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Me Gusta la Experiencia Humana de la “Buseta”

Estaba hablando con mi amiga, Evelyne Laurent-Perrault.  Nos conocimos cuando estudiábamos bachillerato y estábamos en la misma clase.  Aunque ella vive fuera del país y no nos veíamos desde bachillerato, nos reencontramos hace algún tiempo y hemos mantenido la amistad.  Ella está ahora en Caracas, haciendo una investigación sobre los comentarios y percepciones que se tuvieron de Haití durante las primeras décadas del Republicanismo, incluso comenzando en el período de la Independencia.  Parte de la base de que, sin Haití, no hubiera existido Venezuela ni la Gran Colombia, ni los otros países bolivarianos.  Ella, siendo descendiente de haitianos, se sorprende al ver el poco afecto existente hacia los haitianos.  Está haciendo una investigación en el Archivo General de la Nación y en la Academia Nacional de Historia, y tendrá que visitar también la Meroteca Nacional y la Biblioteca Nacional.

Estábamos cuadrando para vernos para almorzar y ella me mandó un mensaje de whatsapp grabado al respecto, donde me comentaba que no tenía carro y que se trasladaba generalmente usando “busetas”, palabra que inmediatamente traduje en mi mente a “carrito por puesto”.  Las palabras que me cautivaron fueron las siguientes:  “Generalmente ando en “busetas” porque me gusta la experiencia humana de la “buseta”.  Sonará medio masoquista pero cada “buseta” me acerca a una nueva historia que me parece muy valiosa”.  Esas palabras me hicieron vibrar, resonando en mi mente.  Aunque yo generalmente me trasladaba en carro, sabía exactamente a qué se refería Evelyne.  Yo también lo había sentido.  Lo sentía cada vez que tenía la oportunidad de interactuar con gente desconocida en diferentes momentos del día en su cotidianidad que siempre brindaba un intercambio interesante y humano. Recordaba cuando me trasladaba a la Universidad Central de Venezuela en camioneta, hace ya más de 4 décadas.  Tomaba dos “carritos”.  Uno que me llevaba de la Alta Florida a la Andrés Bello y otro que me llevaba de la Andrés Bello a la UCV por la entrada de Las Tres Gracias.  ¿Cuántas experiencias viví y cuánta gente se cruzó por mi camino y me dejó un aprendizaje?.

Sólo viviendo vivimos.  No tenemos que montarnos en un “carrito” ni en un autobús para vivir pero sí debemos permitirnos tener experiencias que tal vez para nosotros no sean cotidianas pero que nos dan la oportunidad de compartir en ese caminar diario del recorrido de la vida con muchos que también andan en ese mismo recorrido y en la misma dirección.  Unos a pie, otros en bicicleta, otros en moto, otros en “carrito”, otros en carro…Todos viviendo y todos compartiendo. 

¡Prendamos una vela y pasemos la luz!

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