Gaza, la ONU, Analístas y “Opinologos”
Las circunstancias indican que, sobre el conflicto entre Israel y Hamas en Gaza, debemos prepararnos para lo peor, dado que las elecciones parlamentarias de Israel dan mayoría a las fuerzas más conservadoras– sin importar que partidos integren el próximo gobierno – y el movimiento islamista cuyo objetivo explicito, en su carta fundacional, es la destrucción total de Israel, sigue teniendo el control de la pequeña franja Palestina.
La guerra concluyó con un frágil cese al fuego; una comprensión de la mayoría de los gobiernos del mundo en que se debe detener la entrada de armas que viene de Irán y organizaciones islamistas a través de túneles de Gaza a Egipto; una mayor brecha entre los palestinos de Hamas y el moderado Fatah en Cisjordania; y un debate en la sociedad israelí de cómo combatir a guerrillas terroristas no solo con menos bajas de su ejército, sino, evitando la muerte de tantos civiles que le sirven de “refugio” a estos grupos.
La guerra concluyó también con la ONU en una crisis de credibilidad luego de que su portavoz en Gaza, Maxwell Gaylord, tuviese que admitir que hubo una equivocación al culpar a Israel de bombardear una de sus escuelas (¡el momento del conflicto que causó más crítica mundial!), puesto que fue “un error de información entre agencias de la organización”, dijo. Y también, sin que esto altere el debate legítimo sobre la responsabilidad de Israel y la de Hamas en la muerte de civiles, ahora sabemos gracias a John Holmes, de la Agencia para Refugiados de la ONU, la UNRWA, que durante y luego de la guerra, Hamas confiscó parte de los bienes de la ayuda humanitaria que se llevaban a Gaza, razón por la cual, han suspendió temporalmente su importación a la franja. Y sabemos, por reconocimiento de James Lindsay, que la UNRWA tampoco supo prevenir que miembros de Hamas no estuviesen entre sus empleados y aprovechasen para utilizar algunas de instalaciones con objetivos bélicos.
También sabemos ahora que Khaled Meshal, el líder de Hamas en el exilio fue advertido a través de Fatah y de Egipto, que Israel alertó, a él y a sus camaradas, que de continuar sus ataques con cohetes a sus ciudades, habría una reacción militar larga e intensa en Gaza, y sin embargo Meshal dio ordenes de romper la tregua y durante la guerra, incitó a sus hermanos a luchar hasta la muerte, desde su cómoda residencia en Damasco.
La guerra de Gaza, entre otras cosas, también demostró que algunos analistas y “opinologos” (sorpresivos “expertos” en Medio Oriente que argumentan en base a las opiniones de ideólogos con quienes simpatizan), se apresuraron a sentenciar, cual magistrados, qué era verdad o no, en un momento cuando es casi imposible distinguir la propaganda de la información.
Queda claro que ciertas acusaciones contra Israel de “ataques deliberados” contra objetivos injustificables, no fueron ciertas y que abundaron quienes se dejaron llevar por arrebato (en el mejor de los casos), o por odio (en el peor), al juzgar, más que analizar, esta conflagración. Es por esto que las opiniones y debates públicos son más consistentes y realistas, cuando se entiende que los conflictos complejos requieren, para su análisis, de la perspectiva que solo da el tiempo, el contexto y la historia.