Crisis con Colombia, otra vez
La ruptura de relaciones diplomáticas decretada por Chávez, no es más que un episodio más en la larga lista de crisis recurrentes entre Colombia y Venezuela, en estos últimos 5 años. La primera fue en enero del 2005, cuando Chávez “congeló” las relaciones por el arresto y deportación a Colombia, con participación “irregular” de agentes colombianos, del llamado Canciller de las FARC, quien vivía “documentado” en Venezuela, la segunda fue cuando Uribe, en noviembre del 2007, decidió suspender a Chávez de su papel de mediador en el tema de la liberación de los secuestrados de las FARC, la tercera en marzo del 2009 fue a raíz de la muerte del líder de las FARC, Raúl Reyes, en el ataque a su campamento en Ecuador. Por lo cual, Chávez decretó un minuto de silencio y ordenó la movilización de tropas a la frontera. La cuarta, en julio del 2009, fue con ocasión de la salida a la luz pública del decomiso a las FARC de unos sofisticados lanza-cohetes, vendidos a Venezuela por Suecia. La quinta, fue otra “congelación” de las relaciones diplomáticas y comerciales por la firma del acuerdo de cooperación militar entre EEUU y Colombia en agosto del 2009, que sirvió precisamente de cortina de humo para “ocultar” el tema de los lanzacohetes. Finalmente, la crisis actual, a raíz de las denuncias y pruebas presentadas por Colombia en la OEA, sobre las bases de las FARC en Venezuela. El libreto es siempre el mismo, al descubrirse evidencias del apoyo del gobierno venezolano a las FARC, como en los casos de Granda, de los lanza-cohetes y ahora de los “santuarios” narcoterroristas en Venezuela, Chávez no responde a las acusaciones con la verdad de los hechos, que sería la respuesta lógica de quien no tiene nada que esconder, sino reacciona insultando y descalificando al denunciante y de agraviante trata de transformarse en agraviado, escalando además el enfrentamiento, para que la comunidad internacional llame al entendimiento y al diálogo y tratar así de hacer olvidar el tema sustantivo de las evidencias del apoyo de Venezuela a las FARC.
Sobre lo cual, Uribe tenía suficientes pruebas desde ya algún tiempo, ¿porqué se decidió presentarlas en los últimos días de su mandato? En mi opinión, la denuncia fue concertada con Santos, todavía es muy temprano para hablar de diferencias entre ellos, que vendrán naturalmente en un futuro. Se trata, en cambio, del clásico juego del policía malo y el buen policía. Uribe asume el costo político de la denuncia y Santos queda libre de iniciar una nueva etapa con Venezuela. Uribe no lo hizo antes, en buena parte, porque quiso “cuidar” las relaciones comerciales, pero después de la última “congelación” de las mismas, no tenía mucho que perder. Con esta “démarche”, Uribe logra reafirmar definitivamente en la opinión de la comunidad internacional el evidente apoyo del régimen chavista a las FARC, “confesado” además subliminalmente por Chávez, cuando dijo que:“ las FARC son un movimiento político bolivariano que aquí se respeta” y en su reacción frente a la muerte de Reyes. Con Santos y la mediación internacional, se logrará algún mejoramiento en las relaciones, sin embargo, el enfrentamiento entre Colombia y Venezuela no tiene que ver con la mala “química” entre presidentes, sino se basa en que Colombia es uno de los obstáculos fundamentales al proyecto neo comunista de Chávez, que no se limita a Venezuela sino pretende, en su megalomanía, extenderse a toda América Latina. Con Chávez, la crisis colombo-venezolana es estructural.