¿Nadie máaassss? ¡Gana la casa!
En Venezuela estuvieron prohibidos los casinos hasta los años 90 del siglo XX. Los juegos de azar considerados como delito eran penalizados con rigor por la ley que regía la materia, en previsión de otros asociados como la prostitución, el tráfico de drogas y los asesinatos; pero siempre hubo quienes se ingeniaron para acondicionar locales donde establecer ludotecas clandestinas, mejor conocidas como garitos, con la finalidad de satisfacer la necesidad de los ludópatas o de quienes creen obtener ganancias en una sola parada, imposibles de lograr mediante el trabajo tesonero y el ahorro.
Ante el impresionante número de personas atrapadas en la ludopatía y vibran con las emociones fuertes, resultaron vanos los esfuerzos de las autoridades policiales y la rigurosidad de jueces en la aplicación de la ley. Muy a pesar de la dureza de las penas susceptibles de ser impuestas y que de hecho fueron aplicadas a los contraventores, no fue posible la eliminación de los garitos con su “chacero”; personaje antecesor del civilizado crupier, encargado de lanzar la bolita destinada a caer en el número que no perjudicara el negocio. Así, antes de hacer girar la ruleta y lanzar la bolita, el “chasero” gritaba: ¿Nadie máaasss? Y justo al detenerse la bolita en uelnúmero al que no apostó ningún jugador, el “chasero” gritaba: ¡Gana la casa!
La política no es una ruleta y los políticos no actúan como ludópatas a pesar de las permanentes vueltas y revueltas de los electores que, al contrario de la bolita lanzada por el “chasero”, se detiene en el color de la parcialidad preferida por los electores y el ganador es proclamado por la autoridad electoral, sin que se requiera la presencia de representantes de organismos internacionales para que certifiquen que el “juego” fue limpio a lo largo del proceso y los resultados finales reflejan la voluntad ciudadana. Pero tal ocurre sólo en países en los cuales gobernantes son cultores de la democracia. Por lo contrario las tiranías son el “garito” redivivo, donde el autócrata decide en que número debe caer la bolita, para lo cual tiene entre sus obsecuentes quienes ejercen como “chaseros”, para que truquen la ruleta y al final de la jornada griten: ¡GANA LA CAUSA!
En la Venezuela aherrojada por el socialcomunismo del siglo XXI, tenemos experiencia veinteañera de la conducta delincuencial de la tiranía, especialmente cuando se trata de los resultados de las votaciones en las que han sido derrotadas. No se trata de que unos cuantos o muchos de sus funcionarios contabilicen erróneamente o de exprofeso (sin querer queriendo) los votos emitidos por los electores; se trata de verdaderos asaltos a mano armada, porquehan trucado las máquinas electrónicas de votación para que el voto efectivo del opositor se refleje en el comprobante expedido por la máquina, pero que en el centro de computación nacional el voto se registra a favor de él o de los candidatos del gobierno,
En Nicaragua los manejos antidemocráticos socialcomunista comenzaron desde que los Ortega asaltaron el poder y marginaron a Edén Pastora, alias Comandante CERO quien, en plena guerra contra tiranía somocista, había tomado por asalto el Palacio Nacional. Sin duda, tenía méritos para formar en la primera línea del gobierno. Pero a Fidel Castro y a los Ortega les resultó muy peligroso poner la defensa de la revolución en manos de un Comandante de gran prestigio, ganado a plomo limpio, tanto entre los combatientes como en la ciudadanía y proyectado al mundo por su corajuda acción. Fue relegado a una posición más que secundaria. Y en materia electoral la dupla tiránica Ortega-Morillo hace gala del más que aberrante nepotismo. Los aterroriza ser desalojados del poder y sus mieles, para ser encarcelados por los asesinatos de opositores y escandalosa corrupción.
Por todo lo anterior, más lo que de seguro quedó en el tintero, es que hacen presos en sus casas, pero son presos, a cuanto ciudadano de bien, formado para gobernar en democracia, se le ocurre proponer su nombre para la Presidencia de la República, en las elecciones pautadas para Noviembre de este 2021. Y de seguro que Daniel el tirano y algo más gritará:
¡Nadie máaaaassssssssss! Gana el socialcominismo del siglo 21 ¡Viva Daniel!