Opinión Internacional

Elecciones y cambio en Italia

A mediados de abril, se celebrarán las elecciones para formar un nuevo Parlamento y un nuevo Gobierno en Italia. El espectro político italiano, para estas elecciones, ha cambiado considerablemente. Durante los últimos lustros, se enfrentaban en las elecciones dos coaliciones, la centro-derecha y la centro-izquierda, integradas ambas por múltiples partidos. El equilibrio relativo entre la coalición ganadora y la perdedora, que producía, especialmente en el Senado, unas precarias mayorías, daba a los partidos más pequeños y hasta a senadores individuales, el poder de provocar crisis de gobierno. En estas elecciones, con la formación de dos grandes nuevos partidos: el Pueblo de la Libertad ( PDL), de centro-derecha, dirigido por Silvio Berlusconi – que funde Forza Italia ,el original partido de Berlusconi, con Alianza Nacional de Gianfranco Fini – y el Partido Democrático ( PD) , liderado por Walter Veltroni, el Alcalde de Roma, que fusiona los dos mayores partidos de la coalición de centro-izquierda : los ex post-comunistas del PDS y la Margarita, integrada, mayoritariamente, por el ala izquierda de la antigua Democracia Cristiana . EL PDL tiene el apoyo adicional de la Lega, partido regional del norte de Italia. Quedan fuera de estas dos fuerzas, la coalición Arco Iris, formada por los pequeños partidos de la izquierda más radical y los Verdes, y la UDC, la Unión del Centro, los demócratas-cristianos dirigidos por Pierferdinando Casini, quien integraba la coalición de centro-derecha, pero que no aceptó el ultimátum de Berlusconi de fusionarse en el nuevo PDL o quedarse fuera de la alianza electoral. Por mantener su identidad ideológica y autonomía organizativa, Casini asume un riesgo muy elevado, porque el sistema electoral favorece a los pequeños partidos sólo si forman parte de una coalición mayor, en cambio si se presentan aislados son penalizados. En el Senado hay que superar el 8% de los votos en la circunscripción regional, para poder obtener escaños, en esa región. En las encuestas, tanto el Arco Iris como la UDC, rondan alrededor del 7% a nivel nacional. “Se non é vero é ben trovato”, dicen los italianos y efectivamente si no hubo un acuerdo tácito entre Berlusconi y Veltroni, sería lógico que lo hubiese habido, porque la intención evidente de los dos líderes es afianzar un sistema más bipartidista y lograr un debilitamiento considerable de los partidos más pequeños. Hasta el momento, las encuestas favorecen a la alianza de Berlusconi, con una ventaja que está entre 6.5% y 9.4%. Eso le daría una sólida mayoría en la Cámara de Diputados, donde existe un premio de mayoría, que consiste en darle un número adicional de diputados al partido que obtuvo el mayor número de votos, sin embargo en el Senado la situación es más complicada, por que los premios de mayoría son por región y si Veltroni logra reducir la ventaja del PDL, no es imposible que Berlusconi tenga que gobernar con una muy precaria mayoría en el Senado, que fue la causa de la caída prematura del Gobierno Prodi. Es muy probable que, después de las elecciones, Berlusconi y Veltroni se pongan de acuerdo, para modificar el sistema electoral y consolidar definitivamente un régimen bipartidista en Italia, más parecido al que impera en los demás grandes países europeos, Francia, Gran Bretaña, Alemania y España, lo cual le daría más estabilidad y gobernabilidad al sistema de gobierno italiano.

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