Cuba hacia un nuevo camino
Lo que antes resultaba una antinomia total, hoy es evidente con el ejemplo palmario de la “tercera” economía mundial, encarnada por China. Viendo su crecimiento económico, sus cambios estructurales, su apertura hacia los mercados internacionales y reconocimiento de la propiedad privada. En la misma vía observamos a Cuba, de quien algunos analistas esperaban otro tipo de reacción una vez que muriera Fidel Castro o desapareciera de la escena política. Su sucesor y hermano Raúl Castro pareciera ser algo distinto dentro de la ortodoxia socialista, dispuesto a los cambios y a contribuir a la recuperación de su país. La primera impresión que daba esa Cuba post Fidel, era de una rebelión inmediata o hasta se llegó a especular sobre una intervención norteamericana. Pero las cosas fueron distintas, Fidel sigue en este mundo y manda sus mensajes a través de la prensa, viéndole el pueblo cubano como una efigie lejana asida al pasado. Pasaron sus tiempos, su épica y su estilo, los cubanos quieren entrar al mundo moderno circundante, su “insurrección” es pacifica y gradual. La cultura y el folklore juegan un papel preponderante, sus temas se universalizan y no están circunscritos a la revolución cubana de los años 60 y a sus figuras. Este bagaje, quedó en los catafalcos marxistas para ser suplantados por temas originales y de reciente data. Los cubanos más radicales ven a sus compatriotas exiliados como “hermanos” a los cuales hay que respetarles sus discrepancias, el odio mutuo tiene tendencias a extinguirse, las distancias emocionales entre la Habana y Miami se acortan. Ya no sólo por el vínculo familiar sino por el entendimiento, sabiéndose gente de una misma tierra y con un mismo proyecto de vida. Raúl Castro no está apartado de los deseos del pueblo cubano, su pragmatismo es casi obligado, entiende que los cubanos no pueden seguir viviendo aislados ni que Cuba se mantendrá por mucho tiempo fuera de los mercados internacionales, basta de las dependencias y subsidios del extranjero. Cuba se encamina hacia sus propios senderos, ensaya abrirse al mundo actual como lo hiciera China en su debido momento, pasando del más fiel “comunismo” a la realidad capitalista.
Los métodos socialistas persisten en Cuba, su estructura social sigue siendo la de los años sesenta, pero con la comprensión que debe renovarse. Resaltan las actualizaciones, y en ello, pareciera andar Raúl, cuando permite ciertos adelantos “burgueses”. Los teléfonos celulares son de uso común en la isla, las computadoras poco a poco también lo serán y los tiempos de navegación en Internet se van liberalizando. La nueva Trova cubana compite en los escenarios internacionales remozada, los intelectuales son proclives a los cambios, en su mayoría jóvenes que nacieron y se criaron bajo la égida del socialismo, pero perciben la realidad del mundo vigente; de la literatura al servicio de la humanidad y no de una parcela política.
Raúl Castro, acomete algunos cambios en forma gradual, se habla de productividad, termino casi prohibido para la relaciones socialista, se habla de estímulos a la producción que rápidamente podremos ver en la práctica, cuando trasladen los medios de producción a los trabajadores y dejen de ser comuneros, incorporándose a la autogestión, invirtiendo sus remesas familiares provenientes desde el exterior en sus propias empresas. Eso, parece advertirlo el hoy presidente de Cuba, quien no resultó tan frágil como lo vieron en principio algunos cronistas, Raúl Castro es conciliador y ciertamente precisa de las alianzas, y los afectos a Fidel advierten que están en la época de los “cambios”. La retórica cubana ha variado, discuten sobre democracia, conversan de libertad sin adjetivos. El partido comunista cubano parece asimilar esta transición propuesta por Raúl. Cuba pudiera estar enrumbada progresivamente hacia el anhelo de todos, y pronto se irá compendiando en el reencuentro de ese pueblo. Actualmente, Cuba ni es tan pobre ni tan rezagada como lo era hace dos años y hay algo nuevo que mirar.