Más maña que fuerza
Al alcalde del municipio El Hatillo, David Smolansky, le fueron a visitar los del Sebin (el brazo de Inteligencia de la policía chavista). Una visita que sabemos dónde termina, en la cárcel junto a los demás presos políticos. ¿Por qué le fueron a visitar y dejar una orden de arresto?
Bueno, por decir la verdad, por pertenecer a la generación de estudiantes que en 2007 le plantó cara a Chávez por el cierre de RTCV y el asesinato de los hermanos Faddoul. Por haberle propinado una derrota en las urnas en agosto de ese año, un referéndum que pretendía modificar la constitución de 1999. Por eso lo persiguen, por demócrata.
Lo persiguen porque en su municipio, a pesar de todas las marramuncias presupuestarias del chavismo, de todas las limitaciones que se le hacen a los municipios opositores, Smolansky lleva con orgullo y sin alharacas su labor de gestor público.
Lo persiguen porque con acciones creativas ha bajado la criminalidad en la zona, que es un azote en toda Caracas desde hace muchos años y, por si fuera poco, tiene el respaldo de los hatillanos.
David Smolansky demuestra que tiene más maña que fuerza. Sabe que si le quieren investigar el órgano competente es la Fiscalía General de la República, no la policía. Sabe que si acude al llamado de entrega que el Sebin le hiciera, terminará como tantos otros, tras las rejas de la injusticia del régimen de Nicolás Maduro. Con jueces vendidos a la causa de la revolución bolivariana y poco más.
También le persiguen por pertenecer al partido político Voluntad Popular (el mismo de Leopoldo López) que es parte de la Mesa de la Unidad Democrática, que como se sabe también, es opositor al régimen, busca el referéndum revocatorio y lo que es más, devolver el sistema de libertades a los venezolanos.
Lo persiguen porque está cerca de su pueblo, por estar en las escuelas, en los centros de salud, por hablar con la gente y ofrecer -dentro de sus posibilidades- soluciones ciudadanas.
Ese es su prontuario. El que quisiéramos saber tienen los políticos chavistas.
David Smolansky es víctima de la indefensión política, del acoso de los órganos de seguridad del Estado a cualquier ciudadano que ose señalar que algo va mal, que hay perfectibilidades en el gobierno de Nicolás Maduro. Por lo pronto, ha ganado la maña frente a la fuerza.