No queremos un país así
En el que niños se acuestan sin comer y mueren por falta de medicamentos.
En el que las colas son la única realidad a lo ancho y largo del país.
En el que a algunos militares corruptos no les apena mostrar ostentosamente su riqueza mal habida.
En el que la gente se encierra en sus casas por miedo a transitar las calles.
En el que los políticos que gobiernan desprecian la voluntad popular.
En el que un Presidente puede utilizar los medios de comunicación a su antojo y sin límites de tiempo.
En el que los jueces no aplican el derecho sino la voluntad del partido en el poder.
En el que los poderes del Estado no están al servicio de la nación sino del jerarca de turno.
En el que la economía del país no está en función de la realidad sino de una ideología.
En el que la democracia no es el ejercicio plebiscitario de elecciones.
Queremos un país en el que la felicidad de todos sea el objetivo y en el que el progreso sea el fruto del trabajo honesto de sus hombres y mujeres y en el que la educación y los valores sean el norte para ser una auténtica nación próspera y democrática.
Este no es un sueño de iluso optimismo, sino la verdad necesaria para superar esta mala experiencia de deconstrucción nacional.