Desnutrición Causa Epidemia de Ceguera en Cuba
Como ha ocurrido con todo otro Socialismo Real, Cuba se convirtió en un país menesteroso al colapsar su economía por seguir las supercherías económicas que inventó el pensador alemán Karl Heinrich Marx, y publicó en tres enormes mamotretos titulados “El Capital”; y a partir del 26 de diciembre de 1991, cuando colapsó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; (URSS), que mantenía literalmente a Cuba, mediante gigantescos subsidios anuales que montaban varios miles de millones de dólares, el pueblo cubano comenzó a sufrir de una extensa desnutrición. A lo largo de los dos años siguientes al colapso de la URSS, (1992 y 1993), el mundo de la medicina fue asombrado al conocer de una epidemia de ceguera que afectaba a unos 50 mil cubanos. [Lea reportes médicos sobre este horripilante hecho en la siguiente URL: http://annals.highwire.org/cgi/content/abstract/122/7/530].
El régimen cubano “famoso” por sus “éxitos” en “medicina socialista”, ocultó la verdadera razón de la epidemia de ceguera, atribuyéndosela a un supuesto virus y llamándola “neuropatía óptica”, cuando la realidad era que lo que estaba ocurriendo era una epidemia de beriberi—llamada la “enfermedad de la pobreza”—que el DRALE define como: “Enfermedad caracterizada por polineuritis, debilidad general y rigidez dolorosa de los miembros. Es una forma de avitaminosis producida por el consumo casi exclusivo de arroz descascarillado.”—y específicamente debido a la falta de consumo de grasas que son obtenidas consumiendo carne roja, carne de aves, pescados, mariscos—y leche.
La principal fuente de vitaminas solubles en grasa, es la leche, como podría informarle a cualquier persona, un nutricionista, dietista, o profesional de la medicina—y Venezuela que está percibiendo cantidades groseramente enormes de dinero gracias al alto precio de mercado de los hidrocarburos que exporta—no debería estar padeciendo de un desabastecimiento de varios productos de la cesta básica—y particularmente de la leche que es vital para el normal desarrollo de los infantes.
La escasez de varios productos de la cesta básica que se ha venido observando en todo el territorio venezolano, no tiene razones financieras, sino políticas: es causada por la deliberada política del actual gobierno nacional de asfixiar a los productores y comercializadores privados, mediante rígidos controles que incluyen la fijación de los precios por decreto, el control de divisas para la importación, y la expropiación de “fincas ociosas” para dedicarlas al “desarrollo endógeno”—entre otras.
El gobierno nacional; en una medida difícilmente de entender si se recuerda su constante repetición de que el actual régimen es el “gobierno del pueblo”—y especialmente de los “pobres y los indígenas”, acaba de liberar el control de precio sólo para la leche de larga duración—que es la que posee el precio más alto—manteniendo el control de precios de los demás tipos de leche—que por poseer precios más bajos, son los que normalmente consumen la mayoría de los venezolanos—y especialmente los pobres.
La China continental—mantenida bajo el yugo de una estricta “economía” (muy entre comillas] marxista, hasta la muerte de Mao Zedong en 1976, es el innegable ejemplo de que sólo una economía de mercados garantiza el adecuado abastecimiento de todos los productos que requieren los consumidores—Deng Xiaoping—sucesor de Mao, lanzó al cesto de la basura todas las recetas “económicas” de Marx, y está a la vista de todos el explosivo crecimiento económico y de la prosperidad del pueblo chino, ocasionado específicamente por la introducción de la economía de mercados en China—y la activa participación de este país en la globalización económica—que la ha llevado a ser hoy una potencia económica mundial, a la que temen todas las otras grandes economías de los países altamente desarrollados, por su elevada capacidad para producir y competir en cualquier mercado—desde los productos agropecuarios y mineros, hasta todo tipo de producto manufacturado.
El gobierno venezolano debe reflexionar—y abandonar la absurda obsesión castrista de mantener viva la Guerra Fría—contra “el imperio” y el “liberalismo o capitalismo”—que no nos conducirá a otro destino distinto al atraso a la pobreza y—como hemos visto—hasta la desnutrición, con todas sus muy graves consecuencias.