Alud en nombre de Alá
El tema es muy complejo y ningún artículo, por más largo que sea, puede analizarlo con la mínima profundidad necesaria que no conlleve a conclusiones superficiales o maniqueas. Sin embargo, lo que sí está claro es que la reacción violenta de miles de islamistas desde el pasado aniversario del 11-S ha sido provocada por clérigos radicales que esperaban esa conmemoración para crear un ambiente incendiario en el nuevo escenario de gobiernos electos democráticamente en varios países árabes.
Dentro de los diversos grupos fundamentalistas islámicos sunitas, hay uno conocido como el salafismo que propone, no solo restaurar un imperio musulmán, sino que éste sea dominado por árabes (no turcos, persas, ni de otros grupos étnicos), y que todos sus súbditos adopten su interpretación rigurosa del Corán de acuerdo a como se vivía en los tiempos de Mahoma. Conocidos como salafistas en Egipto y los países árabes del norte de África (el Magreb); Wahabitas en la Península Arábiga y países del Golfo Pérsico; Talibanes en las tribus de los pashtunes de Afganistán y Pakistán, y Al Qaeda – aquellos que pertenecen a esa transnacional terrorista con sucursales en casi todo el mundo, – todos ellos buscan cualquier excusa para exaltar el fervor religioso de los musulmanes para, a través de enemigos reales o inventados, reclutar a la mayor cantidad de seguidores a sus filas.
Esta vez, un jeque salafista egipcio, Khalid Abdullah, conductor de un programa de TV, vio cortometraje ofensivo a la figura de Mahoma que fue estrenado el 1 de junio de este año y decidió presentarlo tres meses después, el reciente 8 de septiembre, para que coincidiera con la conmemoración de “la hazaña” de Al Qaeda el 11-S” y así, probablemente, poner en aprietos al gobierno liderado por la Hermandad Musulmana (para los salafistas, demasiado moderados a pesar ser también fundamentalistas), y convocar a otros islamistas a atacar embajadas de Estados Unidos en todo el mundo. De la web salafista a las emisoras de TV árabes, otra vez sale a relucir la tecnología del siglo 21 con una visión de la Edad Media.
El resto es la historia compleja: ¿qué hacer para combatir a esa minoría de millones de islamistas que en el nombre de Ala y Mahoma buscan cualquier excusa para provocar un alud y acabar con sueños de “primavera”?