Opinión Internacional

Gadafi, Chávez y las milicias

Chávez ha sido uno de los pocos líderes mundiales en defender la figura de Gadafy, como gobernante. En esto, lo han acompañado sólo Ortega, Castro y Mugabe. Se ha opuesto también a la intervención, básicamente humanitaria, de la coalición internacional, autorizada por la ONU, con argumentos que causan asombro. Según Chávez, el imperio norteamericano  y sus aliados occidentales quieren adueñarse del petróleo libio.

Un verdadero insulto a la inteligencia de cualquiera que esté más o menos enterado, en materia de relaciones internacionales. El petróleo libio, en casi su totalidad, lo producen y exportan a Occidente, compañías occidentales. Pero lo que nos deja estupefactos es la afirmación de Chávez que, además del petróleo, lo que quieren las potencias occidentales es poseer las fuentes de agua de Libia, un país absolutamente desértico.

La verdad es que nuestra capacidad de asombro ya debería haberse agotado, con la afirmación de Chávez que el terremoto de Haití había sido causado por una prueba de un arma secreta de la marina norteamericana y que, probablemente, en Marte había una civilización, que fue destruida por el capitalismo.

Si no fuera trágico, sería cómico. En cambio, Chávez parece que todavía no se ha enterado que el imperio soviético colapsó y se desintegró, básicamente, por el absoluto fracaso socioeconómico del socialismo real, que como decía Bronislaw Geremek: “no sólo no creó riqueza, sino ni siquiera distribuyó con justicia la pobreza”. La ceguera ideológica y la disonancia cognitiva de Chávez, le impiden aceptar los datos de la realidad que contradicen sus creencias profundas y, a su vez, le hacen creer cualquier estupidez que se las reafirma.

Los parecidos de Chávez y Gadafy son múltiples. Los dos quisieron refundar sus países y le cambiaron el nombre, la bandera y los símbolos patrios. Ambos son líderes mesiánicos y carismáticos, que creen estar haciendo una revolución. Están convencidos de ser los indispensables “salvadores de la patria”, establecieron la reelección  perpetua, tienen una clara vocación totalitaria y por tanto no creen en la alternabilidad, el pluralismo político, en la separación de poderes y, en general, en el Estado de derecho. Padecen de un “antiyankismo” visceral, “credulón”  y primitivo, que le hace creer cualquier cosa, con tal de que venga de los odiados gringos.

También fomentan un infantil culto a la personalidad. Pero lo que quisiera destacar hoy es que Gadafy basa su poder represivo y militar no tanto en las fuerzas armadas (FFAA) regulares, sino en las milicias, mal llamadas populares, que en Libia están mejor armadas que el propio ejército. Chávez también ha creado unas milicias, bajo su mando directo y,   precisamente en estos días, ha modificado, por decreto (inconstitucional), por cuarta vez en cinco años, la ley orgánica de las FFAA, para que las milicias  puedan usar armamento pesado y sus oficiales sean equiparados a los oficiales profesionales de las FFAA.

Es evidente la intención de crear y fortalecer una guardia pretoriana, que recuerda claramente las milicias del jerarca fascista Farinacci en Italia, pero sobretodo las SS de la Alemania Nazi, por el armamento pesado. Chávez está debilitando y desinstitucionalizando las FFAA, politizándolas y limitando su profesionalización. Ahora con el fortalecimiento de las milicias está eliminando el monopolio natural de las FFAA sobre las armas de guerra de la nación y creando un verdadero brazo armado del partido de gobierno.


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