¡No señor! No son dos Venezuelas
Después de las marchas que se sucedieron por todo el territorio venezolano en apoyo a los dirigentes políticos de la oposición presos por el gobierno de Nicolás Maduro, el presidente dijo a voz en cuello que hay dos Venezuelas. Una minoritaria que busca desestabilizar y la que él representa que pretende la estabilidad.
¿Qué dice? ¿De qué habla? ¿Usted hace mercado? ¿Va a las farmacias? ¿Compra repuestos para su automóvil? Sin duda, no. No lo hace. Usted, señor Maduro está en su Palacio de Miraflores vociferando, haciendo creer que gobierna, amparando a la corrupción que campea a sus anchas. Usted se regodea en los presos políticos que tiene en las cárceles. Usted está aterrorizado de perder la mayoría en la Asamblea Nacional y por eso no convoca elecciones.
Usted, según sus propias palabras, es un dictador. Y, los dictadores no son demócratas ni garantes de la paz. Son los que asumen el poder para generar conflictos, para dividir –un poco más de lo que ya lo había hecho Chávez– a un pueblo que lo que busca es poder vivir, comer, trabajar y tener un mínimo de seguridad en las calles. Si eso tiene dos lecturas, dos formas de entenderlo, pues habrá dos pueblos: el suyo, que le merma bastante todos los días, y el de los de las camisetas blancas que marcharon ayer en 37 ciudades.
Las marchas, digna forma de ejercer el derecho de protesta y manifestación, tienen que ser leídas por usted de otra forma. Tiene, es su deber como mandatario, que escuchar a esa gente que reclama, que le dice cosas, que le apunta por dónde deben enfocarse sus acciones de gobierno.
Pero no. Usted no escucha. Usted oye a un pajarito que le dice cosas, usted oye la voz de Chávez que lo orienta a decidir. Usted ha quebrado al país, lo ha llevado a una hiperinflación, lo tiene desabastecido, con cartillas de racionamiento, preso en sus casas desde que atardece hasta que vuelve a amanecer en un toque de queda civil por el hampa desatada que respalda con su inacción.
Usted ha acabado con el empleo porque, al igual que su mentor, destruye empresas productivas con un afán de quitarle a los “ricos” sus propiedades para que sean del “pueblo” y así se reparta la “riqueza” que es de “todos los que me siguen”. Paparruchas señor presidente. Palabrería de politiquero de poca monta y mucha ruina.