Noviembre en Roma
Noviembre ha sido un mes de muchas emociones encontradas para los Venezolanos: diálogo pendular en Caracas con los altibajos de una nueva dinámica apuntando a la búsqueda de un Gobierno de transición a través del voto; la prevención de un grave conflicto; el exigir el respeto a las decisiones de la Asamblea Nacional y la construcción de una alternativa a la crisis humanitaria, en la que constatamos con mucha esperanza y preocupación al mismo tiempo, la entrada en el proceso de diálogo de la diplomacia Vaticana. El anuncio de la libertad de presos políticos; y diversas otras medidas que serán afinadas antes y durante la reunión acordada el 6 de Diciembre, generan un compás de alegría, pero una angustia en caso de que no se liberen a los más destacados dirigentes. Es como si durante la época del Apartheid en África del Sur, se liberaran algunos estudiantes, pero no a Mandela. Es necesario que liberen a nuestros Mándelas, y les permitan asumir su papel protagónico como dirigentes reconocidos.
Pero mientras en Venezuela se debaten nuevas perspectivas, en Roma, la alegría de los venezolanos con la elevación a Cardenal de Monseñor Baltazar Porras para formar parte de la máxima dignidad Eclesiástica concentró a familiares, amigos y admiradores, quienes viajaron a la Ciudad Eterna para acompañar al nuevo Príncipe de la Iglesia en el acto del Consistorio Público realizado en la Basílica de San Pedro gracias a la decisión del Sumo Pontífice el Papa Francisco de integrar a nuestro nuevo Cardenal al Colegio Cardenalicio, institución en la que se orienta el papel de la arquitectura religiosa de la Iglesia a través de los electores directos del Papa. La alegría de quienes pudimos presenciar este gran evento, marcan una nueva etapa histórica para nuestro país. Ha sido muy estimulante ver al Papa Francisco imponerle la birreta cardenalicia y el anillo correspondiente a su investidura al aguerrido y lúcido Arzobispo de Mérida, quien recibió su púrpurado junto a otros 16 Cardenales de todo el mundo.
Tantas personalidades venezolanas en Roma, permitieron que paralelamente se multiplicaran agendas paralelas para elevar o explicar en Italia las exposiciones que permitieron caracterizar la tormentosa situación que vive nuestro país. Voceros venezolanos acudieron a intervenir en las universidades, presentar la situación ante los diplomáticos, explicar la realidad ante los senadores, diputados; proponer apoyos de sindicalistas, empresarios, prensa y organizaciones no gubernamentales, quienes pudieron conocer de primera mano las perspectivas y los anhelos de la gran mayoría de ciudadanos de nuestro país. Ello marco una actividad especial en Roma durante este mes de Noviembre, entre quienes por supuesto figuraba en lugar de honor el Secretario de Estado del Vaticano, su Eminencia el Cardenal Parolin, quien antes de conducir la diplomacia de la Iglesia fue el Nuncio en Caracas. Noviembre en Roma abre nuevas expectativas, y a pesar de la acertada desconfianza de la población de nuestro país con que el Gobierno acepte llegar a la necesaria transición, esperamos los resultados para el bien de lis venezolanos, especialmente los más pobres.