de borrar a Israel del mapa. La “Guerra de Civilizaciones” además sirve para poner en dificultades a los gobiernos islámicos dispuestos a colaborar en la lucha en contra del extremismo terrorista islamista, como Musharraf, Kharzai, Mubarak, el Rey de Jordania y la monarquía saudita. No hay mejor forma de debilitar a estos gobernantes que llamar a la unidad del Islam en contra de los enemigos de Mahoma. La mayoría moderada y razonable de los países islámicos se opone a la violencia desatada por los extremistas, sin embargo está amedrentada y silenciada por la amenaza de ser acusada de “traición”. En este “ambiente”, Venezuela e Irán anuncian el inicio de la colaboración en materia nuclear, en el marco de una “alianza estratégica”. Los altos precios del petróleo y las escasas reservas disponibles, fuera de la OPEP, les dan, “por ahora”, a Irán y Venezuela, la capacidad de desestabilizar la economía internacional. Con la alianza con Irán, Chávez ingresa al principal escenario geopolítico mundial. La megalomanía siempre es peligrosa, especialmente si se tienen los “pies de barro”.

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