Chávez , Evo y el mito de la redención
El ánimo colectivista presente en el liderazgo
político de Hugo Chávez, Evo Morales o Felipe Quiespe
disfrazado de espíritu comunitario y otros mitos
políticos como el de la redención, vinculado éste
ultimo a la «necesidad» de luchar para construir una
peculiar identidad americana, es la expresión de una
nostalgia reaccionaria de nítida inclinación
despótica, cuya esencia hunde sus raíces en el
horizonte mágico y tribal del pasado humano.
Las sociedades que se plantean vivir de modo abierto,
bajo el imperio de leyes con deberes y derechos
comunes iguales para todos, el individuo se ve
obligado a enfrentarse a tomar cotidianamente
decisiones personales de carácter público y privado;
son sociedades como indica Popper, en la que la
capacidad critica ha sido liberada. Es decir,la
sociedad libre y democrática coloca al individuo bajo
inevitables tensiones que le impele a interrogarse,
escoger, competir, aprender, y especialmente a
adaptarse.
La oferta del puñado de demagógos encabezado por
Chávez y movidos en sus hilos por Fidel Castro —que
vienen blandiendo banderas de un retrógrado y
desfasado fundamentalismo indígena,este último tema
incorporado como parte del paquete para desestabilizar
el continente—,plantean la restauración de sociedades
pre-críticas, en voluntad y dirección a mimetizar lo
precolombino-;»con sus jerarquías, autoridades
perennes, tabúes garantes de una seguridad basada en
la pasividad y la obediencia.»
¿No es algo análogo acaso lo que Castro ha instalado
en Cuba?
Como consecuencia, dadas sus naturalezas profundamente
reaccionarias, tampoco ha sido casual que Chávez y el
Ivo vociferen sus adhesiones e intenciones de seguir
el modelo del dictador,»Tupac Catari», comunista
cubano.
Es verdad que las direcciones políticas tradicionales
en el continente, se han manejado en general con
escaso acierto en el objetivo de hacer prevalecer las
instituciones democráticas,pero decir que han
fracasado del todo o, que la democracia y la libertad
son insostenibles para America Latina, es una mentira.
En la propia Bolivia, que ha mantenido
ininterrumpidamente desde el año 1982 un régimen
democrático, según algunos reportes económicos las
reformas de los últimos años han logrado disminuir la
incidencia de la pobreza de un 70% a alrededor del
58%. No obstante, todo ello sigue siendo insuficiente,
máxime cuando la pobreza en el área rural supera el
80%. También es del todo relevante de perfiles
altamente positivos, la nutrida representación en el
actual congreso de más de 40 legisladores
pertenecientes a etnias y pueblos indígenas.
En Bolivia no falla la democracia sino su debilidad;de
estar más robusta y fortalecida, el debate que se
planteó no se hubiera producido en la calle, sino en
su espacio natural el parlamento primero y luego en
otras instancias de diálogo institucionales.
En la calle es de dónde surgieron los muertos, los
traumas, las manipulaciones de los falsos héroes como
Morales y Quiespe; además de sembrar de heridas a la
memoria que al empozarse en el sufrimiento cierra de
reales opciones a la tolerancia.
Pero el nudo de las desgracias en el continente no
descansa tanto en la realidad insoportable de su
empobrecimiento, desigualdades y sus miserias, otros
pueblos en el mundo y hasta en el mismo hemisferio han
podido lidiar con esas adversidades alcanzando
minimizarlas y hasta superarlas con éxito.
Las señales de la máxima tortura para el estancamiento
que viene por añadidura teñida de sangre, es regresar
a la figura primitiva de caudillos, guerrilleros o no
pero delirantes siempre, que fijan sus propuestas en
el resentimiento, impulsados por consignas heroicas y
haciendo de la destrucción y de la violencia un
legítimo camino político.
Morales como Chávez, necesitan ambos más a la gente y
la existencia de la pobreza que la gente y la pobreza
de ellos. Ninguno de los dos tiene la mayor idea de
como combatirla, pero lo peor ,de allí sus imposturas,
es que no poseen la intención de que ésta desaparezca
aunque otros pudieran lograrlo ¿Que sería entonces de
sus discursos, de su fanaticada, de su celebridad?
Muchísimo ya se avanzaría contra la exclusión y la
pobreza, si los latinoamericanos terminaran por
decirle a las seducciones atractivas de las inútiles
monsergas de sus falsos profetas un sólido,
contundente y definitivo adiós.
En Venezuela para nuestra fortuna, hemos comenzado la
tarea para lograrlo.