El siglo XX en México y Estados Unidos
A finales del siglo XIX el peso mexicano valía más que el dólar. A lo largo de 100 años, el valor del peso se ha derrumbado y si contamos todos los ceros borrados, el peso mexicano vale casi 10.000 veces menos que el dólar. En las últimas décadas del siglo pasado, los americanos utilizaban las monedas mexicanas de plata para ahorrar y muchos de ellos compraban productos mexicanos como símbolo de calidad. Ahora, muchos mexicanos prefieren el dólar y las mercancías americanas.
La diferencia de salarios y niveles de vida se manifiesta al comprobar que los más modestos trabajadores mexicanos ilegales en Estados Unidos ganan más en una hora que el 80% de los trabajadores de México en todo un día. El producto por habitante a finales del siglo XX en Estados Unidos es ocho veces mayor que el de México. Durante el siglo XX millones de mexicanos abandonaron tierras y familiares para buscar trabajo en Estados Unidos. En ausencia de esa válvula de escape, el desempleo y la inseguridad serían aún mayores, con la posibilidad de cruentos enfrentamientos sociales.
La corrupción y las decisiones equivocadas de los gobernantes respecto a leyes y políticas económicas; su incapacidad para mantener un ambiente de paz, seguridad y para superar la incertidumbre y los enfrentamientos son las principales causas de la creciente diferencia de niveles de vida entre México y Estados Unidos.
Desde principios de siglo la llamada revolución mexicana sembró el caos, causó cientos de miles de muertos y destruyó gran parte de nuestra economía, sin generar avances reales en la democracia, teórico motivo de esas revueltas. Ahí empiezan las grandes diferencias en el desarrollo de los dos países vecinos. Posteriormente, la idea de que el estado debe ser el propietario de los principales sectores de la economía y dirigirla, disparó esas diferencias.
Durante el gobierno del general Cárdenas se estatizaron los ferrocarriles, el petróleo y se generalizó una reforma agraria que expropió tierras a los que producían para repartirlas entre quienes no tenían capacidad para hacerlas producir. Los ferrocarriles en manos privadas unieron eficientemente todo el territorio americano, mientras que en manos de la burocracia mexicana se estancaron y sólo generaron pérdidas y endeudamiento. Los empresarios privados extraen petróleo y generan energía eléctrica en Estados Unidos, mientras en México los funcionarios desangran esos sectores en su provecho.
¿Sería menor la brecha con Estados Unidos si no hubiera habido en México una reforma agraria, la estatización de los ferrocarriles, del petróleo y la electricidad? Ya se nos fue este siglo avanzando por caminos equivocados. Es urgente tomar la vía correcta, lógica, en el nuevo siglo para reducir estas inmensas diferencias y crear un ambiente donde 100 millones de mexicanos logren una vida mejor.
