¡Miedo! ¡Miedo! ¡Miedo!
Ante el calado efectivo y certero de algunos opositores con expectativas de ganar las presidenciales a efectuarse en 12/2024 venidero, como Capriles Rsdonski y María Corina Machado, quienes le están moviendo el piso al estatu quo retrógrado instaurado desde 1998, el oficialismo en la persona de su señor presidente, líder en jefe, quien dentro de su nerviosismo porque sabe de su caída, hasta en arameo quiere hablar, apela por unas sandeces ridículas, tales como: “victoria opositora destruirá el Poder Popular porque los precandidatos promueven “farsas” en sus campañas electorales, recurriendo a la demagogia y politiquería”, cuando la filosofía de esa herejía moderna que llaman socialismo/comunismo, actúa aubterráneamente, para lograr sus fines, tal y como lo practicaban desde la década 1960 mediante sus acciones terroristas urbanas y rurales, con saldos lamentables de víctimas inocentes e indefensas. Miedo erizante debería sentir cada venezolano desde su condición socioeconómica, pensar por breves segundos ¿adónde llegaríamos a manos suyas por otro período presidencial? En verdad, que sería algo catastrófico y desconcertante en la evolución histórico-institucional de la nación venezolana en su totalidad. Pues, la involución de nuestra sociedad sería absoluta e irreductible; sobre todo, por la imposición de culturas árabe-islámicas que nos programaría Al Mayadeen por toda la red radiodifusora y sin derecho a apelación, aparte de más enajenación de nuestros bienes.
La caterva de líderes oficialistas debería autorreflexionar sobre su renombre en el medio político venezolano actual que ya han expirado en su validez puesto que sus desatinos y desvaríos originaron otras necesidades y/o males de los que el pueblo desea resarcirse bajo otro contexto sociopolítico; no hay otra forma de explicarse y sería inicuo de parte suya, mantener bajo engaños a la población venezolana, muy clara, hoy por hoy, en sus aspiraciones e inquietudes que la seudorrevolución no pudo canalizar ya que su vida útil expiró en medio de retóricas, divagaciones, extravagancias, lisonjas y victimización, tipo castrocubana.
Las farsas generan bombas de tiempo sin previsiones para lo que el oficialismo soñador no ha estimado afortunadamente, consecuencias.