Mortajas bolivarianas
Los súbditos bolivarianos hemos perdido la capacidad de asombro; lenta y progresivamente nos vamos acostumbrando a la manida frase ¡no hay! , sea lo que sea: pan, azúcar, pañales papel higiénico o para imprimir libros y periódicos, pañales para niños y adultos, azúcar, leche en polvo, aceite, harina precocida de maíz, repuestos automotores, pasajes por avión, medicinas, camas en los hospitales, y hasta justicia y libertad … solo hay Patria.
Nos enteramos sin más que no hay ataúdes, léase féretros, urnas, sarcófagos, cajones, para enterrar a los miles de muertos de la Patria que sucumben en las calles y avenidas del Proceso. Los dólares del pueblo no son para los muertos, sino para los vivos del Socialismo del Siglo XXI, que prontamente los envían para sendas cuentas en los países imperialistas o los desvían para que vivan mejor nuestros hermanos del ALBA y PETROCARIBE.
Para responder pronta y revolucionariamente a esta demanda creciente de ataúdes patrocinada por la derecha y el Imperio, dentro de la Guerra Económica que se libra contra el legitimo gobierno del Designado – del Válido del Comandante Eterno – ya el Ministerio Popular para la Muerte Socialista y Bolivariana ha girado sendas instrucciones, vía decreto habilitado, para que las comunas y empresas textiles expropiadas comiencen de inmediato a producir las mortajas bolivarianas.
Las mortajas de la V República se unirán pues a los pañales socialistas, a las empanadas y arepas revolucionarias, a las toallas sanitarias reutilizables y comunales, a los gallineros verticales, al nuevo túnel bajo el Lago de Maracaibo, a los cultivos hidropónicos, a los balnearios populares para disfrutar de las cristalinas aguas del Río Guaire. Serán totalmente endógenas fabricadas con sisal por las comunas de Occidente y, por supuesto, rojo – rojitas teñidas con tintes naturales producidos por nuestros hermanos amerindios del Amazonas. ¡Ni un dólar del Pueblo para las mortajas bolivarianas!
Para los inscritos en el PESÜ y miembros de los colectivos las mortajas bolivarianas serán gratuitas; los familiares podrán obtenerlas en los abastos de la Revolución previa presentación de la partida de defunción firmada por el Ministro de la Muerte Bolivariana. Los escuálidos podrán adquirirlas a un módico precio en los tarantines de la boyante Economía Informal de la Revolución del Siglo XXI.
Desdichadamente como sentencia Carlos Fuentes para dolor ajeno:
¡Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos!