Correa, ¿el nuevo Chávez?
En lo internacional, Correa es parte de grupo de presidentes, cuya cabeza hasta ahora había sido Hugo Chávez, que han seguido la franquicia del castrochavismo, basada en la reelección, la no separación de poderes, antineoliberalismo y el enarbolamiento de la bandera del Socialismo del Siglo XXI; aunque el ecuatoriano lo ha hecho a su manera.
En el aspecto internacional Correa también ha mostrado coincidencias con el discurso antinorteamericano/ antiiperialista así como nacionalista de Chávez, pero con sus bemoles. Por ejemplo no ha eliminado el dólar como moneda nacional. Aunque sacó la base militar estadounidense de su país y también a jugado al enfant terrible expulsando, por ejemplo, al embajador de EE.UU., por lo develado por wikileaks, aunque ha superado rápidamente esas crisis diplomáticas, incluso dando la bienvenida a la antigua canciller Hillary Clinton. Hasta cierto punto ha enfrentado a las empresas internacionales, pero se ha abierto a los chinos, rusos e iraníes.
Ha sido muy activo en la conformación de las nuevas organizaciones internacionales de los gobiernos promovidos por el castrochavismo como Unasur y la CELAC. En este mismo sentido también es parte, aunque tardíamente, de la ALBA y promueve el debilitamiento de la OEA, en especial del sistema interamericano de protección de los DD.HH.
En lo personal al igual que Chávez tiene excelente capacidad oratoria y un carisma nacional e internacional, por lo que sería el perfecto heredero de Chávez. Pero tiene varias falencias importantes.
Primero, no tiene detrás una producción y un ingreso petrolero que pueda utilizar para romper barreras y comprar apoyos políticos internacionales. Pero lo más importante es que, aunque es amigo de los Castro y estos pueden ejercer una influencia importante sobre él, Correa no esta infatuado con ellos. La capacidad de manipular que tienen los Castro sobre Chávez y ahora sobre sus “escogidos”, quienes han comprado las ideas del “internacionalismo proletario”, y ponen primero a la revolución que a sus propios países, no parece ser compartido por Correa. Por eso hay desconfianza por parte de los Castro, que saben que al final lo que está en juego es la supervivencia de ellos mismos al frente de Cuba.
Por eso la desaparición de Chávez no solo ha creado un problema de sucesión en Venezuela sino al nivel internacional. En este caso porque los Castros no confían en un Correa a quien no controlan a su antojo, lo que si sucede con Nicolás Maduro en Venezuela. Pero este último no tiene carisma nacional ni mucho menos internacional.