El proteccionismo de regreso
Algunos los denominan neoproteccionismo o incluso pudiéramos catalogarlo como «proteccionismo ideológico.» Esto se refiere que Venezuela se protege de otros países sin que proteja a sus empresas y por el contrario se ha convertido en importador neto.
Siempre entendimos que el proteccionismo como principio económico para proteger las empresas y los productos del propio país, imponiendo limitaciones a la entrada de productos extranjeros similares o iguales mediante la imposición de aranceles e impuestos a la importación.
Los afectados de las medidas son por lo general los importadores y los consumidores toda vez se encontraban con dilema de productos importados más costosos que sus similares nacionales. Por esta vía se protegía la producción nacional y por ende se protegían empleos. Hasta aquí se resume el objetivo de esta vieja praxis que hoy en la región retoman aceleradamente países como Brasil y Argentina.
La política proteccionista ha conocido distintos períodos de apogeo y declive a lo largo de la historia. De forma general, en situaciones de economía de guerra o autosuficiencia, el proteccionismo se aplica de manera autoritaria. En situaciones de crisis económica, ciertos niveles de protección a los propios productos evitan una caída fulminante de precios y el consiguiente descalabro de algún sector de la economía nacional. Por lo general se trata de proteger empresas para garantizar empleos. Esta tendencia se mantiene y cada vez que estamos frente a una crisis la voz de los proteccionistas y en sus diferentes rasgos, sean nacionalistas o socialistas sus gritos de guerra se escuchan. Estas tendencias se repiten en el tiempo.
Estamos de acuerdo en cuanto a que las barreras proteccionistas no son más que aquellas que implantan las naciones para salvaguardar sus productos, pero también debemos recordar que a su vez podrían desatar una gran polémica regional o mundial por los perjuicios que se crean al libre comercio de bienes y servicios.
Por ejemplo en el caso de América Latina nos encontramos con dos bloques más o menos definidos de países en esta materia.
La fachada del Pacífico (Chile, Perú y Colombia así como por los centroamericanos) son los menos proteccionistas. Por el contrario, los dos gigantes sudamericanos, Brasil y Argentina y Venezuela, Bolivia y Paraguay impulsan medidas de claro corte proteccionista. Se argumenta que defensas comerciales artificiales solo pueden ser útiles a corto plazo: el proteccionismo puede ser un buen resorte en el corto plazo. En nuestra región se convierte en una trampa. En el caso de Venezuela darle preferencia a importaciones de países amigos, firmar acuerdos administrados y usar mecanismos como Cadivi y Sitme son una nueva manera de protección y control.