Explíquenme esto, por favor
Al mejorar las relaciones con Israel, suspender los vuelos a Irán y Siria, Chávez manda un mensaje a Washington, mientras Fidel aplaude el gesto de segundón del presidente venezolano.
La Habana le ofrece el Alba en bandeja de plata al imperio, a cambio de permitir la llegada del turismo yanqui, pide hasta perdón por cosillas del pasado. ¿Especulaciones? ¡Claro que sí!, pero de que vuelan, vuelan. Demasiadas casualidades juntas. No hace un mes también Chávez abrazaba a Santos, un paso para acercarse a Washington.
En La Habana permiten ejercer con libertad el oficio de barbero, reparador de muñecas, cuidador de chivos para carritos infantiles, mensajero sin motos y mecanógrafo. ¿A qué apunta todo? ¡Capitalismo de cachivache! Los taxistas de la isla que trabajan por cuenta propia multiplican por 10 sus ingresos. A los cubanos ese perro ya los mordió, temen que estén dejando florecer 100 rosas para después cortarlas, como ocurrió con los paladares; los restaurantes caseros cubanos que florecieron en los años del período especial, pero tan pronto llegó la ayuda venezolana los ahogaron con impuestos y prohibiciones.
Obama se deja querer. ¡Ah si esa apertura hubiera ocurrido en tiempos de Gorbachov, La Habana habría recibido un cheque en blanco.
Hoy, Obama sabe que los cubanos de Miami eligieron presidente a Bush, los votos de la Florida decidieron aquella elección presidencial, y además que para las elecciones parlamentarias el voto cubano decidirá varios circuitos. Los votos de los exilados pesan mucho en Estados Unidos.
Algo desesperado, Fidel Castro busca pactar con el imperio, Raúl Castro le pone parches al modelo y Caracas no quiere que las multinacionales abandonen las empresas estatizadas. Hay un tira y encoge entre Miraflores y Monaca, y los automercados de Casino quieren que los antiguos dueños sean socios y administradores. No es tan fácil.
Reconciliarse con Israel apunta a reconciliarse con Estados Unidos, en los momentos en que el Pentágono quiere retirarse con gloria de Afganistán y de Irak, dos países vecinos de Irán, y el Departamento de Estado reconoce que a mediano plazo China representa el verdadero desafío para Estados Unidos. Se quiere crear el Estado palestino y hasta se habla de negociar bajo cuerda con Irán para derrotar a los talibanes, un enemigo común de ambos países. En este ajedrez mundial juegan poco, o nada, Caracas y La Habana.
Con razón los camaradas iraníes desconfiaban de la volubilidad revolucionaria de los caribeños Cambiando de tema: ¿Quién meterá la pata el 26 por la noche? Chávez mostró su desconcierto en el referéndum constitucional, pareció que no admitía la derrota y quedó la impresión de que el Ejército lo había obligado a aceptar la realidad. La noche de la elección presidencial en diciembre del 2006 Manuel Rosales dio la cara con coraje.
La historia no terminará el domingo de la próxima semana. Habrá que ocuparse de que la lucha por la candidatura presidencial no rompa la unidad.
En Venezuela hay dos bandos irreconciliables.
Chávez levanta el dogma de la existencia de dos Venezuela, la burguesa y la proletaria y repite que una acabará con la otra. No hay solo que ganar el domingo por una cabeza, sino alcanzar en un futuro 80% de apoyo a la democracia para volver imposible la guerra civil. La meta no es aplastar a los chavistas, sino dejar solo a Chávez. No es fácil, claro.