Nuestra patria, la suya
Para Francisco y Caterina Zaccaro, con inmenso cariño
El pasado 2 de junio se celebraron los setenta años de la fundación de la República Italiana. Una república que se consolidó por rechazo y miedo al comunismo y que a pesar de los difíciles años de la postguerra, la crisis de los años setenta y las Brigadas Rojas, es hoy uno de los países mejor consolidados y más prósperos del mundo.
En Venezuela, donde recibimos a una cantidad de inmigrantes provenientes de ese país del sur de Europa, no podemos dejar de reconocer –y agradecer- los aportes que la comunidad italiana ha traído a nuestro país desde que Colón desembarcó en Paria, Americo Vespucio exploró nuestras costas y Giacomo Castiglione fundó Nueva Cádiz.
A partir de entonces, la inmigración italiana a Venezuela ha sido un continuo fluir. Nuestra venezolanísima hallaca es mencionada por primera vez en un texto italiano: el florentino Galeotto Cei, establecido en El Tocuyo, habla de ella (“ayacca”) en su «Viaggio e Relazione delle Indie 1539-1553″. Los italianos no dejaron de llegar en tiempos de la colonia, incluso durante la guerra de la independencia. La primera estatua de Bolívar fue erigida en Angostura por órdenes del italiano Giovanni Battista Dalla Costa, gobernador de Guayana. Guzmán Blanco trae en 1877 sesenta y cuatro familias de la provincia de Belluno, familias que han dejado su impronta en el desarrollo de Venezuela.
Más recientemente, en tiempos de Marcos Pérez Jiménez y Rómulo Betancourt, llegaron a Venezuela 300.000 italianos, casi el 8% de la población venezolana para la época.
Los italianos han traído su música, su gastronomía, su arte, su diseño, su moda, su enorme capacidad para el trabajo, su idoneidad de amalgamarse a nuestra sociedad, y más importante que nada, su apego por la vida y su alegría de vivir. Me confieso rendida admiradora del pueblo y la cultura de Italia. En el año 2000 escribí en un artículo: “Personas civilizadas. Quizás esta sea la mejor definición del pueblo italiano. La historia de Italia es un canto a la vida y a la esperanza de un mundo mejor, Italia es la perfecta simbiosis entre trabajo y disfrute. Una vez oí decir, no sé en dónde, que en muchas partes del mundo se vive para trabajar, pero que los italianos trabajan para vivir.»
La Embajada de Italia en Venezuela, de la mano con el Instituto Italiano de Cultura y en Alianza con la Alcaldía de Chacao han organizado una maravillosa celebración de estos primeros setenta años de la república. Y es que tienen todas las razones para celebrar. El jueves pasado tuvimos la oportunidad de ver en la Plaza de Los Palos Grandes la exposición de lo mejor del arte italiano del Renacimiento y Barroco, en unas gigantografías en alta definición de los artistas desde Giotto hasta Caravaggio. Esa misma tarde, se presentó el grupo Sbandieratori, lanzadores medievales de banderas de la ciudad de Sermoneta. Un espectáculo vistoso y original que encantó al público de todas las edades. Y para cerrar la noche, cine en la calle, Cinema Paradiso, la película más hermosa que he visto en mi vida, un largometraje de Giuseppe Tornatore que es como un himno a los valores de la italianidad.
Hoy, miles de descendientes de italianos han regresado a Italia a buscar en ella lo que sus antepasados vinieron a buscar en Venezuela: oportunidad de trabajar y surgir y un lugar para soñar, amar y ser felices.
A toda la colonia italiana en Venezuela, mi más calurosa felicitación y unas gracias muy efusivas, porque mucho de lo bueno de la Venezuela de hoy se lo debemos a ellos, que asumieron nuestra patria como la suya.
@cjaimesb