Ni política, ni marco analítico
Desde el 6 de diciembre del 2015 la ansiedad por un cambio político pacifico, constitucional, democrático y electoral en el país se multiplicó en los venezolanos, al tiempo que animo la lucha por la libertad por cuanto el apoyo electoral al régimen, evidenció un importante debilitamiento al tiempo que se incrementaba la demanda de la población por un cambio de valor estratégico en lo político y en lo económico, cambio que pasa por un proyecto político de largo plazo. Pero lamentablemente luego de las elecciones del 6D continuamos presenciando pequeños proyectos de poder atomizados de corto plazo, es decir, Gobernaciones, Alcaldías, otros, mientras que el proyecto político y económico de largo plazo continúa esperando, es decir, no hay respuestas.
Me cuento entre quienes hemos venido insistiendo hasta la necedad que a la oposición le hace falta una política más allá de lo electoral, es decir, carecemos de un proyecto de largo plazo para enfrentar los retos no sólo del desastre del chavismo, sino también los conflictos políticos, institucionales y económicos que se han acumulado desde la década de los ochenta, los cuales hemos venido difiriendo a través del tiempo.
No basta ganar elecciones si no sabemos qué hacer con el país, sino no somos capaces de articular un proceso de recuperación rápida y sostenible que haga crecer en la gente la percepción que vamos en camino de detener el declive acelerado del país en estos 17 años de tragedia chavista.
En todos estos 17 años hemos ganado Gobernaciones, Alcaldías, Consejos Legislativos y el 6D del 2015 ganamos la Asamblea Nacional. Sin embargo, si hacemos un balance del papel que han jugado nuestros Gobernadores, nuestros Alcaldes y nuestros diputados regionales, tenemos que concluir dolorosamente que el mismo es deficitario en logros políticos y hasta administrativos, pues hasta ahora hemos sido incapaces de trascender la pura administración burocrática, al tiempo que no se observa voluntad política para desactivar el clientelismo y el populista, es decir, no nos hemos diferenciado de los Gobernadores y Alcaldes del régimen, lo cual ha contribuido a la desmoralización de la población, pues no hemos sido capaces de elaborar respuestas políticas a la compleja distorsión que ha hecho el régimen de la administración pública, por el contrario, nos hemos encargado de aplicar la misma política de ejecución irracional de un modelo administrativo adocenado que no ayuda a establecer parámetros de eficiencia al sistema político-administrativo del país.
El Jueves 7 de abril del año en curso conversaba por teléfono con un amigo de la dirección política de uno de los partidos de la oposición que en el Zulia que ha ganado la Gobernación en tres oportunidades y la Alcaldía en cuatro, una vez llevando a Gian Carlo Di Martino como candidato el que después de ser electo se decantó del partido del amigo que lo hizo Alcalde, y fundó un partido regional (Por Maracaibo) que duró poco tiempo en el escenario político-electoral del Estado. Refiero esto para efectos del análisis, pues en la conversación con este amigo le señalaba que la oposición había adolecido en todo este tiempo de una política y se había dedicado exclusivamente a lo puramente electoral. El amigo en cuestión me preguntaba entonces que proponía para el ahora, pues la crítica sobre el pasado, era simplemente eso, pasado.
Eduardo Galeano solía decir: “¿La historia se repite? ¿O se repite sólo como penitencia de quienes son incapaces de escucharla? En virtud de esta cita del escritor Uruguayo me permito recordarle al amigo los siguientes acontecimientos:
El 15 de Agosto 2004 concurrimos al Referendo Presidencial siendo Presidente del CNE el Dr. Francisco Antonio Carrasquero López y el jefe de la campaña electoral del régimen el psiquiatra Jorge Jesús Rodríguez Gómez.
En la madrugada del día 16 de Agosto de 2004 cerca de las 4 am cuando ya la mayoría de población dormía convencida de haber revocado el mandato de Hugo Rafael Chávez Fría, Francisco Carrasquero anunció que de acuerdo a los resultados preliminares y después de haber escrutado el 94% de los votos el resultado favorecía al NO con 4.991.483 votos que representaban el 58%, mientras que el SI había obtenido 3.576.517 que representaba el 42%
Antes estos resultados la oposición gritó fraude, más sin embargo, el 31 de Octubre de ese mismo año (2004) los mismos que gritaron fraude, concurrieron a las elecciones de Gobernadores y Alcaldes con el mismo CNE que dirigió las elecciones del Referendo Revocatorio del 15 de Agosto de este mismo año, es decir, dos meses después.
El resultado por supuesto no podía ser otro que el que ocurrió, el Gobierno ganó 20 Gobernaciones de 23 y 270 Alcaldías de 332. Esta ha sido la conducta recurrente de la oposición, es decir, ha sido una conducta de 12 años donde no ha estado presente para nada una política de reconstrucción del país a largo plazo, donde lo electoral no se ha asuma como un dogma, sino como una coyuntura para llevar adelante una política previamente definida.
En mi columna de la semana pasada plantea al respecto lo siguiente: “Los partidos de la oposición agrupados en la MUD después de las elecciones presidenciales del 2006 han activado una estrategia electoral que la definen como la salida “pacífica, democrática, constitucional y electoral” y para ello han venido dirigiendo y alentando durante 10 años (una década) a los venezolanos, hacia una política eminentemente electoral sin profundizar mucho en el análisis de una política alternativa, de allí que a la hora de explicar las acciones que vendrían después, todo es penumbra y la respuesta es; de que primero hay que salir del Gobierno y luego discutir la política. Sobre esto último, habría que precisar que las ideas sobre una política distinta a la chavista tendrían que producirse mucho antes, pues de lo contrario se estaría provocando una cierta incertidumbre en importantes sectores del país”
Por lo cual ante emplazamiento del amigo le respondí que el grave problema de las direcciones políticas, era que desde la década de los ochenta se habían convertido en simples direcciones de operadores electorales, donde la discusión de los problemas del país no se trataba y quienes nos atrevíamos a señalarlo nos calificaban de teóricos y/o habladores de paja.
¿Cuál es el proyecto político de largo plazo? no el simple proyecto electoral de corto plazo. ¿Cuál es el proyecto político capaz de hacerles frente a las viejas fuerzas que se han reorganizado para mantener todo como siempre ha sido hasta ahora? ¿Dónde están las investigaciones de los problemas del país?
Este amigo es testigo de la serie de documentos que me permití presentar a la dirección política del partido del que el formaba parte junto conmigo ante de marcharse al partido del que hoy forma parte. Documentos que nunca fueron tratados, pues había y continua habiendo mucha pereza intelectual en las direcciones políticas de los partidos. He de allí la medianía de los dirigentes políticos que tenemos.
Keynes ofreció una teoría de la depresión económica que consistía, como es sabido, en que los mecanismos de mercado no son confiables al efecto de rebotar en forma espontánea de una depresión, y que preconizaba el gasto público, de ser preferible con un déficit del balance del gobierno, a fin de estimular la demanda global. Lo más importante, desde el punto de vista científico, es que presentó un marco analítico que podía ser utilizado para calcular los efectos del gasto público y de los impuestos por un monto determinado sobre la actividad económica, permitiendo así estimar el tamaño de la intervención requerida. Sin embargo hay quienes cuestionaron algunas ideas de Keynes.
De esto se trata de discutir ideas y presentar un marco analítico que pueda ser utilizado para llevar adelante una política. Pero el problema es que no hay política ni marco analítico. Pues todo se reduce a lo puramente electoral.
Miguel Molero