Opinión Internacional

Argentina peor tras 33 acuerdos con el FMI

Buenos Aires (AIPE)- Estaba en la Plaza de Mayo de Buenos Aires cuando encontré unos camarógrafos de los canales de televisión que trabajan en la casa de gobierno. Noté evidentes signos de cansancio y hastío, y les pregunté qué había sucedido. Me narraron que, estando en la oficina de prensa de la presidencia, subieron a todos los periodistas a unos minibuses y los llevaron con destino incierto. Luego de una hora de viaje por zonas poco transitables, llegaron al destino final: resulta que al presidente Kirchner, «sorpresivamente», se le había ocurrido visitar un geriátrico que estaba en malas condiciones.

Allí Kirchner, en tono acusatorio, sentenció: »esta es la Argentina… que los defensores de la ortodoxia de la economía no ven. Aquí viven argentinos… que han trabajado toda la vida y ahora están en manos de Dios», en declaraciones a la prensa de todo el mundo que él había llevado. Dejando claro, entre otras cosas, que no es un católico muy practicante, de otro modo sabría que «estar en las manos de Dios» es una situación inmejorable y no una desgracia. Luego agregó: »siento mucha bronca [enojo] por esto». Usted, señor lector, estará pensando en quiénes serán los desalmados que tienen en estas pésimas condiciones a los ancianos, quizás una organización privada con fines de lucro, o peor aun, una multinacional.

Pues no, el geriátrico depende del Estado argentino, es decir, de Kirchner. Ahora, usted seguramente pensará que a quién el presidente acusaba tan duramente era al gobierno anterior. Pues era el gobierno de Duhalde, el padrino y hacedor de Kirchner. De hecho, ambos presidentes tienen el mismo ministro de economía cuyos «méritos» son evidentes.

Duhalde recibió un país en pésimas condiciones, pero batió todos los record por mérito propio. Faltó a la moral y al estado de derecho al confiscar a los ahorristas y no pagar la deuda, generó una brutal caída del salario real y aumentó la desocupación hasta el 23%, provocando un récord histórico de pobreza. Otro récord fue la baja en el PIB, que superó ampliamente el 10%.

Hoy más de 35.000 millones de dólares están fuera de los bancos, aunque dentro del país, en cajas de seguridad o bajo el colchón; otros 17.300 millones de dólares se destinaron a inversiones directas en el exterior y más de 35.000 millones de dólares fueron depositados por argentinos en el exterior o se canjearon por títulos y acciones extranjeras. Sólo en 2002 la fuga de capitales superó los 16.000 millones de dólares, otro récord del ministro de economía de Duhalde y Kirchner.

Ahora, uno se pregunta quién le dejó el país en tan malas condiciones al peronista Duhalde. Pues un breve gobierno de una alianza de centroizquierda, precedida por el peronista Menem. Lo cierto es que la Argentina, que a principios del siglo XX estaba entre los primeros 10 países de mayor ingreso por habitante (superando a Dinamarca, Bélgica, Francia, Austria, Japón, Suecia, Italia y Noruega), tuvo un retroceso difícilmente igualado en la historia moderna, a partir de la presidencia de Juan Domingo Perón, «padre ideológico» de los más importantes gobernantes hasta hoy.

Kirchner viene del ala progresista del peronismo, cercano a la desaparecida banda terrorista «Montoneros». Increíblemente, el presidente argentino afirmó que “la relación con los EE. UU. es perfecta”, entusiasmado por el resultado de su reciente encuentro con Bush, quien insistió en que se llegue a un acuerdo con el FMI. En el mismo momento de la visita a los ancianos, el ministro del Interior admitió que «son indispensables las reformas económicas que exige FMI». Eso es exactamente lo mismo que hicieron todos los gobiernos argentinos de los últimos 25 años. La Argentina llegó a 33 acuerdos anteriores con el FMI. Y, sin embargo, hoy estamos peor que nunca.

Así es que no queda claro, en su show mediático, a qué ortodoxos de la economía acusó Kirchner, a cual de sus predecesores peronistas, o quizás al FMI. Al finalizar su visita, Kirchner remató: «ahora hay que trabajar sin demagogias». ¿Qué habrá querido decir?
La verdad es que comparado con sus amigos Castro y Chávez, Kirchner es un moderado, el problema es que ser moderado en esta Argentina estatista, que necesita una radical reducción en la intensidad de la coacción estatal, es lamentable.

(*): Miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).

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