Desde Azerbaiján con maestría
“La Otra Rusia” es un movimiento de disidentes que intentan despertar la conciencia de los rusos para no dejarse arrebatar las modestas conquistas de libertad y democracia que obtuvieron durante el período soviético de Gorbachev y los primeros años de Yeltsin.
Hace unos meses, Garry Kasparov – varias veces campeón mundial de ajedrez – lideró una manifestación en Moscú denunciando al gobierno de Putin por reprimir la libertad de expresión, concentrar el poder y preparar una farsa para perpetuar a sus partidarios en el Kremlin en las futuras elecciones.
El estratega nacido en la ex república soviética de Azerbaiján, y que hoy reside en Rusia, se enfrenta hoy con una poderoso sistema calculador y gélido como aquel de la computadora Deep Blue de la IBM, a quien derrotó en una primer enfrentamiento, pero luego, en una versión más sofisticada, no pudo vencerla por su amplia superioridad en sofisticación y dominio. Kasparov espera estar aun a tiempo de imponerse a la maquinaria arrolladora de Putin y sus “Incondicionales Brutales Muchachos” (IBM).
Quizá los miembros de “La Otra Rusia” obtengan inspiración en la figura de otro azerí nacido en la misma ciudad de Kasparov, Bakú, el fallecido violonchelista Mstislav Rostropovich, quien abandonó los privilegios que Stalin le otorgó, cuando defendió públicamente a varios disidentes soviéticos. El músico respaldó las reformas de Gorbachev desde su exilio estadounidense y en 1989 tuvo el privilegio de tocar en el escenario de los restos del Muro de Berlín.
Rostropovich logró ver la caída de la tiranía soviética así como Kasparov espera contemplar un destino similar para el régimen de Putin. El tiempo dirá si los poderosos de Moscú sucumben a la técnica, destreza y paciencia de chicos de Azerbaiján.
