OPEP: Los próximos 60 años
La creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo – OPEP fue sin duda producto del talento y la tenacidad del venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo, ministro de Minas e Hidrocarburos del presidente Rómulo Betancourt (1959-1964). Sus destrezas diplomáticas le allanaron el camino para convencer a sus renuentes colegas del Golfo Pérsico-Arábigo, particularmente al saudí Abdullah Tariki, de la necesidad de fundar un “compacto petrolero,” en Bagdad, Iraq, el 14 de setiembre de 1960. Pérez Alfonzo concibió que, si la Texas Railroad Commission regulaba en su estado la producción petrolera para sostener los precios y proteger la viabilidad económica de su industria, los países exportadores (los fundadores Arabia Saudí, Irán, Iraq, Kuwait y Venezuela) podían hacer lo mismo.
Fue además una iniciativa inteligente del estudioso y honesto abogado caraqueño para tratar de ordenar el vertiginoso ingreso al mercado de los productores de más bajo costo del Medio Oriente. Venezuela era el primer exportador mundial de petróleo (desde 1928); pero sus costos de producción eran – son – bastante más altos que los de los países exportadores del Golfo.
La OPEP alcanzó su posición de dominio en el mercado mundial en la década de los años 70 del siglo XX, cuando llegó a abastecer dos tercios (2/3) del consumo petrolero mundial. Las alzas extraordinarias de precios nominales y reales de aquel decenio (Guerra del Yom Kippur en 1973 y derrocamiento del Sha de Irán en 1978), provocaron una contracción de la demanda, una expansión enorme de los suministros no OPEP (que no ha cesado), un incremento de otras fuentes de energía y una disminución del 50% (1986 – y más tarde un estancamiento) en su producción de crudo.
La OPEP hoy suministra menos del 30% de la demanda petrolera mundial, con una clara tendencia decreciente. En 2019, antes de la pandemia del coronavirus, la demanda global subió a casi 100 millones de barriles diarios (99,67 MMBD) y la OPEP suplió 29,34 MMBD de crudo (inclusive menos que en los picos de 1973 y 1979). ¡De hecho, la OPEP está estancada en su nivel de producción desde hace casi cinco décadas! Casi todo el incremento de la demanda petrolera desde los años 80, ha sido captado por los exportadores no miembros de la organización. En un mercado de libre competencia, los Estados Unidos pudo rebasar el año pasado los 13 MMBD, convirtiéndose en el mayor productor de petróleo del mundo. Arabia Saudí y Rusia, principalmente, han capturado el incremento de la demanda en las últimas dos décadas.
La OPEP ha sido criticada por no haber nunca formulado una estrategia a largo plazo. Hace una década hicieron un intento, sin consecuencias. No siempre fue culpable de las alzas desmedidas de precios nominales y reales; los operadores del mercado y los eventos geopolíticos generaron las condiciones para incrementos desmesurados del 400% en las cotizaciones en los años 70 (dos veces) y en el período 2003-2014, los cuales fueron un bumerang contra su propia viabilidad a largo plazo.
La OPEP corrigió el rumbo en 1986, luego de una cruenta guerra de precios. Bajó las cotizaciones de referencia y fijó un nivel razonable (cesta de crudos) de US$ 18 por barril. Desde entonces, la demanda mundial empezó a crecer de nuevo. Otro tanto hicieron en los años 2000, cuando la organización permitió que los precios del petróleo crudo básicamente flotasen con el mercado, ajustando los niveles de cuotas para equilibrar la oferta y la demanda. Esto ha sido más sensato y la OPEP hoy actúa como una especie de banco central, elevando o restringiendo la liquidez petrolera, según las necesidades del mercado. Un veterano profesional y antiguo colega en la OPEP, Mohammad Barkindo, ejerce con idoneidad la secretaría general de la organización.
La fenomenal escalada de precios del período 2003-2014, cuando el West Texas Intermediate alcanzó $ 147 por barril en junio de 2008, nuevamente gestó su propia contracción cuando los valores del crudo colapsaron de nuevo en 2014-15. En febrero de 2019, una nueva guerra de precios provocó otra caída abrupta de las cotizaciones. En cada bonanza, se siembra la semilla de la próxima caída y el nuevo precio de equilibrio propende a llegar al costo marginal de los productores de costos marginales bajos, es decir, los del Golfo Pérsico-Arábigo, cuyos costos de extracción en efectivo (cash costs) todavía se ubican por debajo de los $ 5 por barril.
Al comenzar la tercera década del siglo XXI, la OPEP enfrenta desafíos mayores para su influencia y relevancia en el mercado: la transición energética hacia una economía verde, la conciencia ambientalista de la sociedad civil mundial, el calentamiento global, el cambio climático, las nuevas tecnologías e infraestructuras inteligentes, las estrategias estatales y corporativas de conservación y reemplazo de combustibles fósiles, el desarrollo sustentable, las nuevas metas del milenio de la ONU, el abaratamiento de las energías renovables (solar y eólica), los vehículos eléctricos, la III y la IV Revolución Industrial, etc. Un 70% del consumo mundial de petróleo se destina al sector transporte (aéreo, marítimo y terrestre) y los costos de las tecnologías para los vehículos eléctricos e híbridos tiene varios años reduciéndose sostenidamente.
En paralelo, ya no existe la vieja percepción de escasez de hidrocarburos, sino que la revolución del petróleo y el gas de lutitas, junto con avances tecnológicos como la exploración sísmica tridimensional, la perforación de pozos horizontales, la extracción hidráulica de yacimientos antes inaccesibles o en aguas ultra-profundas, el Big Data y los nuevos descubrimientos de hidrocarburos convencionales y no convencionales en áreas existentes y nuevas, han determinado una abundancia de suministros económicamente viables a largo plazo.
Las grandes empresas petroleras del mundo han incursionado y se preparan para la era pos-petrolera, invirtiendo no sólo en tecnologías para la mitigación y secuestro de las emisiones tóxicas de efecto invernadero, sino incursionando en fuentes renovables de energía. Ellas ya apuntan a la transición de compañías petroleras a corporaciones energéticas. El Acuerdo de París sobre Cambio Climático, suscrito por más de 190 países pertenecientes a la ONU, junto con sus nuevas Metas del Milenio (2030), han sido acogidas como propias por gobiernos y corporaciones.
Sin bien la OPEP ya no tiene la fuerza ni la voluntad para fijar o promover altos precios del petróleo (demostradamente contraproducentes a largo plazo), si debe formular una estrategia común para enfrentar con éxito los retos de la descarbonización de la economía mundial. La transición energética es irreversible. Hay un espacio muy competido que durará unas dos décadas más para que los países exportadores moneticen sus reservas de hidrocarburos. El gas natural expande su presencia en los mercados como combustible fósil más limpio. La competencia resultante en el mundo pos-Covid 19 hará que los precios se mantengan en niveles relativamente bajos. En este escenario, la economía nacional y la industria petrolera venezolana confrontan enormes desafíos para recuperar su viabilidad económica y productiva a corto y a largo plazo.
@lxgrisanti
En realidad, el origen de la OPEP está en el Sharía, la ley islámica, en lo que a economía se refiere, el mundo islámico apela a uno de los más grandes actos de fe de Mahoma, la conservación del suelo y el subsuelo de las cosas entregadas por Ala a sus adoradores para poder mantener bienes que los pudieran alimentar y preparar para la victoria de la fe islámica. el pilar de la conservación de las cosas dadas por Ala fue siempre una reflexión en la organización que precede a la de la OPEP, la reunión de estados islámicos con petroleo. ,,,
JPPA se convirtió en un seguidor del concepto de conservación y lo coloco sobre el petroleo, discursos, actos, artículos y conferencias a dias que en mismo gabinete donde asistirá unos cuantos años, el tema central era conservar el petroleo para las próximas generaciones…..JPP fue un buen seguidor de ese pilar del Sharía Economics.