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Memo a Petkoff

Apreciado Teodoro:

Después de felicitarte por tu reciente premio de periodismo, muy justificado, paso a comentar tus últimas declaraciones, en las cuales reiteras tu opinión que el régimen que acogota a Venezuela no es una dictadura. Dices que lo de Pérez Jiménez era una dictadura, pero lo que tenemos hoy no lo es. Y añades que «ahora si las instituciones democráticas han resistido al gobierno», lo cual podría mal interpretarse como si no hubiera habido resistencia contra de P.J.

Sé que ello no fue tu intención, ya que tú mismo participaste en esa resistencia como estudiante. Yo ya era empleado petrolero y estuve en la cárcel por breves días y luego participé en el asalto a la cárcel de Maracaibo, para liberar a los presos políticos. Eran otros tiempos. Comparada con aquella resistencia a Pérez Jiménez, lo que ha existido bajo la dictadura de Chávez y Maduro ha sido, con pocas excepciones como la de Leopoldo López,  mucha lasitud ciudadana y hasta una abierta complicidad de las llamadas élites en el saqueo del erario público.     
 
Dices que «la democracia está viva en Venezuela». Y tratas de probarlo  diciéndole al entrevistador que si no hubiera democracia en Venezuela la entrevista que te estaban haciendo no hubiera podido llevarse a cabo. Con poco te conformas, Teodoro.  Aunque aceptas que también hay muertos y prisioneros en la Venezuela de hoy, agregas que hoy, al menos, «se puede hablar». Pero en una democracia verdadera, Teodoro,  no solo se puede hablar sino que el gobierno está obligado a responder. Y esto no sucede en este régimen. A la pandilla que acogota a los venezolanos no le importa lo que tú digas o lo que yo diga, no nos toman en cuenta. Y esta es otra de las características de la dictadura. Tratar de debatir con ellas es como orinar sobre algodón, no salpica.  
 Defines al régimen como «autoritario» pero no dictatorial. Agregas que aunque las libertades democráticas «se respeten a medias en Venezuela», no puede hablarse de dictadura.
 
Según tu manera de ver, un país en el cual no hay separación de poderes, donde el presidente legisla por decreto, donde la oposición no es tratada con respeto, donde hay presos políticos, donde el robo y el crimen del gobierno es tolerado y hasta protegido por la Fuerza Armada, donde el insulto forma parte de la retórica oficial, donde se expropia y se confisca sin trabas la propiedad privada, donde la prensa es reprimida y se violan los derechos humanos sistemáticamente, donde la justicia nunca se pronuncia en contra del régimen, no puede catalogarse como víctima de una dictadura. Y mencionas a  Pérez Jiménez y de Pinochet como dictadores de verdad, pero no al más sanguinario y duradero de todos, Fidel Castro en Cuba.
 
Creo que  esta omisión revela cierta resistencia ideológica a aceptar que puedan existir dictaduras de izquierda, solo mencionas dictaduras de derecha. Si ello fuese cierto representaría una involución con respecto a  tus años de abierta rebeldía en contra de la dictadura soviética, de la cual te separaste con coraje y lucidez. Hoy, ante este régimen de payasos, te muestras más tolerante, quizás para no dar la impresión de estar pasado al «otro» bando, el del «imperialismo estadounidense». Tu posición crítica frente a los Estados Unidos matiza y suaviza tu postura ante el régimen chavista.
 
Cuando te preguntan: «Y si no estamos en dictadura, ¿estamos en camino hacia la dictadura?», respondes: «No creo. Los venezolanos no lo permitirán. La gente antes de que eso pase se podrá pronunciar en las urnas, y una oportunidad son las elecciones parlamentarias de este año…. Creo que Maduro puede terminar su periodo (en 2019) y el chavismo puede ser derrotado». No solo no defines este régimen como dictadura sino que dices que los venezolanos «no la permitirán», cuando todo lo que uno ve y le y oye nos dice que ya la han permitido. El cúmulo de transgresiones, violaciones, abusos, atropellos, indignidades que este régimen ha infringido a los venezolanos no puede ser favorecido con el término de «autoritario», como si estuviéramos hablando de un padre cariñoso pero severo. Este es un régimen atroz, inepto, corrupto y traidor para quien lo quiera ver. Es evidente que en tu visión política, la cual respeto pero no comparto, la protesta ciudadana solo puede expresarse a través del voto, aun cuando el proceso electoral esté contaminado por las más arbitrarias ventajas para el régimen y aun cuando ya sepamos que, aun perdiendo por razones fraudulentas, la oposición que  favoreces siempre parece dispuesta a irse en silencio a su casa. Nos dices que esperemos hasta el 2019, cuando Maduro «pudiera» ser derrotado, como si la situación de crisis venezolana no existiera y estuviéramos en USA, Suiza o Suecia. La protesta ciudadana abierta, vigorosa, masiva, que pudiera acelerar el fin de este trágico régimen no tiene cabida en tu visión.    
 
Al llegar al final de la entrevista te preguntan: «¿Cuál es la diferencia entre Chávez y Maduro?». Y respondes: «Del cielo a la tierra. Chávez, por mucho que tuviera una visión militarista de la política, tenía un sentido democrático en su relación con el país. Esto les puede resultar chocante a muchos antichavistas. Pero yo siento que Chávez se movía bien en el país que dirigía. No rehuía al debate. No se escudaba en su poder presidencial para hacerle frente a las consecuencias de sus actos. Pero Maduro tiene otra personalidad: tiene entrenamiento político, pero sin talante. Ni talento. Si Chávez se sentía en la necesidad de hacer una política impopular, la hacía. Maduro no tiene ese espíritu».
 
Al pensar en la arruinada y humillada Venezuela que nos dejó el difunto tus expresiones tan positivas sobre Chávez me resultan imposibles de aceptar. Chávez no tenía un sentido democrático sino militarista en su relación con el país. Insultaba en público hasta a sus mismos colaboradores. Para entender su tendencia totalitaria basta leer su carta a la Corte Suprema de Justicia, aquella ridícula carta de 1999 donde se atribuía una exclusiva competencia sobre los asuntos del Estado. Su acercamiento a los pobres era, al menos, parcialmente insincero, demagógico, y siempre lo combinó con el atropello y el insulto  hacia la clase media, la cual es también parte integral de la Nación. Hoy en día, la pobreza está al mismo nivel de 1998, si no es ya mayor.
 
Dices que Chávez no rehuía el debate. Claro que lo rehuía, Teodoro. Nunca debatió con nadie, repitiendo con grosera arrogancia aquello de «Águila no caza moscas». Para él, quien era de escasa educación y de maneras toscas, nadie tenía «credenciales» suficientes para debatir, «ninguneaba» a todos los adversarios, casi todos poseedores de mayores credenciales intelectuales.  
 
Teodoro: para decir que Maduro es un coprolito piti-castrista no es ni deseable ni  necesario decir que Chávez era una maravilla, como del Cielo a la Tierra. Ambos han sido mediocres y nefastos. Minimizar la gravedad del desastre económico, político y social que este par de payasos han llevado a cabo es inaceptable, sobre todo cuando ello viene de alguien tan influyente en la opinión pública nacional, como tú.
Nada de lo que digo menoscaba mi aprecio por el extraordinario papel que has jugado desde TAL CUAL en pro de la democracia venezolana. Esa gran labor contrasta inexplicablemente con tu generosa opinión del régimen que nos acogota.  
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Un comentario

  1. Comparto en su totalidad las apreciaciones de Coronel en este artículo. Teodoro pareciera estar exagerando en sus consideraciones sobre el régimen, a partir de un concepto de manual sobre las dictaduras, interpretado de forma muy estricta, simplemente «autoritaria» mientras disimule su condición de sucursal de la dictadura castrista y pueda maquillar las restricciones a todas las libertades. Chávez y Maduro han actuado en su carácter de AGENTES del castrismo, y está demostrado que siempre han sido piezas del mecanismo neoestalinista que en los años 60 trató de tomar el poder en Venezuela por la vía violenta, con las guerrillas financiadas e inspiradas desde la Cuba fidelista, Fidel trajo armas (en su visita por la Toma de Posesión de CAP en el 89), que fueron usadas para sembrar violencia y caos durante el Caracazo, los golpes militares del 92 fueron parte del Plan B de Fidel, quien infiltró a sus agentes en las FFAA para que procedieran a usar las armas que la República les confió para la defensa de nuestra Soberanía, no para asestar GOLPES MILITARES para apoderarse de Venezuela. Chávez fracasó militarmente en el 92, pero le sirvió para promoverse, sobre todo entre el LUMPEN que en nuestro país es cuantitativamente importante, y a ese sector marginal ha dedicado el régimen castrochavista sus mayores esfuerzos, sus discursos y sus repartos de cargos, dádivas y promesas.
    También depende del entrevistador que el entrevistado deje lagunas y contradicciones en sus respuestas, ha debido insistir ante Teodoro en los temas relacionados con CUBA, la injerencia de la Nomenklatura raulista, y la particular situación que ha caracterizado a Cuba desde 1959, y la que le caracteriza en esta actualidad de conversaciones con EEUU para buscar otra manera de sobrevivir sin dejar de ser el PARÁSITO que siempre ha sido.

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