El espaldarazo
¿A qué juega ahora nuestro presidente? El contundente y bien publicitado respaldo que la está dando a Fujimori en diferentes foros interamericanos no caben explicarse como simples actos de ingenuidad política, afán de protagonismo regional o como formales derivaciones de sus “nuevos” postulados en defensa por la no intervención, la soberanía y la autonomía con los cuales se ha querido diferenciar de la política exterior del puntofijismo. Algo más busca Chávez con este súbito enamoramiento fujimorista.
La cosa empieza en la OEA, cuando en las reuniones del Consejo Permanente y en la Asamblea General nuestro gobierno bolivariano rechaza -junto con México y Brasil- las posibilidades de tomar medidas colectivas en contra de Perú, invocar la Resolución 1080 y de condenar o juzgar la validez de las elecciones en las que Fujimori se reeligió para un tercer mandato, todo bajo el manto de la “no intervención en los asuntos internos de un país hermano”. En los encuentros de Washington y Canadá también se lució al criticar el papel de los observadores internacionales en los procesos electorales de Perú y Venezuela, y al defender con los dientes la petición peruana con relación a que la Misión de alto nivel que se acordó enviar en forma inmediata a Lima fuese pospuesta hasta después del 28 de julio cuando el Congreso de ese país juramente al mandatario autoritario.
Pero el espaldarazo a Fujimori del gobierno venezolano se hace aún más explícito en la celebración del 30 aniversario de la Corporación Andina de Fomento el pasado 7 de junio cuando el propio Hugo Chávez calificó de “atropello” el intento de Estados Unidos y Canadá de condenar los comicios peruanos, así como en el marco de la reciente Cumbre Presidencial Andina en la que el mandatario venezolano se estrenó como presidente de la Comunidad Andina de naciones afirmando que a Venezuela no le corresponde reconocer la legitimidad de los asuntos de otro país soberano porque “no somos jueces ni policias de ningún gobierno”.
¿Será que con este apoyo Chávez está “poniendo sus barbas en remojo” e intentando conjurar posibles cuestionamientos a los comicios venezolanos y su reelección presidencial?. Porque, sin duda, la legitimación de Fujimori es una buena ayuda para una futura legitimación de Chávez. Y ¿no será que finalmente nuestro presidente decidió hacerle caso a Norberto Ceresole quien públicamente le llamó a actuar más con la razón estratégica que con la razón democrática, y por tanto no deprenderse de Fujimorí ni alejarse de su imagen dictatorial, sugiriéndole incluso viajar a Lima y fotografiarse con el japonés como lo hizo el presidente Cardoso de Brasil?
Ver artículo de Norberto Ceresole: (%=Link(«http://analitica.com/va/internacionales/opinion/4648938.asp»,»http://analitica.com/va/internacionales/opinion/4648938.asp»)%)