Colombia y el gas natural vehicular
Hace unos meses nuestro máximo líder llegó encandilado de Argentina y nos ofreció que íbamos a implantar en Venezuela un programa para reemplazar el uso de la gasolina por el gas natural en los vehículos, utilizando tecnología de nuestros hermanos del sur. Se le olvidaba que Venezuela había sido pionera en la región en promover el uso de gas natural para vehículos, con un programa que lanzamos con bombos y patillos hace unos diez años y que se quedo en el olvido. De modo que no nos hace falta la tecnología Argentina, al contrario, tenemos tecnología para ofrecerles solidariamente a todos nuestros vecinos. Sin embargo, el programa de gas natural vehicular fracasó en Venezuela.
¿Por qué fracaso el programa de gas vehicular? Muy sencillo, porque para que se justifique la inversión requerida para convertir el carro a gas, es preciso que los ahorros por el cambio de combustible permitan amortizarla. Esto significa que la diferencia de precios entre el nuevo combustible: gas natural y el viejo: gasolina sea suficiente para justificar la inversión que implica el cambio. En Venezuela esto resultó imposible porque la gasolina es tan barata que jamás se justificará invertir para cambiar el carro a gas natural.
En el momento en que se lanzó el programa la inversión requerida para el cambio era alrededor de US$ 1.000, es decir, Bs. 2.150.000. Si convertimos esta última cifra a litros de gasolina a un precio de Bs. 100 significa que se requiere ahorrar 21.500 litros de gasolina para recuperar la inversión, aun en el supuesto de que te regalen el gas. Con un rendimiento de 10 Km. por litro, significa que hay que rodar 215.000 Km. para que sea un buen negocio cambiar el carro de gasolina a gas. Esto es una barbaridad de kilometraje, lo que desincentiva a cualquier usuario a asumir la inversión del cambio de combustible.
Y todo esto considerando que el gas natural se entregue gratis, cualquier precio que se le ponga al gas desincentiva más aun a los posibles usuarios. Realmente, el gas natural casi se regalaba, o todavía se regala. Llenar el tanque con gas natural cuesta algo así como Bs.8 y los usuarios pagan con una moneda de Bs. 100 y dejan 92 bolos de propina. Cuando la propina que se deja por un producto es 10 veces el costo del producto es equivalente a regalarlo, pero aun así no hay ningún aliciente para cambiar el carro a gas. Lo que sucede es que el precio de Bs. 100 por el litro de gasolina también es equivalente a un regalo.
En el ínterin Colombia ha emprendido un programa de sustituir gasolina por gas natural comprimido con excelentes resultados. En diez años han pasado de 5.000 a 100.000 vehículos adaptados para usar gas natural comprimido, a la vez que programan una meta de 300.000 carros. Estiman los costos de conversión en 1.200 US$ para un carro, 3.000 US$ para una buseta y 3.500 US$ para un autobús, pero todo el cambio lo han dejado al arbitrio de la iniciativa privada. Las empresas proveedoras del gas natural comprimido financian la conversión a los usuarios y el ahorro resulta tan atractivo que cada vez más vehículos se suman al cambio.
Hay que considerar que la gasolina cuesta 1.500 bolos por litro en Colombia, uno de los precios más baratos del mundo, pero suficiente para justificar la conversión, ya que implica que llenar un tanque cuesta más de 45.000 bolos, mientras que llenar un tanque con gas cuesta alrededor de 20.000. Con un ahorro igual o superior a 20.000 bolos por tanque, al cambiarse a gas comprimido, todos los taxistas se cambiarían con gran beneficio para ellos y para la nación, pero está claro que con nuestros precios este tipo de programas es un absurdo que no resulta atractivo para nadie.