Derecho a vivir en Paz
Los pueblos de Venezuela, Colombia y Ecuador han demostrado que son capaces de imponer la paz con canciones y amor fraterno. La paz se hizo en la frontera gracias al llamado de Juanes, quien convocó a varios amigos: Miguel Bosé, Juan Fernando, Montaner, Carlos Vives y Juan Luis Guerra en un concierto inédito llamado Paz Sin Fronteras. La convocatoria fue un río de gente que dejó pequeño el cauce del río Táchira.
El derecho a vivir en paz es un derecho humano fundamental, tal como ha promovido la (%=Link(«http://www.unesco.org/cpp/sp/declaraciones/HRtoPeace.htm. París, Francia, enero de 1997″,»UNESCO»)%) . Se trata de la dimensión internacional del derecho a la vida, como dijo Karel Vasak. Es el más básico de los derechos, como ha pregonado Amnistía Internacional, sin el cual todos los demás derechos no existirían. Sin paz no hay posibilidades de vida para muchos y sin vida no hay más derechos humanos. Así de simple.
Las guerras y conflictos dejaron un mar de muertos en el Siglo XX. Genocidios, crímenes de lesa humanidad y de guerra han traído una masacre generalizada contra la población civil, es decir, no combatiente. Lo que demuestra el poder letal de las armas y el desequilibrio presente en los militares quienes se han dado de baja en unos 33 millones, mientras los civiles muertos han sido171 millones. Las guerras del siglo pasado eliminaron 5 veces más civiles indefensos y sin armas que combatientes armados y entrenados para la muerte. Los verdaderos ganadores son los “señores de la guerra”.
Los integrantes de los grupos armados violentos y los funcionarios estatales, de cualquier rango, tienen responsabilidad individual ante la Corte Penal Internacional y ante los tribunales penales de los países que han desarrollado la jurisdicción universal. La idea es que los violentos y criminales que atentan contra la humanidad no encuentren refugio que les permita quedar impunes. La cultura de la muerte tiene respuesta en el derecho humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos, como fórmula de la cultura de vida.
Miguel Bosé repitió la frase famosa de Albert Einstein: “Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. De la primera tengo dudas, de la segunda no dudo”. Romain Rolland dijo frente a acusaciones de ser apátrida en la 1ª Guerra mundial que era “ciudadano del Mundo”, en una evidente objeción de conciencia a favor de la paz. Ojala sea repetida la iniciativa de Juanes en otras regiones en conflicto y que se imponga el derecho a vivir en paz. Es un derecho humano fundamental y garantizarlo es un deber de los Estados.