Opinión Internacional

Debate y Convenciones

La grave crisis financiera de Estados Unidos, que descalabra a todas las economías mundiales, hace los actuales debates presidenciales originen mayor interés, pero en buena medida, merma la trascendencia de sus ofertas electorales ante la total incertidumbre sobre lo que ocurrirá y cuánto dinero dispondrá el próximo mandatario para cumplir con sus actuales promesas.

En American Vertigo, el filosofo francés Bernard-Henri Lévy (BHL) nos ofrece una perspectiva interesante sobre la cultura de los debates presidenciales en EEUU, que es bueno tomar en cuenta dada la complejidad de una sociedad como la norteamericana – plena en micro-universos culturales y étnicos – que no resiste al análisis de quienes las juzgan con visiones puramente ideológicas o viscerales.

BHL, quien siguió la campaña del 2004 entre Bush y Kerry, cita a un asesor del derrotado candidato demócrata “¡Este debate no tenía ninguna importancia! ¡Ninguna! La tiene para ustedes (europeos), aficionados a esas misas solemnes, puntos fuertes de sus campañas; la tiene para la CNN, que gana dinero con estos espectáculos; pero la realidad de la batalla no se va a jugar aquí; se va a jugar condado a condado, ciudad a ciudad, en las cuestiones que preocupan no al país, sino a los famosos estados oscilantes…voy a explicarle un truco: no es recomendable, en última instancia, ser demasiado bueno en ellos; porque ¿sabe qué pasa si uno es bueno? Que es lírico, que se deja llevar, que suelta palabras cuya trayectoria futura ya no controla; y que corre el riesgo, para complacer a las elites de las costas Este y Oeste (que de todos modos, pertenecen a los demócratas) o a los campesinos de Wisconsin (captados, de todos modos, por los republicanos) de decir algo cuando vaya a buscar, hecho polvo, los mil votos que le falten en Virginia o en Luisiana”.

De su observación de los debates y los diálogos que sostiene con los asesores de los candidatos, BHL concluye, sobre esta paradoja, con preguntas: “¿Cómo hablarle a los espíritus religiosos de Carolina sin apartarse de los laicos de Minnesota? ¿Cómo defender la discriminación positiva entre las masas negras de Arkansas sin que se enteren demasiado en el estado de Washington? ¿Cómo ganarse a los 5.000 cubanos, que pueden cambiarlo todo en Florida, sin que Iowa, un estado blanco en el 90%, dé la sensación de estarse doblegando ante los hispanos?…”
De alguna manera, los debates en EEUU, son más una convención (protocolo), que la misma convención (asamblea) que realizan los demócratas y republicanos.

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