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Odio, perdón, reconciliación

Los tres conceptos que conforman el título de éste artículo, son sumamente complejos y tocan en profundidad lo que podría denominarse la «esencia humana»; cada uno de ellos por separado y en conjunto implican una aproximación a una dimensión «no política», pero que en el fondo son imprescindibles para comprender y aportar solúciones a la profunda crísis que sufrímos los Venezolanos.

Estos témas los estámos trabajando desde hace aproximadamente 4 años con el M/G Miguel Rodríguez Torres, mi amigo, en donde él enfatizaba en el perdón cómo única manera de recomponer a esta Venezuela descompuesta y envilecida, sus charlas y sus escritos siempre iban en esa dirección, por ese «delito», Rodríguez Torres tiene más de tres años secuestrado en condiciones inhumanas, incomunicado y sometido a tratos crueles y degradantes violándosele todos sus derechos.

EL ODIO.

Se describe cómo un sentimiento de animadversión, repulsión, profunda antipatía, enemistad hacia personas o grupos con el deseo de destruir, de aniquilar, de eliminar el sujeto u objeto odiado.

El odio es una pulsión primitiva, emocional, que implica un profundo rechazo al «otro» o a «los otros», con grandes deseos de venganza, este sentimiento es profundo, duradero y aprendido, nadie nace con odio, es una gran distorsión del área afectiva – emocional, que le provoca un daño muy grande a quien lo siente, le corroe el alma, le envenena el espíritu, es un tóxico para su psiquis; es la permanente presencia de pensamientos obsesivos rumiando las circunstancias que motivaron su odio, produciendo en quien lo siente, angustia, ira, depresión, un estado permanente de desajuste emocional, de conmoción espiritual negativa y añadiéndosele la planificación de la venganza; quien siente odio vive en un estado de zozobra permanente, no tiene paz espiritual.

El odio es una emoción extrema y aquellos con personalidad paranoide y con baja autoestima tienden a tener un odio mucho más extremo.

Cuándo el odio se generaliza, lo cual casi siempre es inducido, se torna más grave y la sociedad se convierte en prisionera de la irracionalidad y la patología.

En la historia podemos reconocer numerosos casos de odio colectivo inducidos por causas religiosas, políticas e ideológicas; por ejemplo el odio al pueblo judío proclamado, estimulado y ejecutado por el nazismo que costó millones de muertes; el odio hacia la raza negra y tantos otros odios inducidos que enferman y envilecen a una sociedad generando patologías sociales de difícil curación cómo por ejemplo la xenofobia en donde se estigmatiza, se agrede y se intenta aniquilar al objeto odiado.

Como vemos, el odio es un sentimiento primitivo, dañino para quien lo siente, no resuelve nada, lo agrava todo.

EL PERDON.

Es un concepto profundo, controversial; sobre el tema hay abundante bibliografía desde diversas perspectivas; para las religiones, el perdón es principal fuente de atención y de enseñanzas; para la religión católica es un principio recurrente en el evangelio, empezando por las enseñanzas de Jesús y repetido infinidad de veces en los diversos evangelios, lo mismo ocurre con los cristianos evangélicos; para los judíos el perdón también tiene un altísimo significado, tanto, que el día más importante del año para ellos en su calendario es el día del perdón el Yom Kippur .

Desde el punto de vista psicológico el interés y la investigación sobre el perdón ha aumentado considerablemente en los últimos años, se han escrito centenares de textos sobre el tema y hasta existe una psicoterapia del perdón.

Lo cierto es que el perdón alcanza cáda vez más importancia para comprender y comprender-nos en lo más profundo de nuestro ser y para establecer una relación sána y armoníca con nosotros mismos y en la sociedad donde nos desenvolvemos.

Lo primero que habría que decir es que el perdón es un acto racional, profundo, consciente; es un acto de altísima «condición humana», que coloca a quién perdona en una situación de paz espiritual, de liberación, de plena humanización, de desintoxicación.

Quien logra perdonar se coloca en paz consigo mismo y con sus semejantes.

El perdón NO SIGNIFICA IMPUNIDAD, quien haya cometido delito debe ser juzgado y condenado por verdaderos tribunales independientes y apegados a la ley y totalmente independientes del poder ejecutivo.

El perdón es un tema complejo y difícil no sólo por el acto de perdonar, sino también por el pedir perdón, el asumir con valentía y honestidad moral e intelectual que con nuestras conductas y actitudes le hemos infringido daño al «otro» o a los » otros».

El gran antídoto contra el odio y el resentimiento es el perdón; recordemos que el odio es básicamente emocional y el perdón por el contrario es absolutamente racional. Es combatir un impulso primitivo con la conciencia, con la razón.

Cuándo el odio se hace colectivo, por lo general inducido, el perdón representa la única posibilidad de reencuentro, de reconciliación.

El odio es violencia, el perdón es paz.

Citaré tres ejemplos exitosos de una visión histórica de perdón y paz.

Martin Luther King, quien ante el odio hacia la raza negra en EEUU, inducido, ante una discriminación racial terrible y generalizada, recurrió al perdón y a la paz, logrando grandes reformas y derrotando tanto a los extremistas blancos, cómo a los extremistas negros que recurrían a la violencia.

Hoy Luther King es un símbolo universal de paz.

Ghandi, el gran inspirador del perdón en la lucha de India contra el salvaje colonialismo inglés, derrotándolos y convirtiendo a la India en un país libre, Ghandi decía que el perdón era de los valientes y los fuertes.

Mandela, quien para acabar con el inhumano Apartheid impuesto en Sur África por una minoría blanca y después de muchos años de lucha y de cárcel utilizó el perdón cómo arma poderosa de liberación y reconciliación de Sur África.

Tanto Luther King, Cómo Ghandi y Mandela, tenían sobradas razones para odiar, pero supieron colocarse a la altura de las exigencias históricas y obtuvieron importantes victorias sociales y políticas que hoy son un ejemplo para la humanidad.

Finalmente, para los creyentes, que en Venezuela son millones, son la mayoría, quien perdona es Dios y quien lo haga aquí en la tierra, se coloca siguiendo sus pasos, sus enseñanzas y sus orientaciones y valores supremos.

LA RECONCILIACION.

Es imprescindible para la reconstrucción del país, que se produzca un reencuentro y la reconciliación de los Venezolanos, proceso que no será fácil porque hay heridas profundas que se han producido durante los últimos años, especialmente en los últimos seis años, pero sin duda menos profunda a las producidas durante el apartheid surafricano o durante la colonización inglesa en la India.

En estos momentos los mensajes de odio proliferan e importantes sectores de nuestra sociedad están enfermos de odio, inducido especialmente por la cúpula gobernante descalificando, amedrentando y persiguiendo al opositor con calificativos como «traidor a la patria», a quienes por supuesto hay que odiar, o «terroristas biológicos», refiriéndose a los compatriotas que regresan al país y que por supuesto también hay que odiar y para rémate la ilegitima e inconstitucional ANC promulga una ley contra el odio que es utilizada precisamente para promoverlo y desatar persecuciones llenas de odio contra todo un país que se les opone .

Hasta ahora la respuesta también, en muchos casos, ha sido cargada de odio, es decir odio vs odio.

Más temprano que tarde, se instalará un gobierno de emergencia nacional que tendrá como tarea primordial asumir la circunstancia retadora de dirigir al país de un nuevo modo para provocar la reconciliación cómo instrumento democrático para reconstruir este país destruido. Los que han fracasado serán apartados y surgirán nuevos liderazgos, expresión de la nueva democracia en construcción que impongan la justicia y no la venganza.

Venezuela necesita un profundo sacudón espiritual, para emprender los grandes desafíos del futuro.

Lo lograremos sin duda, no sólo por la gran reserva moral y espiritual de nuestro pueblo, sino porqué se está gestando un encuentro de maduración de visiones y compromisos que están dispuestos a poner todo su empeño para conseguir la paz, la democracia plena, el progreso, la justicia y la prosperidad de los Venezolanos.

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