Opinión Internacional

Ciadi y Miami

Al igual que el retiro de Venezuela del Ciadi, el cierre del consulado general de Venezuela en Miami es una mala jugada. No entiendo como un canciller le puede recomendar al presidente Chávez el cierre del más importante consulado de Venezuela en el exterior. En recomendaciones y decisiones como estas se evidencia una vez más la falta de equipos profesionales en la Cancillería para hacer evaluaciones pertinentes en materia de política exterior.

Este decisión perjudica al Gobierno venezolano y a los casi doscientos mil venezolanos radicados en los cuatro estados que cubre la jurisdicción y que tendrían que hacer gestiones en New Orléans o Nueva York, bastante distantes de Miami. Al Gobierno porque lo aísla de prestar servicio a la comunidad más grande de venezolanos en el exterior y de muchos países de América Latina. Miami es un centro de exportación e importación de bienes y servicios. Son cuantiosas las importaciones de Venezuela que se legalizan en el consulado. Hay que recordar la gran demanda y el volumen de mercancías que viene de EEUU a Venezuela vía Florida y como se afectará tanto a comerciantes como consumidores e incluso a la industria automotriz y otras que dependen de suministros de equipos y repuestos. Afectaría a las empresa e industrias de productos químicos, farmacéuticos y alimenticios que dependen de materias primas o del producto mismo, los cuales deben ser legalizados (certificados sanitarios, control de calidad, de libre consumo etc.) en nuestro consulado.

Además siendo el sur de Florida un centro de opinión pública para América Latina poco se entiende que el Gobierno quiera estar ausente. Hasta hace poco el consulado fue dirigido por mucho más tiempo de lo que se acostumbra en la praxis diplomática por un cónsul de confianza del propio Presidente y hasta donde entiendo la comunidad venezolana allí radicada reconoció la buena labor que se hacia y aplaudió algunos cambios positivos evidentes.

Los venezolanos residentes en esa parte de Estados Unidos tienen el derecho de contar con un consulado general. ¿Quién propuso la idea no tomó en cuenta los inconvenientes que le generará esta decisión a miles de compatriotas, tanto los que viven como los que visitan esa jurisdicción? Quien escribe estas líneas recuerda con agradecimiento el eficiente apoyo que recibí de ese consulado cuando me correspondió traer el cadáver de mi padre de regreso a Venezuela y cumplir su deseo de aquí ser enterrado. Quién va resolver problemas rutinarios que se les presentan a venezolanos que visitan en miles esa región durante el año. Cuántos niños venezolanos visitan Disney, hijos de opositores y de militantes revolucionarios que se merecen un apoyo ante cualquier eventualidad de seguridad o administrativa.

Los consulados son una herramienta poderosa para fortalecer relaciones y para servir a las comunidades nacionales. ¿Ustedes se imaginarían a México cerrando consulados en los Estados Unidos por sus diferencias con Washington? Por supuesto que para el Gobierno de los Estados Unidos esta es una decisión que no le perjudica. Calificar de «persona non grata» a un funcionario es una opción del gobierno anfitrión cuando reconoce que un diplomático sobrepaso sus obligaciones y privilegios y exige su revocación. El gobierno no está obligado a revelar las causas por las cuales procede a solicitar su retiro.

La respuesta del país afectado pasa por varias opciones. La reciprocidad, la joya de la corona de la diplomacia, enfriamiento de relaciones, bajar el nivel de la representación o incluso si hay deseos de actuar ajustados a la verdad reconocer si su funcionario o funcionaria actuarán por su cuenta e indebidamente arriesgado las relaciones mismas de su país En este caso por el contrario debe ser sancionado por su imprudencia o por actuar fuera de las competencias que se le asignan desde su Cancillería. Si la cónsul fue víctima de un montaje debía haber informado a su Cancillería de esa suposición antes de hacer ofrecimientos ligeros o aceptar ser utilizada.

Por supuesto que los venezolanos radicados se deben sentir indignados que su primera puerta con Venezuela se les cierre y que una vez más criterios poco coherentes prevalezcan a la hora de tomar decisiones en esa materia.

Entonces, ¿en qué nos beneficiamos? Pues en nada. Como indicaba al principio retirarnos del Órgano de Solución de Controversias del Banco Mundial así como cerrar el consulado nos hace más vulnerable y menos soberanos, porque ser soberanos no es hacer lo que nos parece sino hacer lo que más beneficia los más altos intereses de la nación y su mejor inserción en la comunidad internacional. Venezuela no será más respetada por esas dos decisiones. Hoy somos más vulnerables.

 

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