El Socialismo del Siglo XXI y Cuba
El Socialismo del Siglo XXI no solo palpita en los centros de trabajo y en las calles cubanas, en los círculos académicos e intelectuales, sino que también está presente en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba
El periódico Juventud Rebelde del domingo pasado publicó un artículo bajo el título El Socialismo del Siglo XXI, del compañero Armando Hart Dávalos, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Director del Centro de Estudios Martianos. En el mismo se reseñaban algunas citas de los clásicos del marxismo- leninismo sobre el socialismo y el comunismo y terminaba, afirmando que: “En la fuente del movimiento liberal latinoamericano y del genuino ideal socialista de Marx, Engels y Lenin están las claves de los caminos a recorrer por el socialismo del siglo XXI. Enhorabuena que ya haya desaparecido aquel «socialismo» equivocado, mediocre y ajeno a las esencias de la mejor cultura universal.”
A propósito de este artículo, algunos compañeros han solicitado conocer más sobre el significado del Socialismo del Siglo XXI, pues realmente salvo algunos círculos intelectuales, políticos y académicos con acceso a la red digital y a la prensa extranjera, pocos compañeros conocen sus basamentos y en nuestra prensa nacional el tema ha estado ausente. Para empezar debo precisar que me adscribo plenamente a la idea general proyectada por el compañero Hart en su artículo.
Cuando hablamos de Socialismo del Siglo XXI no estamos tratando sobre algo definitivamente acabado, conceptualizado, sino precisamente sobre un camino a recorrer, un movimiento general que existe en el seno del movimiento comunista, socialista, obrero y revolucionario internacional y que ha venido tomando fuerza después de la caída del campo socialista.
Viene siendo, el resultado del análisis de las causas que puedan explicar el fracaso del «socialismo» equivocado, mediocre y ajeno a las esencias de la mejor cultura universal.”, sus errores, desviaciones y violaciones de los principios y las nuevas proyecciones teóricas generales que se derivan de ese resultado sobre la nueva sociedad socialista, partiendo de los enunciados de Marx, Engels y Lenin y las aportaciones de otros revolucionarios del siglo pasado.
Los que han investigado y estudiado esos proceso fallidos, han encontrado que muchas de las causas del desastre estuvieron en las desviaciones que se propiciaron en un largo período de incubación, por causas no siempre justificadas, como la poca participación de las masas, las bases y los trabajadores en los procesos de decisión, la violaciones de los principios democráticos que deben regir en una sociedad socialista, el predominio de concepciones sectarias y excluyentes, la excesiva centralización de la propiedad y la apropiación y la continuación de esquemas típicos de la organización capitalista de la producción como el trabajo asalariado, la producción para un mercado, el lucro como fines y otras.
Por eso, sin pretender un esquema ni nada que se le parezca, los que hablan y escriben sobre el Socialismo del Siglo XXI, hacen énfasis en la necesidad de su carácter participativo, democrático, inclusivo y autogestionario. Si tuviera que definirse en pocas palabras, podría expresarse que el Socialismo del Siglo XXI es la manera comunista de enfocar el socialismo en este nuevo siglo.
Será participativo porque el socialismo solo puede ser tal si en él participan en forma directa y comprometida las masas, los trabajadores, toda la población. Solo con la participación de todos los interesados en la nación, la comunidad o el centro de producción, será posible desarrollar tareas y planes efectivos.
Será democrático porque todas las decisiones importantes y trascendentales que afectan a todos los ciudadanos del país o de un conglomerado social, productivo o comunitario deben contar con la aprobación mayoritaria de los afectados e interesados.
Será inclusivo porque no debe haber sectarismo político, ni exclusiones arbitrarias en la participación y en la democracia, de manera que todos se sientan interesados y comprometidos en el proyecto común.
Será autogestionario, porque el sistema de trabajo basado en la autogestión empresarial obrera, descubierto por Marx en las cooperativas que funcionaban en el capitalismo, desarrollado también a escala social, será el nuevo sistema de organización de la producción socialista, llamado a sustituir el trabajo asalariado que caracteriza al capitalismo.
Ya si el Estado democrático del socialismo, va a funcionar a partir de Consejos, Soviets, Asambleas Populares u otras formas; si en la economía que necesariamente debe tender a formas cooperativas y autogestionarias, existirán también éstas o aquellas otras formas y en qué cuantía y peso, si el Estado va a tener mayor o menor participación directa o indirecta en el control de la producción, etc. es asunto de las características de cada país y cada movimiento revolucionario que irán encontrando su camino y aplicarán sus variantes, dentro de estas generalidades, de acuerdo con sus circunstancias históricas concretas, sus tradiciones y el desarrollo social, cultural y económico de de cada país.
Si lo que rechaza precisamente el Socialismo del Siglo XXI es el esquema, el dogmatismo y la mediocridad, sería absurdo pretender otro nuevo boceto religioso y torpe que intente generalizar y regular cómo será el Estado, cómo funcionarán sus mecanismos políticos, de qué manera va a desempeñarse específicamente su economía, etc. Tampoco el Socialismo del Siglo XXI es un caos arbitrario de silvestres y disímiles anarquías.
En el Siglo XX, importantes precursores del Socialismo XXI fueron precisamente el Che y Fidel, que se negaron siempre a ceñirse a esquemas preconcebidos y procuraban hacer avanzar la sociedad con métodos creativos, en una práctica de ensayo-error-ensayo que vivimos aún en nuestros días. Si el socialismo cubano no sucumbió luego del doble bloqueo a que fue sometido después del desastre del socialismo real, fue, entre otras razones, gracias al espíritu creativo aplicado en Cuba bajo la dirección del Comandante en Jefe.
Algunas de las nuevas teorías socialistas hacen más énfasis en aspectos sociológicos, y otras en aspectos puramente económicos. En verdad todos parecen tener parte de razón y cualquier enfoque integral, inclusivo deberá tener todos esos elementos en cuenta, como cualquier concepción sectaria debe ser excluida. No necesariamente esta corriente representa, ni tiene que representar, una posición homogénea, única, sin diferencias. Pretenderlo sería volver a la iglesia.
Cuba, que inició su proceso revolucionario en la mitad del siglo pasado, y que objetivamente estuvo marcado por las concepciones entonces predominantes, necesariamente deberá insertarse y de hecho ya se inserta en esta nueva corriente con sus propias características y particularidades históricas. Una de esas singularidades, es el privilegio de contar con la inagotable fuente del ideario martiano, uno de los pensamientos políticos y humanistas más avanzados de todos los tiempos que, desarrollado en el Siglo XIX, traspasó el XX y proyectó pensamientos plenamente concomitantes con el nuevo socialismo del Siglo XXI.
El exponente principal de este nuevo enfoque en América Latina lo encontramos en el Presidente Hugo Chávez, declarado partidario del Socialismo del Siglo XXI quien lo promueve y desarrolla con su Revolución Bolivariana. También el dirigente comunista dominicano Narciso Isa Conde dirige un movimiento revolucionario que se proyecta hacia el nuevo Socialismo y publicó un libro intitulado En el Siglo XXI ¿Cuál democracia? ¿Cuál Socialismo? Por su parte las FARC de Colombia han proclamado su propósito de construir una sociedad a partir de los postulados del S-XXI y el intelectual alemán-mexicano Heinz Dietrich publicó un libro con el título El Socialismo del Siglo XXI, y encabeza el Bloque Regional de Poder Popular que agrupa diversos movimientos sociales y políticos de la región partidarios de estas modernas concepciones.
En Cuba, algunos compañeros ha publicado artículos y comentarios sobre el tema, básicamente en revistas digitales, en algunos libros de autores cubanos también se han abordado asuntos de la política y la economía con enfoques que apuntan al nuevo socialismo y en las tres Conferencias anuales patrocinadas por la Academia de Ciencias, sobre La Obra de Carlos Marx y los desafíos del Siglo XXI, varios académicos e intelectuales cubanos y extranjeros han expuesto trabajos relevantes, en consonancia con estos modernos enfoques.
El Comandante Jefe Fidel Castro, dijo en noviembre del 2005 que los propios revolucionarios cubanos podríamos destruir la Revolución si no resolvíamos los graves problemas que estábamos enfrentado. En el transcurso de este año, esto ha sido tratado por otros compañeros de la dirección del Partido, fue abordado en el XIX Congreso de la CTC y la prensa ha investigado y trabajado en esa dirección.
Una comisión fue creada en la Academia de Ciencias para estudiar los problemas de la propiedad en el Socialismo. Muchos de los problemas planteados por el Jefe de la Revolución, encuentran respuesta en las nuevas concepciones que manejan políticos, académicos, investigadores y periodistas que estudian el tema, pero sobre todo están en la práctica cotidiana de nuestros trabajadores, campesinos, soldados, estudiantes, ciudadanos todos que actúan y discuten a diario sobre los problemas concretos que enfrentan en la construcción socialista y toman decisiones que están a su alcance.
Nada mejor que el estudio concreto de lo que está pasando a diario en los centros de producción y servicios, en las calles y hogares cubanos, para encontrar las soluciones al Socialismo del Siglo XXI que no es otro que este mismo que estamos viviendo, contadas sus contradicciones.. Esa sería la forma específica de hacer comunismo y aplicar la cita que hace Hart en su artículo de viejos escritos marxistas: “Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente”
Muchas gracias compañero Armando Hart. Su artículo pasará a la historia, por haber sido la primera muestra pública y definida de que el Socialismo del Siglo XXI no solo palpita en los centros de trabajo y en las calles cubanas y se discute y elabora en los círculos académicos e intelectuales, sino que también está presente en el Comité Central de nuestro Partido Comunista. Esa cohesión entre lo popular, lo culto y lo político ha sido uno de los cimientos fundamentales de nuestra nacionalidad. Persiste.
La Habana, diciembre del 2006