François Hollande – ¿Socialista o neo-liberal?
Tal como lo ha venido sosteniendo insistentemente Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008, la política de excesiva austeridad, aplicada en la mayoría de los países miembro de la Unión Europea durante los últimos cinco años, está comenzando a afectar severa y estructuralmente también a Francia.
La segunda economía europea parecía haberse “salvado” hasta ahora, junto con, pero en menor grado que Alemania, de la grave y prolongada crisis a la que no se le termina de encontrar una salida clara en el seno de la Unión Europea. Ello lo demuestra el hecho que la tasa de crecimiento económico, estimada para el año 2014, no sea apreciablemente superior a la quasi insignificante obtenida en 2013. ¿Cuál es entonces el motivo por el cual no se ha podido producir aún el necesario círculo virtuoso?
Sencillamente, estamos convencidos que ello se debe a las medidas de prolongada austeridad, junto con otras de carácter anti-keynesiano, que han caracterizado los últimos dos gobiernos franceses, como también hasta recientemente, a los demás países europeos, como resultado de la crisis de 2008, todo lo cual ha reducido significativamente la demanda. A raíz de ello, la competitividad del sector industrial, principal motor de la economía de ese importante país, se ha visto sensible y, en algunos casos, peligrosamente reducida.
Este fue evidentemente el motivo que inspiró al presidente François Hollande, el día 14 del presente mes, a proponer la adopción del “Pacto de Responsabilidad”, mediante el cual se reducirían los costos de producción – sector trabajo/mano de obra – entre 2014 y 2017. Dicha reducción se lograría gracias a la eliminación de los aportes patronales, destinados a financiar la rama denominada “familiar” de la Seguridad Social francesa. Estas cotizaciones que irían en beneficio de la oferta, es decir del sector productivo, alcanzarían aproximadamente la suma total de USD 47.000 millones, es decir, el 1.5% del producto interior bruto (PIB) francés.
De ser dicho “Pacto” aprobado definitivamente, cabe preguntarse si es factible que de él se obtenga algún éxito. Recordemos que en 2012, en la Francia de Sarkozy, se adoptó sin grandes resultados positivos el Crédito al impuesto, competitividad-empleo (Cice), cuya propensión fue claramente de carácter hoy popularmente conocido como neo-liberal. Esta medida, por cierto, propendió igualmente a favorecer la oferta en lugar de la demanda.
No obstante lo anterior, justo es reconocer que gracias a la reducción de sus índices de consumo a niveles más modestos, así como a la degradación parcial de las cuentas externas, la sociedad francesa tuvo que soportar un menor impacto que la mayoría de los demás miembros de la UE, excepto Alemania, debido a las repercusiones negativas originadas por la última crisis de 2008. En cualquier caso, sus empresas no pudieron substraerse del todo de la crítica situación económica prevaleciente en términos globales. Eso no les facilitó la tarea de compensar plenamente la menor demanda prevaleciente en el mercado doméstico, por un aumento equivalente de las exportaciones de su producción industrial, aún a precios reducidos de manera importante. De ahí que consideramos un error fundamental las medidas de ajuste presupuestario, adoptadas inoportunamente o a destiempo, tanto por Nicolas Sarkozy (2012) como por François Hollande (2013), actualmente en contracorriente con los demás miembros de la UE. Creemos que ellas no están contribuyendo sino a mitigar fuertemente la tendencia hacia lo que se podría haber convertido, a partir del año pasado, en una franca y más acelerada recuperación de la economía francesa.
*Ing.Químico – University of Oklahoma (1958); M.S./Ph.D./Post-Doc – Université Paris IX-Dauphine (1992-2001); Investigador Asociado de la Ecôle Doctorale – Université Paris IX-Dauphine (2001-).