Mi experiencia en educación
Mi interés en la educación, empezó en una escuela que aplicaba el sistema de María Montessori. Pero se hizo más sólido a partir de mi amistad con Luis Alberto Machado, quien me explicó lo que entendía por revolución de la inteligencia. Mi amistad con Luis Alberto duró hasta su muerte en su casa de Alta Florida. Estuvimos sumamente de acuerdo en que el progreso de un país depende de la educación que en él se imparta en los sistemas educativos a todos los niveles, pero también en los hogares. Fui muy amigo del doctor Juan Pablo Pérez Alfonzo y con él dialogué mucho sobre el tema de la educación. El doctor Pérez Alfonzo estimaba que la educación no podía limitarse a las escuelas y los sistemas educativos, sino que debía ser algo permanente. Tan es así que creamos una fundación llamada Fundación López Alfonzo Castillo Terán, de la cual me hizo presidente. El patrimonio de la Fundación estaba constituido por una gran faja de terreno en la que se construirían edificios de sistemas educativos. Desgraciadamente, al morir el doctor Pérez Alfonzo, sus herederos vendieron el terreno para construir edificios comerciales en el mismo.
A pesar de ser abogado y, como tal, haber sido profesor de derechos humanos y de derecho penal, tanto en el pregrado como en el postgrado de la facultad de ciencias jurídicas y políticas de la UCV, en mis clases busqué algo más que enseñar materia y ello era “educar”. Creo haber logrado algo en ese sentido al crear, con un grupo de colegas, un Congreso Internacional sobre Educación en materia de drogas, en el cual participaron reconocidos expertos mundiales.Cuando yo dictaba conferencias sobre drogas en instituciones educativas como el Colegio Santiago de León de Caracas, la Escuela de Formación de Oficiales de la Armada y de la Policía Metropolitana, quienes fueron muy buenos alumnos: entendieron que yo los estaba educando y quedaron ellos mismos, dispuestos a educar.