Absurdos Miedos
“Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno” Emiliano Zapata.
No voy a extenderme demasiado sobre las nuevas medidas que Coqui y Bambino anunciaron el viernes tan desprolijamente porque, como casi todos, ignoraré hasta mañana, lunes, qué significan. Sólo diré, al respecto, que mientras no exista confianza, ningún plan económico podrá tener éxito.
Asistí, días atrás, a la proyección de “12 años de esclavitud”, una excelente película que competirá por los Oscar próximamente. Al ver cómo trataba un plantador sureño a sus esclavos negros, matándolos, violándolas y lacerando sus espaldas a latigazos por cualquier motivo, me pregunté por qué éstos, que obviamente superaban al explotador en número y fuerza física, jamás se rebelaban y continuaban soportando la tortura para siempre. Muchos otros hechos históricos, desde esta perspectiva, son igualmente llamativos.
Mi nota de la pasada semana, en la que me declaré constitucionalmente destituyente y propuse una rebelión fiscal –siguiendo el consejo que se puede ver en http://www.youtube.com/watch?v=dHezFksIM68-, provocó tanto aplausos como críticas, éstas inclusive de muchos a los que considero afines en el pensamiento. Confieso que me provocó incredulidad, toda vez que es un tema que he conversado con muchos de ellos en el último tiempo. Llegué a la conclusión de que un absurdo miedo a esa palabra –“destituyente”- es lo que impregna su accionar diario, al igual que sucede con casi todos los dirigentes políticos, sindicales y empresariales; la mayor prueba de ello fue la ausencia de De la Sota, Scioli y Massa en la cumbre sindical de Mar del Plata.
Mi asunción de una posición tan riesgosa se funda en los daños que implicará, para la Argentina entera, que este nefasto régimen continúe destruyendo lo poco que queda de la institucionalidad y, de un modo no menor, la economía. ¿Qué pasará con el trigo, si doña Cristina sigue al mando dos años? ¿Y con la carne? ¿Tendremos que volver a comunicarnos por señales de humo porque los teléfonos dejarán, finalmente, de funcionar? Con una demanda creciente de energía y nulas inversiones en generación y distribución, ¿el único negocio exitoso será la fabricación de velas artesanales? En la medida en que la recaudación crece menos que la inflación, por lo cual el Estado verá aumentar su déficit, ¿a cuánto llegará la emisión de billetes? ¿Y si la desbocada “dispersión de precios” se transformara en hiperinflación? Con los innecesarios y absurdos pagos en efectivo de la deuda externa y con el misterioso levantamiento del cepo, ¿en cuánto quedarán las reservas del Banco Central? ¿Cuánto más robarán la Presidente, los funcionarios y sus cómplices? ¿Cuál será el nivel de incremento del narcotráfico, apañado desde los estamentos más altos del poder? Un gobierno desesperado por la proximidad de su explosivo final, con las inevitables consecuencias sobre la banda de delincuentes que lo integran, ¿trepidará ante la posibilidad de hacerse con los ahorros privados en moneda extranjera? ¿Qué pasará con los jueces y fiscales probos que quedan?
La Presidente y sus corifeos se han llenado la boca, durante años, con el desafío a sus críticos para que formaran un nuevo partido y ganaran elecciones; pues bien, ambas cosas ya han sucedido y, si bien es altamente deseable que todos respetemos los plazos constitucionales, debemos considerar que nos enfrentamos a un régimen que jamás lo ha hecho. Es absurdo subir al ring a boxear con las reglas del marqués de Queensberry, si enfrente tenemos a un luchador que está dispuesto a pegar patadas, morder, golpear en cualquier sitio y, sobre todo, que ha elegido al referí y a los periodistas deportivos.
Creo que sostener, a esta altura de los acontecimientos, la pretensión de que doña Cristina termine su mandato resulta absurda y, como digo, sumamente costosa. La Presidente continúa ausente, a pesar del ridículo acto del miércoles en Casa Rosada, y el viernes viajó a Cuba nadie sabe para qué y como si en la Argentina no pasara nada. Ya son vox populi todos los rumores que hablan del deterioro psíquico que padece, y sus últimas apariciones públicas tienden a confirmarlos. Tengo para mí que el otro miedo que embarga el ánimo de todos los que integran el plexo de pre-candidatos presidenciales es tener que enfrentar las desastrosas consecuencias que producirá el sinceramiento de la economía, algo que deberemos hacer –y pagar el costo- para salir de este buscado –y votado- pantano en que nos hemos puesto.
Reconozco que no es un tema menor, ya que el intencional deterioro de la educación hará que muchos, tal vez millones, de nuestros conciudadanos imputen la responsabilidad de esas consecuencias a quien ejerza la Presidencia en ese momento, olvidando quiénes fueron los verdaderos culpables de la situación; que eso pudiera hacer reverdecer la popularidad de la viuda de Kirchner, sin embargo, me parece altamente improbable porque vi qué pasó con la de Carlos Menem.
Un tema que ha sido poco considerado es la permanente queja que hacen los opositores respecto a la utilización del “relato” por el Gobierno. Esa posición resulta, al menos, curiosa porque ellos fueron los primeros en “comprarlo” en todo lo que tuvo que ver con la represión del terrorismo; me refiero, por ejemplo, a la instauración de la cifra de 30.000 desaparecidos como dogma, hoy negada hasta por los mismos guerrilleros, a la persecución sin tasa ni medida a los militares y a la celebrada conversión del tema en un enorme negocio. Los militares presos, invocando la nunca probada –en términos jurídicos- comisión de delitos de lesa humanidad, se les han negado todos los derechos humanos y constitucionales, incluidos los principios de inocencia y legalidad, de defensa y la prisión domiciliaria para los mayores de setenta años que no puedan poner en peligro las pruebas ni estén en capacidad de fugarse; para comprobarlo, basta con ver este video: http://tinyurl.com/ks37wrn.
El Frente para la Victoria (de otros) ha perdido la batalla que convirtió en la madre de ellas durante años: el grupo Clarín ha visto aprobado por el AFSCA su plan de reestructuración sin resignar nada de su poder de fuego. Si bien lo hizo para justificar una conducta similar respecto Cristobal Timba López, que adquirió los medios del grupo Hadad (Radio 10 y C5N, entre otros) en violación flagrante a los dictados de la Ley de Medios Audiovisuales, y seguramente preparando alguna maniobra similar con Telefé, la realidad es que el Gobierno, que empeñó en esa lucha todos los medios posibles, no consiguió, siquiera, derrotar a Magnetto.
Para concluir, seré autorreferencial; dije, la semana pasada: “Resulta claro que todas las variables económicas se han salido de madre, por obra y gracia de una Presidente ausente y de un grupo de cretinos incapaces y groucho-marxistas (tan torpes que ni siquiera pudieron ejecutar las nefastas políticas del Foro de San Pablo), además de extremadamente dañinos, a los que aquélla ha puesto a manejar el país”. Lamento que esa afirmación se haya visto tan pronto confirmada.